Uno de los efectos ideológicos posteriores a la #MarchaPorLaPatria es el retorno de viejas fórmulas especulativas que justifican el funcionamiento del MAS y que tratan de hacer desaparecer los resquebrajamientos internos, producto de catorce años de gobierno y el golpe de Estado. Una de ellas, es la suposición de que el MAS es un “instrumento político” y no un partido político.
Martes 30 de noviembre de 2021
Actualmente, hablar de un "instrumento político" es recurrir a un eufemismo para esconder lo que el MAS es en realidad, un partido verticalista con una cúpula conformada por su propia "élite burocrática" (indígena/mestiza) que genera relaciones de dependencia con sus grupos de apoyo a través de la cooptación de las organizaciones sindicales y sociales, garantizando apoyo a su gobierno en tanto pueda satisfacer las necesidades corporativas de estos grupos (cooperativistas, gremiales, transportistas, burocracia asalariada, campesinos, “empresarios patriotas” y demás consortes). En otras palabras, el MAS es un partido que dirige un Bloque Corporativista en el Poder y no un “instrumento político por la soberanía de los pueblos”.
Esta caracterización del MAS no resta o quita el mérito de que este partido tiene un fuerte apoyo social y, fundamentalmente, popular; al contrario, permite entender su efectividad en ciertos momentos (2021-marcha por la "patria") pero también su debilidad en otros escenarios (2019-Golpe de Estado).
Considero que independientemente que se apoye o se critique al MAS, se debe hacer el esfuerzo de ver las cosas como son y no como quisiéramos que sean, para dejar de producir o reproducir ficciones discursivas repetitivas que con el tiempo se van desgastando y que no permiten explicar el desarrollo contradictorio de los acontecimientos.