La Ministra de Defensa Margarita Robles evita condenar la agresión imperialista de los aliados de la OTAN contra Yemen, pese al papel cómplice del Estado Español en la guerra civil en Yemen
Lunes 15 de enero
"España es un pais comprometido con la paz en el mundo" fueron las palabras de Margarita Robles, la ministra de defensa del gobierno de Pedro Sanchez al comparecer sobre los bombardeos llevados a cabo por parte de los aliados estratégicos de España en la OTAN el pasado 12 de enero sobre ciudades yemeníes. Seguidamente, afirmó que desde el gobierno "no entramos a juzgar las actuaciones de otros países", descartando posteriormente la posibilidad de que el ejército español se sume a una posible misión militar de la alianza atlántica en el Mar Rojo.
Estas declaraciones buscan evitar mojarse y condenar la agresión imperialista contra Yemen a raíz del bloqueo efectuado por las milicias hutíes a los navieros israelíes que atraviesan las costas del país arábigo.
Las milicias hutíes, que son una de las facciones dentro de la guerra civil que vive el país desde 2014 y controlan la capital Sana’a, anunciaron que impedirían el paso de navíos del Estado de Israel mientras durase el genocidio y no hubiese un auto al fuego. Eso llevó a lanzar varias incursiones y ataques a navíos de compañías israelíes, al tiempo que en Yemen se sucedían manifestaciones multitudinarias en apoyo al pueblo palestino.
El pasado 18 de diciembre, el ministro estadounidense de Defensa, Lloyd Austin, anunció la creación de una coalición de diez países, entre los que se encontraba España, para afrontar los ataques hutíes a navieros en el Mar Rojo, con el objetivo de proteger el comercio internacional y por tanto, las ganancias e intereses de las empresas israelíes. Y debido a ello, en la madrugada del pasado 12 de enero, EEUU y Reino Unido lanzaron un ataque con más de 73 bombardeos en varias ciudades yemeníes, extendiendo la tensión bélica al Mar Rojo y llevando las consecuencias de la ofensiva imperialista israelí sobre Gaza a las costas de la península arábiga.
Públicamente, Robles se desvinculó y descartó la entrada de España en un conflicto directo en Yemen, pese a que en diciembre, declaró el ejecutivo que supeditaba su participación al respaldo de la OTAN y la UE. Pero lo cierto es que si el gobierno de Sánchez opta por no sumarse con sus aliados al conflicto de forma abierta, lejos de una voluntad pacifista, es por las tensiones que le puede abrir al gobierno entrar en un conflicto tan ligado a los intereses de Netanyahu. O al menos, hacerlo de forma tan explícita.
El Estado español, como miembro de la OTAN, durante la última legislatura "progresista" aumentó de forma histórica su presupuesto militar para adecuarlo a los estándares impuestos por la Alianza, llegando el gasto real en Defensa en 2023 el 2,17% del PIB, que supone una subida de más del 23% con respecto al año anterior. Desde la guerra de Ucrania, el "gobierno progresista" ha actuado en favor del envío de armamento al frente, ganando un rol protagonista en Europa, culminando con la invitación de la cumbre de la OTAN en Madrid en 2022 y la propuesta de que el país ibérico jugara un rol fundamental en dirigir la política defensiva de la OTAN en el "frente sur". En los últimos años, ha aumentado la participación española en los planes de defensa de la OTAN, estando actualmente presente en 17 misiones militares internacionales, siendo una de las mayores presencias destacables los más de 600 efectivos desplegados en el Líbano, junto con varias fragatas desplegadas en el Mediterráneo Oriental, que actúan de guardaespaldas de la estrategia militarista del Estado de Israel sobre el Levante. Y de hecho, el Estado español participa de la misión Atalanta en las costas de Somalia, con el objetivo de proteger casi el 20% del total de mercancías mundiales que atraviesan el Mar Rojo. Por tanto, está claro que si se abstienen de unirse a la coalición que actúa sobre Yemen no es por no haber tomado parte en los planes militares de sus socios imperialistas.
Pero eso no es todo. Lo cierto es que el Estado español también juega un rol cómplice principal en relación a una de las mayores crisis humanitarias del siglo XXI. Y es que una enorme cantidad de armamento y equipamiento militar de marca española es responsable de la muerte de miles de yemeníes en la última década. España es actualmente el séptimo exportador de armas a nivel mundial, pero sobre todo es uno de los principales socios armamentísticos de Arabia Saudita, el principal actor externo dentro de la guerra civil yemení.
La facción de los rebeldes hutíes, que controlan gran parte de las principales regiones del país, son apoyados principalmente por Irán, uno de los principales rivales y enemigos de los saudíes. En el lado opuesto se encuentra la facción del presidente Al-Alimi, facción apoyada por la fuerza militar de Arabia Saudita, la Liga Árabe y la mayoría de países imperialistas. Arabia Saudita interviene activamente en la guerra desde 2015, con más de 150.000 efectivos desplegados a cargo de la coalición militar que lideran los saudíes y con el apoyo de inteligencia y de logística de las fuerzas armadas norteamericanas. Y desde 2015, la exportación armamentística de España a la monarquía absoluta saudí ha sido primordial. Desde el inicio de la guerra en Yemen, las ventas de material de defensa para los saudíes se dispararon: de no llegar a 10 millones de euros en 2011 a superar los 545 millones de euros en 2015.
En 2017, el Estado español suministró 361 millones de euros en armamento a los países de la coalición saudí, 270 de ellos para Arabia Saudita. Desde entonces, los números siguen estables. Entre 2018 y 2022, fue el tercer país que más armas vendió a Arabia Saudita (4,8%) por detrás de Estados Unidos y Francia y durante el primer trimestre de 2022, fue el mayor vendedor de armas al estado arábigo, con exportaciones por valor de 302 millones de euros.
En 2018, los ministros de Defensa del Estado español y Arabia Saudita firmaron un acuerdo para facilitar la venta de armamento y material militar al país saudí, que se materializó en un contrato con la empresa militar Navantia para la construcción de cinco corbetas en la Bahía de Cádiz, con valor de 1800 millones de euros, siendo la cuarta de ellas entregada el pasado diciembre. Ese mismo contrato está en trámites de renovación para el encargo de 5 corbetas adicionales. Y de hecho, la empresa de capital español busca aumentar su presencia en Oriente Próximo, poseyendo ya una sociedad conjunta y una filial en la capital saudí. Además, se suman otros contratos adicionales entre ambos países, como la venta de proyectiles de artillería españoles por valor de 26 millones de euros.
Estos números son todavía más escalofriantes cuando los comparamos con la crisis humanitaria a la que se enfrenta Yemen desde hace una década. Según un informe de diciembre de 2020 de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas, alrededor de 250.000 personas habrían muerto durante todo el conflicto. Sin embargo, es posible que esos datos sean mucho más altos, debido a la hambruna y falta de recursos básicos que sufre el país. Más del 80% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. De 33 millones de habitantes, se estima que casi 18 millones necesitan asistencia alimentaria y apenas 10 millones la reciben. De hecho, alrededor de 2 millones de niños anualmente sufren malnutrición y alrededor de 50.000 personas mueren anualmente por la hambruna. Según el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, estaríamos hablando de la peor crisis humanitaria del mundo actualmente.
Margarita Robles, por tanto, no puede mirar para otro lado. Son cómplices ella y el gobierno "progresista" al que pertenece, de esta enorme crisis humanitaria, al igual que lo son del genocidio perpetuado por Netanyahu contra el pueblo palestino, que se ha cobrado la vida de más de 30.000 personas en apenas 100 días. El anuncio del Primer ministro israelí sobre la extensión de sus operaciones a países terceros como el Líbano, Siria, Irán y Turquía “si fuera necesario”, así como las diferentes declaraciones públicas de los miembros de su gobierno muestran que la expansión militar israelí más que probablemente no se va a quedar tan solo en Gaza y Cisjordania. La escalada militar israelí, apoyada directamente por los socios de la OTAN, está llevando inevitablemente a un ascenso de las tensiones en toda la región, que puede involucrar a países con importantes arsenales militares e inclusive nucleares. La ruptura de la tregua en Yemen lleva al aumento de la disputa entre Arabia Saudita e Irán, mientras Biden y Sunak garantizan que el dinero y los recursos de Netanyahu sigan fluyendo para que pueda seguir masacrando a un pueblo con total impunidad.
Ante esto, el gobierno español garantiza una imagen hipócrita de la realidad, tratando de calmar las aguas frente al gran apoyo mostrado en el Estado español y a nivel internacional con el pueblo palestino, mientras sigue garantizando que se perpetue la masacre y el genocidio al otro lado del Mediterráneo: manteniendo lazos económicos y diplomáticos tanto con Israel como con la monarquía absolutista de Arabia Saudita, siendo protagonista en la venta de armas y contribuyendo a garantizar las operaciones militares de la OTAN e Israel en la región.
La posición de los estados imperialistas, sin embargo, contrasta con la movilización y el rechazo popular. En los últimos días, se han dado enormes muestras de apoyo al pueblo palestino en todo el mundo, con enormes movilizaciones de cientos de miles de personas en Washington, en Londres, en Berlín y en Sana’a, entre otros países. Si algo puede poner en jaque a los gobiernos imperialistas y reaccionarios que permiten el genocidio y la masacre y que nos llevan a una escalada belicista sin frenos es la clase trabajadora a nivel mundial, junto a las mujeres, la juventud y los pueblos oprimidos.
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