Ad portas del plebiscito de salida en diciembre, los partidos y organizaciones políticas a izquierda del oficialismo se ubican en el En Contra, aunque con diferencias importantes.
Para ahondar en esto es que debatimos ahora con el balance del MIT acerca del proceso Constituyente, y su posición frente al plebiscito de salida del Fraude Constitucional.
Sábado 25 de noviembre de 2023
La semana pasada el Comité Ejecutivo del MIT publicó en su medio La Voz de los Trabajadores una declaración por el En Contra; hablamos de un grupo que participó activamente en la Lista del Pueblo, diluyendo su programa y subordinado al discurso anti-política de esa mediación, para que en la posterior campaña por el Apruebo de salida, María Rivera, constituyente del MIT, llamara a Aprobar la Constitución de la Convención, en simultaneo que declaraba al Mercurio que dicho texto “no tocaba un pelo a los empresarios”
En esta ocasión, los compañeros del MIT aciertan cuando llaman a votar en contra del texto de Kast, ya que “(...) no solo mantendrá todos los problemas de Chile (...) pretende empeorar aún más la vida de la población trabajadora, en beneficio de las ganancias de los empresarios y transnacionales.” Pero en su declaración, la correlación de fuerza en la situación actual es resultado exclusivo de la política comunicacional de la derecha (fake news) y de la derechización del propio Boric, por quién también llamó a votar el MIT. Nada dicen sobre el rol objetivo que jugó la Convención Constitucional -incluyendo su ala izquierda- en la desmoralización y desmovilización de las masas.
Después de enumerar los ataques que la Constitución de Kast tiene contra la clase trabajadora, la juventud y el movimiento de mujeres, el MIT nos advierte en su declaración que no basta votar y emplaza a las masas a movilizarse, pero sin ninguna perspectiva clara, ni de una Asamblea Constituyente Libre y Soberana basada en la movilización revolucionaria de las masas, ni tampoco en la necesidad de construir una herramienta política de la clase obrera y los oprimidos, un partido. Por el contrario, el MIT hace eje en retomar la movilización y le encarga a la burocracia sindical, estudiantil y de los movimientos el construir un pliego unificado que oriente esta lucha. Es una clásica declaración de “vote y luche” que no explica el escenario político dónde encontramos al PC y a la DC en la misma posición táctica. Sin una perspectiva política clara cualquier frase sobre independencia política del gobierno no pasa de una abstracción general. Pero partamos por el principio.
Una discusión de caracterización:
Para nosotros, el PTR, la rebelión popular constituye el pick de la crisis de régimen arrastrada desde el 2011. El proyecto neoliberal que brilló en los 90, con su política de los acuerdos se vino abajo. Octubre del 19 significó la irrupción de las masas en las calles impugnando la herencia de la dictadura en su conjunto y a todos los partidos de los 30 años, lo que puso al régimen y al propio Piñera contra las cuerdas. Si bien la clase obrera si se movilizó masivamente durante la rebelión, lo hizo de forma diluida, como pobladores o juventud, no como sujeto o clase hegemónica, es decir, desde sus propios organismos y organizaciones, y con un programa que permitiera una dinámica ascendente articulándose con el resto de sectores movilizados.
Sin la entrada de la clase obrera organizada la rebelión no logró dar un salto a un proceso revolucionario más clásico, o dicho de forma más esquemática, sin la entrada de la clase trabajadora como sujeto político, no pudo transformarse la rebelión en revolución.
Aquí el rol de las burocracias sindicales, estudiantiles y de los movimientos, dirigidos en su mayoría por el PC y el FA o fuerzas políticas afines, fue clave no sólo para impedir la entrada de la clase obrera con sus organizaciones y métodos, sino también para bloquear la posibilidad de que los distintos sectores movilizados confluyeran efectivamente. La rebelión pilló a la clase obrera desarticulada, con sus organismos sindicales vaciados o sumergidos en el rutinarismo. El PC y la centro-izquierda son los responsables políticos del estado de la organización obrera, ya que han dirigido históricamente estos organismos; es una burocracia sindical con responsabilidad criminal en este punto.
El Paro del 12N fue apenas una pequeña muestra de lo que podría haberse desarrollado si la clase obrera hubiera ingresado a la Rebelión como destacamento de vanguardia, pero el infame acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución del 15N, constituyó el desvío que desarticuló la rebelión aislando a los sectores de vanguardia de la masas y dando un cauce de institucionalización a la rebelión.
Por esto, desde el PTR consideramos que el acuerdo del 15N no fue una conquista de las masas, sino que fue el mecanismo por el cual la burguesía logró bloquear la dinámica ascendente de la movilización. Por su parte, la Convención Constitucional no fue más que el reflejo de ese desvío, es decir, no fue una Asamblea Constituyente Libre y Soberana sino un organismo impotente y subordinado, que terminó discutiendo un texto por fuera de las luchas y movilizaciones que amplios sectores seguían dando. Indudablemente la CC jugó un rol clave en la desmoralización de las masas, que la consideraron durante un tiempo la “legítima” portadora de las luchas de octubre.
Los compañeros del MIT tienen una visión distinta, partiendo por la Rebelión. Para ellos el 18 de octubre del 2019 inicia una Revolución en Chile, con la clase trabajadora al centro: “(...) nuestra revolución tiene como motor la clase trabajadora, aliada con sectores de las clases medias precarizadas y los pueblos originarios. En la vanguardia está la juventud trabajadora, precarizada y estudiantil. Es una revolución que lleva en su interior el cuestionamiento a todo el modelo económico capitalista chileno. La solución de los problemas sociales no se realizará solamente con cambios en el régimen político”
Se trata para el MIT de una “revolución inconscientemente socialista” pues contendría en germen la destrucción del capitalismo. Esto último se fundamenta en tres ejes centrales que harían calificar, según el MIT, a la rebelión de octubre como una revolución: La masividad, la violencia y la radicalidad:
“La primera fue la masividad. Fueron millones las personas que salimos a las calles después del 18. Esa masividad no se expresó solamente en las grandes marchas, sino también en cada población, cerro y barrio (...) La segunda característica importante fue la violencia como método de resistencia del pueblo. La explosión social fue acompañada por un grado importante de violencia contra la policía, las instituciones públicas y también algunos símbolos del consumo. (...) Además de esa rabia incendiaria, también se organizó una importante autodefensa popular para defender a las marchas: la Primera Línea (...) La tercera característica importante es la profundidad del cuestionamiento. No estamos hablando de una revuelta espontánea contra alguna política específica. El 18 de octubre unificó todas las demandas populares contra el modelo económico y el régimen político. Todo eso se sintetizó en las consignas de Fuera Piñera y Asamblea Constituyente, que cuestionan el conjunto del régimen y sus bases económicas.”
Estos tres ejes hacen para el MIT el cuadro de una revolución en curso.
Devalúan el carácter policlasista de la rebelión, la ausencia de una dirección consciente, la ausencia de organismos de doble poder y la inexistencia del proletariado como sujeto central. Es cierto que la existencia de la primera línea constituye un salto en las formas en que las masas enfrentaron a la represión, y la simpatía conquistada en amplios sectores de masas, validó la autodefensa durante meses. Pero la Primera Línea sigue estando en el terreno de la violencia espontánea de las masas con métodos aún artesanales, no de milicias obreras u organismos de autodefensa ligada a sectores definidos, y se mantiene en el terreno puramente defensivo, sin coordinación con organismos o asambleas. Pero lo más delirante de su definición es la idea de que la clase obrera actuó como motor de la rebelión, aliada a la juventud y el pueblo nación mapuche. Oculta lo clave, que no actuó como motor por estar diluida como sujeto, y en ese mismo sentido no pudo aliarse con el resto de sectores movilizados.
Intentan llenar estos vacíosexplicando su orientación durante la rebelión “(...) organizar, impulsar y coordinar las incipientes Asambleas Populares que surgían en los barrios de Santiago y otras ciudades del país (embriones de organismos del proceso), centralizar la Primera Línea (los jóvenes que ponían el cuerpo al enfrentamiento con la represión) y ligarla a la Asambleas. Finalmente, impulsar el ingreso organizado de la clase obrera en el proceso a través de los militantes que el MIT tenía en las empresas mineras, metalúrgicas, portuarias, etc.”
Pero como el MIT en Chile no pasa de un puñado de militantes, es completamente irrelevante si pusieron a sus militantes a “impulsar el ingreso organizado de la clase obrera al proceso”. No obstante, esta línea muestra la debilidad de los organismos que emergieron en los territorios y a la vez contradice su propia definición donde la clase obrera estaba al centro y era el motor de la “revolución”, aliada a otros sectores. Su orientación va a contrapelo de sus caracterizaciones.
La discusión de si se trata de una rebelión o una revolución es clave , ya que de aquí parte el MIT para definir su caracterización del acuerdo del 15N y de todo el proceso constitucional. Es una discusión que se liga a toda la línea oportunista que desplegó el morenismo de la LIT-CI en Chile.
No es sólo que la rebelión de octubre sea para el MIT una “revolución inconscientemente socialista” y que “tiene a la clase obrera de motor”, sino que el acuerdo del 15N y la posterior Convención Constitucional constituyen triunfos de esa revolución: “El Acuerdo por la Paz dio origen al Proceso Constituyente actual. En primer lugar, debemos reconocer que la apertura de un Proceso Constituyente fue una enorme victoria del movimiento de masas. Ni el gobierno ni la “oposición” querían conceder un Proceso Constituyente con las actuales características. Este Proceso Constituyente es una conquista de nuestra lucha.”
Además sostienen que “Con justicia, las masas chilenas sintieron que habían logrado un primer triunfo de la lucha iniciada en octubre de 2019. Un triunfo parcial (o deformado) porque podría discutirse y redactarse una nueva constitución pero seguía el gobierno de Piñera. Así lo caracterizamos desde el MIT y la LIT-CI”. Aquí el grave error del MIT es sostener que el límite del 15N fue sólo rescatar a Piñera cuando en realidad rescató al régimen de conjunto a cambio de un desvío controlado. Es decir, de triunfo nada.
En este punto el MIT hace de pata izquierda del PC y coincide con sectores afines al reformismo (como las direcciones de C8M, No+AFP o el CDP) que vieron "críticamente" el 15N pero terminaron subordinados a todo el desvío.
Es patético leer cómo justifican su caracterización a pesar de que la realidad la tiró por el suelo: “La Convención acabó por ser esterilizada y, en ese sentido, transformada en un callejón sin salida para las reivindicaciones y aspiraciones de las masas. Ningún revolucionario podría esperar otro final de una institución de la democracia burguesa. Pero eso no elimina el hecho de que su convocatoria haya sido un triunfo parcial de la lucha”
Toda la línea del MIT a la Lista del Pueblo para entrar a la CC muestra concretamente su oportunismo, debate que desarrollamos ampliamente en otras notas. Aquí solo diremos que el MIT entró a la Lista del Pueblo sin hacer lucha política alguna, renunciando a su propio programa y subordinados al discurso ’anti política’ que impulsaba esa mediación electoral. El propio MIT reconoce que “(...) el programa presentado por la Lista del Pueblo no tenía grandes discrepancias con el programa del Frente Amplio o el Partido Comunista. La demostración de eso es que los constituyentes de la Lista del Pueblo tienen programas muy cercanos a los constituyentes del PC o Frente Amplio”
Una línea completamente oportunista que hizo pasar al MIT por papelones inolvidables; como la proclamación presidencial de Cuevas (ex asistente de Bachelet y burócrata sindical del PC que también pasó por el FA) y todo el debacle de la LdP, desde boletas falsas hasta el caso de Vade. En concreto la actuación del MIT fueron declamaciones ultraizquierdistas, sin constituir nunca un polo de lucha política a las ilusiones reformistas ni una tribuna de agitación revolucionaria filosa.
Por ejemplo, su planteamiento de disolver los poderes del Estado y crear una “Asamblea Plurinacional de los trabajadores y el pueblo” sonaba muy radical, pero es un sin sentido demandar de un organismo burgués-estatal acabar por decreto con los poderes constituidos y formar un nuevo organismo soberano “obrero y popular”
En rigor el MIT jugó de pata izquierda del reformismo alentando ilusiones en la CC; por ende, contribuyeron activamente a la posterior desmoralización; y coronó su oportunismo con un llamado a votar Apruebo digno de recordarse. Tal es la contradicción que cuando consultan a Maria Rivera (Convencional del MIT) sobre las reformas que se proponían al texto de la Convención Constitucional (lo que se denominó, Aprobar para reformar) Rivera contestó "No entiendo que podrían reformar si nada de lo que sale toca un pelo de los dueños del País"
Entonces el MIT nos llamaba a Aprobar la NC, producto de un “triunfo de las masas” pero que si sale “no toca un pelo de los dueños del país”. Un llamado totalmente oportunista que implicó la renuncia a la independencia de clase, llamando a votar una constitución burguesa, absolutamente moderada. Por si fuera poco, Rivera agrega “Yo digo que gane el Apruebo para tomar esas demandas, esas conquistas que quedaron escritas en este proyecto de constitución, como una herramienta de lucha"
¿Cómo es posible que un texto que “no toca un pelo a los dueños del país” se transforme en la herramienta de lucha? En concreto, Rivera nos invita a rebajar el programa de la rebelión, al de la Convención.
El MIT fue arrastrado por la marea apruebista de la centro izquierda y navegan hoy junto al PC, a la LdP y todos esos sectores que llamaron a Aprobar la NC por ser un “triunfo de las masas”. Tal cual hoy, llaman a votar En Contra sin marcar las diferencias políticas que existen dentro del campo del Apruebo, sin explicar la relación de fuerza que se juega en el plebiscito y solo repitiendo la generalidad de la “independencia del Gobierno” y movilización, actuando nuevamente como pata izquierda del reformismo.
El MIT y la independencia política
Hoy, ya casi en la última etapa del gran fraude constituyente, su llamado para votar En Contra no solo es con débil lucha política hacia las demás corrientes que van dentro del En Contra, sino que expresa muy bien su sesgo electoralista. Tal como cuando llamaron a derrotar a Kast en las urnas; aunque votaran “críticamente” a Boric, el hecho de plantear que la vía son las urnas ya dice bastante. “Una victoria de Boric podría generar un mayor movimiento social que presione al gobierno para que cumpla sus promesas y para arrancar más conquistas para la clase trabajadora, a pesar de la estrategia del PC y FA.”
Desde el PTR vimos esto como una lectura errónea. Nosotros concluimos que el giro a derecha de Boric mostraba tempranamente la dirección que tomaría un eventual gobierno de Apruebo-Dignidad. Se volvió evidente que la única razón de peso para votar a Boric era el mal memorismo, además de que su giro a derecha sería un elemento de desmoralización y no un impulso de moral para las masas como lo vio erróneamente el MIT. Huelga decir aquí, de nuevo, que el MIT actuó como pata izquierda del reformismo. Otra muestra de esto es el caso de Brasil, dónde el MIT llamó a apoyar a Lula contra Bolsonaro; hablamos de Lula que estaba en bloque con derechistas y que había derechizado totalmente su programa. Muy adhoc a su política en Chile.
Intentando preservar el carácter “independiente” del organismo (conquista) de la “revolución inconscientemente socialista”, el MIT le disputa la génesis de la CC al propio Boric. “(...) en primer lugar, Boric no fue el responsable por la existencia de la Convención Constitucional”. Y agregan que “ (...) la posibilidad de redactar una Nueva Constitución y echar abajo la Constitución de Jaime Guzmán/Lagos/Bachelet existe debido a la enorme movilización social que estalló el 18 de octubre y tuvo su auge el 12 de noviembre de 2019, cuando las movilizaciones populares se combinaron a una potente paralización en sectores productivos del país y a la entrada de la clase obrera en la lucha”
Deliran, la verdad es que ni con Boric, ni con ningún desvío constitucional, las demandas de las masas han sido resueltas; es más, las condiciones concretas del pueblo trabajador empeoran desde la pandemia, en aspectos como la inflación, pensiones, crisis de la educación pública, despidos, crisis habitacional, etc. Por esto, decimos que la diferenciación respecto a Boric y el reformismo no puede ser puramente demagógica, sino que debe partir de las necesidades y demandas de las propias masas, con una perspectiva política clara y exigiendo a la burocracia de la CUT, CONFECH, CDP que hagan asambleas de base para discutir no solo un voto, sino cómo enfrentar a la derecha.
Lo anterior significaría retomar la lucha contra las AFP, por la educación gratuita, el aborto, legal, seguro y gratuito, sumado a la defensa del derecho a huelga entre otras demandas sentidas, en la perspectiva de una auténtica Asamblea Constituyente Libre y Soberana, basada en la organización y movilización revolucionaria de las masas; esto es muy diferente del “tercer proceso constituyente” que plantean sectores tipo Jadue o Hugo Gutiérrez; bajo esta pasividad y relegación de fuerza actual, un tercer proceso o es inviable o es una cocina aun más reaccionaria.
Romper la pasivación es clave, la discusión de un tercer proceso sin ligarlo a las necesidades urgentes de las masas es demagogia pura y refuerza el cansancio y la desmoralización, mientras alienta ilusiones constitucionalistas en sectores minoritarios, por otro lado el llamado a luchar y votar sin una perspectiva política clara, sin explicar cómo se impuso la pasivación, como lo hace el MIT, es el complemento perfecto de los Jadue y los Hugo Gutiérrez.
Votar “En Contra”: Ad Portas del plebiscito de salida
Ahora bien, cerrando el fraude en curso nos encontramos a pocas semanas del plebiscito de salida, cuya opción se todo se resume a apoyar, o no, la Nueva Constitución redactada por los republicanos para los grandes empresarios ; ésta reafirma los pilares de la herencia de la dictadura, y profundiza en ataques al pueblo trabajador. Desde ya, esto implica que el pueblo trabajador se ubique contra este ataque, pero la jungla de mediaciones que se ha pronunciado por el En Contra impone clarificar.
Desde el PC a la DC juegan ahora el papel de “falsos amigos del pueblo” y se ubican “en defensa” de esos derechos que ataca el texto de Kast, pero en busca de un mejor resultado electoral de su sector para así imponer una mejor relación de fuerza a la derecha, de cara a las municipales y las presidenciales. El MIT es incapaz de explicar esto, de hecho ni siquiera lo ve. Al mismo tiempo las burocracias de los movimientos como la C8M, No+AFP, ponen todas sus fuerzas en campañas puramente electorales, tal como en el apruebo; y a esto, el MIT le agrega “lucha”.
La NC no es sólo una constitución de Kast y Republicanos, es una constitución hecha a la medida de los grandes gremios empresariales y perjudica a la mayoría del pueblo trabajador. Esta es la razón por la que desde el PTR, denunciando el fraude desde sus inicios, llamamos ahora a votar En Contra y a organizarnos para luchar contra la derecha y toda la herencia de la dictadura sin confiar en el Gobierno. Para esto es urgente levantar una fuerza política de la clase obrera, una izquierda consecuente que no abandone la pelea por una Asamblea Constituyente Libre y Soberana, sobre la caída revolucionaria del régimen para discutir y resolver las demandas que hasta el día de hoy siguen pendientes y se agravan, las urgencias sociales como son las de salud, vivienda, educación, etc; todo en la perspectiva de un Gobierno obrero y popular, único capaz de resolver integralmente las necesidades de las masas.
Las mediaciones como el PC y el FA se ganaron un lugar en la historia como cómplices de la política represiva del gobierno y de todo el fraude Constituyente. Para superar dichas mediaciones, es necesario construir un partido que esté dispuesto a enfrentar a la derecha, sin ser una pata izquierda del oficialismo, que no haga como el MIT y rebaje su programa por un fin puramente electoral; vale decir, que no busque “reformar” el Estado burgués, o no muy distinto: hacer pasar instituciones del desvío por triunfos de las masas.
Fer Morales
Antropóloga Social y poeta Slam