Tras el estallido sucesivo de diversas y masivas protestas en la parte latina del continente americano, el gobierno de Estados Unidos deja la posición de espectador para pasar a su rol histórico en la región
Lunes 2 de diciembre de 2019
Para nadie es sorpresa la facilidad con la que el Gobierno de los Estados Unidos -independiente de quién sea el que esté a la cabeza- interviene en la política local de sus países "aliados" cuando ésta no coincide con sus intereses.
En esta línea es que el Secretario de Estado Norteamericano, mano derecha del Presidente Trump, Mike Pompeo, anunció este lunes que están "trabajando para apoyar a los gobiernos" de América Latina. Para luego asegurar que "Cuba y Venezuela" podrían intentar "secuestrar las protestas".
Es preciso recalcar que el "mito cubano" es una de la excusas más antiguas de los gobiernos estadounidenses para intervenir países latinos. Fue precisamente para combatir el surgimiento de "una nueva Cuba" que Estados Unidos intervino en el Golpe de Estado de 1973 a favor de los golpistas con el empresariado chileno detrás.
Sin embargo, a este mito se le ha sumado el fantasma de Venezuela que ya incluso raya en la caricatura (no olvidar el famoso #Chilezuela durante las elecciones de 2017). Lo que de conjunto no es otra excusa para poder intervenir políticamente en la región.
No es solo Chile, fue Puerto Rico, es Ecuador, Colombia y el golpe en Bolivia. El enorme y heroico alzamiento de las masas trabajadoras contra sus condiciones de miseria sostenida por los gobiernos locales ha asustado al gran capital norteamericano. La inestabilidad que enfrentan las derechas locales no da confianza a los grandes dueños del mundo de que puedan resolver las crisis de manera autónoma, sino que tiene que intervenir todo el peso del imperialismo norteamericano.
De la fragmentación a la hegemonía: encrucijadas de la lucha de clases actual
De la fragmentación a la hegemonía: encrucijadas de la lucha de clases actual