Un fallo confirma el financiamiento ilegal del Partido Popular y deja a varias de sus figuras a un paso de la prisión. La oposición acorrala a Rajoy con un voto de censura.
Sábado 26 de mayo de 2018 00:40
El Gobierno de Mariano Rajoy y el conjunto del Partido Popular (PP) recibieron un durísimo golpe con la sentencia del caso Gürtel, que confirma el financiamiento ilegal del partido de gobierno.
Rajoy queda al borde del abismo porque esta sentencia ratifica lo que todo el mundo ya sabía: su partido lleva años financiándose en forma ilegal, es un partido de corruptos y bandidos. Y, también porque su propio testimonio queda en entredicho, ya que el juzgado indica que la versión de los testigos no es creíble. El gobierno de Rajoy pende de un hilo.
La oposición parlamentaria presentó una moción de censura al gobierno que ya ha recibido el apoyo de todo el arco político (a excepción del derechista Ciudadanos, que pide adelantamiento de las elecciones). El fin del gobierno del PP es casi un hecho. La moción de censura contra Rajoy implica que el partido que la presenta en el parlamento, en este caso el PSOE de Pedro Sanchez, también tiene que presentar un candidato y un programa de gobierno. Si la moción se vota por mayoría parlamentaria el gobierno de Rajoy cae y asume quién haya sido propuesto.
Este nuevo agujero negro se suma al inmenso desprestigio del PP. El Partido Popular está investigado por casos de corrupción desde hace años, pero ahora salpican de manera directa y sin rodeos a Rajoy. Esta misma semana también se ha encarcelado a Eduardo Zaplana, quien fuera ministro de Aznar en los años del atentado de Atocha. Esto se suma al affair de los falsos títulos universitarios de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y otros similares como el del joven líder del PP, Pablo Casado, también con título universitario flojo de papeles. Mientras la formación de derecha, Ciudadanos, continúa su meteórico ascenso en las encuestas.
Se da la paradoja de que el PP acaba de perder todos los apoyos políticos tras una semana en la que había logrado aprobar los presupuestos presentados, en que el PSOE revalidaba su apoyo al reaccionario artículo constitucional 155 por el que el estado central mantiene la intervención sobre Cataluña. Todo lo que parecían logros para el gobierno se esfumaron en pocas horas tras el nuevo fallo.
Esto se puede explicar debido a que hay sectores del Régimen del 78 (como se conoce al régimen político surgido tras la muerte de Franco que mantuvo en centralismo españolista y a la monarquía), del establishment y del Ibex 35 (principales empresas que cotizan en la bolsa) que ya consideran perimido a Mariano Rajoy y el PP para dirigir las riendas del Estado español. Por ello está saliendo a la luz pública todo tipo de casos de corrupción que comprometen la posición de los populares. Ciudadanos con un discurso “regeneracionista” desde la derecha, se postula en la sucesión. Este ha sido el papel clave jugado por el partido judicial.
Todos a contramano
Esta sentencia anunciada, sin embargo, ha sorprendido a los dos partidos de la oposición en la dirección contraria a los acontecimientos. El PSOE y Ciudadanos venían de apoyar sin fisuras al Gobierno del PP aplicando el 155 y tratando de aplastar el movimiento democrático catalán de autodeterminación. Lo mismo que el PNV (Nacionalismo Vasco) que acababa de habilitar la votación del presupuesto del PP y darle una sobrevida de dos año más a la legislatura de los populares. Aunque todos siguen apoyando el mismo programa reaccionario, han anunciado que quitan el apoyo al gobierno, lo que llevará probablemente a su caída.
El PSOE de Pedro Sánchez viene de un infinito camino hacia la derecha. Camino que le ha llevado a ser el firme escudero del PP en todo lo referente a Cataluña donde estos días se está debatiendo la formación del Gabinete de Joaquim Torra. Y, que en las últimas, y a golpe de encuestas, le lleva a poner en boca del líder “socialista” ideas que suele blandir Albert Rivera (líder de Ciudadanos). Todo sea por la patria (la del Ibex 35, claro).
Ciudadanos ha sido hasta ahora el socio del Partido Popular, quien le ha brindado los necesarios votos afirmativos de todo su grupo parlamentario para iniciar el segundo gobierno de Rajoy. Todo esto a cambio de un acuerdo que incluía supuestamente combatir la corrupción. Si bien Albert Rivera y los suyos critican abiertamente al PP, han sido hasta el momento sus grandes sostenedores. Han apoyado a Cifuentes y después el recambio del propio PP en Madrid. Han votado los presupuestos año tras año y los últimos esta misma semana. Pero la sentencia los ha colocado en una encrucijada, porque su discurso contra la corrupción podía licuarse de seguir sosteniendo al gobierno.
El PNV también ha quedado atrapado a contramano. Esta misma semana apoyó los Presupuestos de 2018 contradiciendo su palabra de no aprobarlos mientras continuara la intervención política en Cataluña. El partido vasco ha priorizado sostener al Gobierno de Rajoy para evitar elecciones anticipadas que pudieran beneficiar a Ciudadanos. Ahora han anunciado que solo apoyarán una “moción instrumental” que lleve a la convocatoria rápida a elecciones.
Moción de censura o elecciones
Pedro Sánchez ha presentado la moción de censura con el objetivo de “garantizar la gobernabilidad de éste país” y también “para defender nuestra constitución”. El objetivo de Sánchez se centra en “recuperar la normalidad institucional, atender las necesidades de los ciudadanos y abordar la regeneración democrática”, según ha dicho en rueda de prensa este viernes.
La clave de Pedro Sánchez consiste en buscar alguna forma de estabilidad del poder ejecutivo. Por ahora han dado su apoyo Podemos y Convergència Democràtica-PDeCAT, además del PNV que se ha mostrado dispuesto a negociar con Sánchez, lo que sumaría los votos necesarios si se suman ERC y otros grupos menores.
Pero la aritmética tiene grandes contradicciones: esta “alianza” es “contranatura”, puesto que surgiría un nuevo gobierno que se propone “defender la Constitución española”, apoyado por las fuerzas catalanas que convocaron el referéndum de autodeterminación. Esta misma semana Pedro Sánchez ha impulsado la aplicación del artículo 155 y ha acusado de racista o supremacista a Joaquim Torra (nuevo presidente del gobierno catalán). De surgir un gobierno así, lo que está claro es que no será muy estable. Y está por verse en qué medidas legislativas podrá avanzar si no cuenta con el apoyo de Rivera.
El secretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas ha valorado en declaraciones que “la corrupción ha liquidado esta legislatura y deja un gobierno débil e inoperante”. Le pide al Presidente Mariano Rajoy que convoque elecciones para que haya un Gobierno fuerte. Y, en caso de no convocarlas su partido se encargará de “impulsar y apoyar una moción de censura instrumental para que se convoquen esas elecciones”. De todas formas, los líderes de la formación derechista decidirán el próximo lunes.
Está abierto el panorama para todo tipo de maniobras. Cualquiera de estas maniobras puede costar la existencia del PP, el PSOE o Ciudadanos. Hay mucho en juego. Pero lo que es seguro es que se ha agudizado la crisis del Gobierno y el Régimen.
Más allá de si prospera la moción de censura u otra, si finalmente se convocan elecciones, o incluso si Mariano Rajoy es capaz de resistir estos embates; todas estas salidas están siendo discutidas dentro de los marcos de las reaccionarias instituciones del Régimen del 78 con el objetivo de relegitimar el desgastado poder del ejecutivo español. Lo único que se busca es regenerar el poder de engaño del Régimen del 78.
Consultado por La Izquierda Diario, Santiago Lupe dirigente de la Corriente Revolucionaria de Trabajadoras y Trabajadores (CRT) señaló que "los trabajadores y el pueblo no tenemos nada que ganar con la moción de censura y las maniobras de palacio. Necesitamos una salida independiente del Gobierno, la Monarquía y el Régimen que han provocado el peor ajuste social contra los trabajadores de todo el Estado y que son responsable de una cacería política contra el pueblo catalán y todos los que cuestionan al régimen o se movilizan, mediante la aplicación de la ley mordaza y la represión".
Lupe también sentenció que frente a esta crisis "es necesario que la cúpula sindical abandone la pasividad que tanto ha beneficiado al Gobierno del PP y a este Régimen decrépito, para impulsar un plan de luchas en las calles con una huelga general en la perspectiva de que los millones de trabajadores y el pueblo pobre seamos decisivos en la caída del gobierno corrupto y abrir así nuevas perspectivas, como asambleas constituyentes democráticas donde se pueda decidirlo todo, en base a la caída del Régimen del 78".
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