Las relaciones entre el exministro de Cristina (autor de la famosa resolución 125) y el jefe del PRO trascienden las afinidades políticas. Familia, ONG y derroche ideológico neoliberal.
Lunes 15 de junio de 2015 11:46
La relación entre el macrismo y Martín Lousteau no es sólo ideológica, sino también filial. El vínculo emerge a raíz del trabajo conjunto entre una de las usinas de pensamiento del PRO, la Fundación Nuevas Generaciones (FNG), y el Interamerican Institute for Democracy (IID), ong dedicada a la “promoción, defensa, educación y fomento de la libertad, la democracia y la institucionalidad en América Latina”. El dato saliente es que IID, con sede en Miami, es presidida por Guillermo Alejandro Lousteau Heguy, padre de Martín, candidato a jefe de Gobierno por ECO.
Creada como reducto duhaldista en 2010, FNG tomó la bandera de la fuerza que gobierna la Ciudad de Buenos Aires tras el eclipse del ex presidente y gobernador bonaerense. Conducida por Julián Obiglio, ex diputado nacional del PRO, está compuesta por varios integrantes de la primera plana macrista: Diego Guelar, secretario de Relaciones Internacionales del PRO, el ex legislador bonaerense Jorge Srodek y los diputados nacionales Federico Pinedo y Pablo Tonelli. A quienes se suman nombres históricamente vinculados con el duhaldismo y el menemismo: Alfredo Atanasof, jefe de Gabinete durante la presidencia de Duhalde, y Carlos Brown, diputado nacional por FE y lugarteniente de Duhalde en el territorio bonaerense; Armando Caro Figueroa, ministro de Trabajo de Carlos Menem; Ramón Puerta, ex gobernador de Misiones, y Enrique Thomas, ex diputado nacional.
Autor de un proyecto para establecer la “prohibición de la concurrencia de menores de 16 años a protestas sociales”, Obiglio, con un lenguaje a tono con el siglo que corre, repite los argumentos del catolicismo ortodoxo. Un fiel ejemplo es su texto “Cuando los valores sí importan”: “Estoy convencido de que en los últimos tiempos el relativismo ha invadido todas las esferas de la política argentina. Los discursos sosteniendo que todo vale lo mismo, que no hay unos principios superiores a otros, y que en todo caso debemos a adaptarnos a un buenismo que todo lo tolere y todo lo acepte, se repiten hasta el cansancio. No estoy de acuerdo con esta posición y creo que la mayoría de nuestra sociedad, que comparte los valores occidentales y la cultura demócrata cristiana, tampoco lo está. Definitivamente no es lo mismo defender la vida que aceptar el aborto; promover la libertad que callar ante el encierro de los que piensan distinto; defender a los niños que promover su adopción por parte de parejas integradas por dos personas del mismo sexo. No es lo mismo defender la institución y vida familiar que buscar su destrucción. O promover el respeto por el esfuerzo y el trabajo, que la conquista de planes sociales para no trabajar. Como tampoco es lo mismo luchar en defensa de la propiedad privada, que mirar para otro lado ante la confiscación del fruto del trabajo ajeno. El relativismo político y moral está llegando a su fin. Estamos ingresando a toda velocidad a un momento de la historia de nuestro país en que la defensa de ciertos valores volverá a un nivel central”.
La alianza con el conservadurismo católico queda expuesta en los seminarios que en FNG da el presidente de la Fundación Civilidad-de la que forma parte Ignacio Garda Ortiz, último director de la revista Verbo-, Pablo María Garat, quien instruye a los jóvenes becarios sobre la propuesta del comunitarismo, apoyado en el concepto de subsidiariedad del Estado, la idea de un presente apocalíptico y el gobierno de los notables (ver: Macri y el integrismo católico. Página 12, 4/5/2014).
Posibilidades
La sociedad con IID representa una nueva fusión entre el conservadurismo y el liberalismo pro Estados Unidos. Pues, la organización no gubernamental que dirige Lousteau Heguy aglutina a anticastristas y, fundamentalmente, a quienes se oponen a los presidentes Evo Morales y Rafael Correa. También, la integra el argentino Gerardo Bongiovani, secretario de la Fundación Libertad, usina del PRO en Rosario.
Subsecretario de turismo entre 1980 y 1982 y ponente en la UCA y UCEMA, Lousteau Heguy publicó, entre otros títulos, “El affaire Galeano”, luego de que el escritor uruguayo señalase, en relación a “Las venas abiertas de América Latina”, que “no sería capaz de leer el libro de nuevo. Para mí, esa prosa de izquierda tradicional es pesadísima”. En el texto mencionado, Lousteau celebra que, según él, por esa “confesión” Galeano “ha pasado con ello a integrar el numeroso grupo de intelectuales que ha pasado de defender entusiasmos juveniles de izquierda a una racionalidad madura y que defienden hoy un pensamiento distinto, como el propio Fernando Henrique Cardoso, Mario Vargas Llosa, Plinio Apuleyo Córdoba, Juan José Sebrelli”. Todo dicho.
Desde IID, se difunden ideas como las de Virginia Gamba, quien asesoró al gobierno porteño en la conformación de la Academia de la Policía Metropolitana y, actualmente, es directora de Desarme de Naciones Unidas. En “Fuerzas Armadas y su futuro”, Gamba sostiene: “La guerra contra el terrorismo iniciada por orden del gobierno constitucional argentino en 1975 fue naturalmente continuada por el régimen de facto a partir del 24 de marzo de 1976, no porque los militares lo desearan, sino por imposición del enemigo, que mantuvo la ofensiva contra la sociedad argentina”. De ahí que no sorprenda su postura respecto de que el juicio a los militares provocó “una fenomenal confusión que se ha ido agravando a través del tiempo pues es sabido que las acciones de guerra deben juzgarse por las leyes que la gobiernan ante tribunales especiales”. Luego, concluye: “(…) considero que el desarme y la desmovilización de las fuerzas armadas argentinas son garantía de la violencia”.
IID organiza charlas en Miami con referentes argentinos, como lo fue el ciclo de conferencias, que, en 2011, bajo el título “La Argentina que viene: el post kirchnerismo”, protagonizaron Elisa Carrió, Vicente Massot y Eduardo Duhalde.
Por su parte, Lousteau Heguy participa de las actividades que desarrolla FNG, como por caso el seminario exclusivo para el “Club de Ex Becarios” de la usina macrista, en el que el padre del candidato porteño los ilustró sobre las cuestiones que se abordaron en el foro sobre “Corrupción y Democracia en América Latina”, desarrollado en el Senado de los EEUU.
Justamente, sobre esta serie de temas es usualmente convocado como panelista al programa de Andres Oppenheimer, que se emite por CNN en Español. Quizá por eso no llama la atención que, el 1 de abril, en el Miami Herald, Oppenheimer haya titulado su columna “Argentina, ¿Macri presidente?”. En ella, cierra con esta hipótesis: “Si la economía argentina sigue cayendo (según el Fondo Monetario Internacional, Argentina tendrá junto con Venezuela el peor desempeño económico de Latinoamérica este año), Macri tiene buenas posibilidades de ganar”.