El Gobierno federal alemán ha decidido aplicar un impuesto al gas ante los recortes en el suministro de parte de Rusia en el marco de la guerra en Ucrania. Este aumento tiene el objetivo de rescatar a las empresas energéticas, garantizando sus ganancias, y transfiriendo hasta el 90 por ciento del aumento de sus costos de compra a los consumidores y las viviendas.
Sábado 30 de julio de 2022 13:07

El Gobierno federal alemán anunció que el precio de la energía volverá a subir a partir del 1 de octubre. Así, en el caso del gas, el aumento sería de entre 1,5 y 5 centavos de euro por kilovatio/hora como resultado de un impuesto recientemente promulgado. Para un hogar de cuatro personas con un consumo anual de 20.000 kilovatios/hora, esto podría suponer un costo adicional de hasta 1.000 euros.
El ministro de Economía y Clima, Robert Habeck, busca utilizar este recargo en el gas para apoyar a las empresas energéticas en dificultades, en el marco de los recortes en el suministro de parte de Rusia por la guerra en Ucrania y las sanciones aplicadas por la OTAN.
El trasfondo es en realidad el rescate de la empresa energética Uniper, que tiene que comprar gas a precios muy superiores en el mercado mundial por la reducción de las entregas desde Rusia para poder cumplir con sus contratos de suministro. La empresa amenazó con la bancarrota debido a pérdidas de miles de millones. Con esta medida el Gobierno federal le está ahorrando a Uniper 15 mil millones de euros en forma de pagos directos y compras de acciones. Estos costos además repercutirán directamente en los consumidores con el recargo en el gas.
Los precios del gas ya han aumentado drásticamente en los últimos meses. Un kilovatio hora cuesta una media de 6,8 céntimos en 2021, mientras que ya supera los 16 céntimos. El portal de comparación Verivox calculó costos de 3.199 euros para un hogar con un consumo de 20.000 kilovatios hora este año, frente a los 1.236 euros del año anterior. Esto no incluye el nuevo impuesto que se aplicará sobre el gas que se acaba de aplicar y que implicará un aumento de varios cientos de euros.
Mientras Uniper se vió afectada por la crisis de suministro, otras empresas de energía han podido beneficiarse de esta. RWE obtuvo una ganancia de 5 a 5.5 mil millones de euros en la primera mitad de 2022. Hasta el momento, el grupo había asumido un beneficio de 3,6 a 4 mil millones. RWE atribuye esto a "mejores ganancias en el negocio del gas". Las petroleras también registran beneficios récord: Shell registró un beneficio de 17.700 millones de euros en el último trimestre, Total triplicó su beneficio en el segundo trimestre de 2022 hasta los 9.800 millones en comparación con el mismo período del año pasado.
Con este impuesto a la energía, el gobierno federal transfiere el 90 por ciento de los costos de la escasez de combustible a los consumidores, pero las ganancias continúan yendo a las corporaciones. La coalición del semáforo (por los colores de los partidos de la coalición de Gobierno, el PSD, el Partido Democrático Libre y Alianza 90/Los Verdes) ha anunciado más paquetes de ayuda para los cunsumidores, pero no está claro en qué medida cubren realmente los costos crecientes.
Entre otras cosas, está prevista una reforma del subsidio de vivienda, subsidios para los gastos de calefacción y la sustitución de Hartz IV (subsidio por desempleo) por un subsidio ciudadano. Según un estudio de la consultora Civey, ante una inflación que ya llega al 8 %, el 75 % de los encuestados cuestionó que el último paquete de ayuda, que incluía descuentos en combustible, transporte y tarifa plana del costo de la energía de 300 euros, no era suficiente.
En lugar afectar las ganancias extraordinarias de empresas como RWE, que amasó fortunas en medio de la crisis, el Ministerio de Finanzas de Christian Lindner está planeando recortes de impuestos que, según cálculos de la Cámara de Trabajo, beneficiarían principalmente a los que más ganan. Mientras que las personas con un ingreso anual de 20.000 euros podrían esperar solo 100 euros de alivio, las personas con 600.000 euros brutos tendrían un descuento de hasta 1.700 euros en el pago de impuestos. Lindner, además, rechaza un impuesto sobre los beneficios de las empresas energéticas.
Las sanciones contra Rusia aplicadas por el Gobierno alemán le volvieron en forma de boomerang como una profunda crisis energética. Si Rusia detuviera por completo las exportaciones de gas, los precios volverían a subir drásticamente, millones de personas tendrían que pasar el invierno en casas sin calefacción y la industria también tendría dificultades para seguir produciendo.
En conversación con La Izquierda Diario, Marius Rautenberg, editor del sitio Klasse gegen Klasse (Clase contra Clase), parte de nuestra Red Internacional, señala que "Es necesario poner fin a las sanciones para que la crisis energética no se agrave. La guerra no es culpa de los trabajadores, pobres y jubilados, pero el gobierno quiere hacerles pagar sus ambiciones geopolíticas. Los precios no deben trasladarse a los consumidores con un impuesto sobre el gas, mientras que, al mismo tiempo, las empresas energéticas obtienen beneficios millonarios. Las grandes empresas energéticas europeas, Shell, Total, RWE, E.ON, Uniper, ENEL de Italia, EDF de Francia, por nombrar sólo las más importantes, deben ser nacionalizadas sin compensación y sujetas a un control subordinado de sus trabajadores y usuarios para que no especulen y se enriquezcan con la guerra. Sus balances y todos los movimientos que realizan deben ser divulgados y publicos para revelar sus intenciones de lucro y alinear los precios con las necesidades reales de los trabajadores y el pueblo alemán. Es decir que de ninguna manera debe haber costos adicionales para los consumidores".