Gobierno, empresarios y dirigentes del PIT-CNT acordaron un aumento salarial a partir del 1 de enero de 2021 del 3%, lo que constituye un ataque directo al poder adquisitivo de los trabajadores, que en este caso es respaldado por la propia central obrera.
Jueves 9 de julio de 2020
Tras la reunión del Consejo Superior Tripartito de este mrtes en el que participaron representantes del Poder Ejecutivo, de los empresarios y de los trabajadores se anunció que se había llegado a un consenso para otorgar un aumento salarial del 3% a partir de enero de 2021, con un punto más para los salarios más sumergidos y la posibilidad de postergar el aumento hasta abril para aquellos sectores de la producción más afectados por la crisis actual.
A su vez se anunció que regirá al final de 2021 un correctivo por inflación (con el descuento de lo perdido del producto bruto interno del año 2020) y el compromiso de la recuperación del poder adquisitivo del salario a partir del 1° de enero de 2022, “siempre que los datos de la economía indiquen crecimiento en 2021”.
La propuesta acordada por consenso en el Consejo Superior Tripartito será el lineamiento con el que actuarán los grupos de actividad de los Consejos de Salarios correspondientes a la Octava Ronda Salarial.
¿Quién paga la crisis?
El vergonzoso acuerdo deja claro que quienes pagarán los costos de la crisis son los trabajadores.
La emergencia sanitaria derivada de la pandemia de Covid 19 ha tenido un fuerte impacto en la actividad económica del país y del mundo.
Desde marzo, cuando se presentaron los primeros casos de Coronavirus en nuestro país, se suceden las pérdidas de fuentes laborales y las rebajas salariales en el sector formal de la economía y situaciones aún más graves en el sector informal donde se ha perdido en muchos casos la posibilidad de llevar adelante las estrategias de sobrevivencia habituales (vendedores ambulantes, cuidacoches, etc.).
Hasta el momento, el gobierno viene apoyando de manera directa al sector empresarial. Mientras los trabajadores que pierden sus empleos son enviados al seguro de paro y reciben sumas absolutamente insuficientes, o los beneficiarios de las políticas sociales acceden a prestaciones irrisorias, los empresarios reciben todo tipo de ayudas y exenciones impositivas.
Ya en marzo el gobierno decretó un impuesto que grava a un sector de los trabajadores con un impuesto, mientras se toman diversas medidas para salvar a los empresarios y se declara que no se les pondrá ningún impuesto excepcional.
Este acuerdo propuesto por el Poder Ejecutivo y que acompañan empresarios y dirigentes sindicales, profundiza y continúa este camino al explicitar, en el contexto de una inflación en aumento, que habrá una pérdida del poder adquisitivo para los trabajadores y que sobre ellos recae el impacto de la crisis económica y social.
El vergonzoso aval del PIT-CNT
Si puede ser esperable una propuesta de este tenor por parte del gobierno derechista y los empresarios, resulta inadmisible que el PIT-CNT se sume a convalidar una rebaja salarial directa en los ya muy deteriorados ingresos de los trabajadores.
La Central hace suyo el discurso patronal que esconde que desde hace ya muchos años vienen teniendo ganancias absolutamente extraordinarias y que en todo caso esta crisis trae una baja en esa ganancia.
A las condiciones excepcionales que les garantiza el Estado desde hace décadas, se le suma que al menos el sector exportador se beneficia también de la importante suba del dólar de este último año.
Al menos desde la dictadura, el Estado con distintas medidas y reformas viene garantizando altas tasas de ganancia para el sector empresarial, a lo que se suma el período excepcional que vivió el país durante 15 años por los altos precios de las commodities.
La dirigencia del PIT-CNT no ha tenido ningún empacho en “comprar” un discurso mentiroso y con el pretexto de defender el empleo avala y legitima las rebajas salariales.
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La pandemia le viene como anillo al dedo al gobierno para avanzar en la baja del “costo laboral” que vienen anunciando desde la campaña electoral, que no es más que una nueva vuelta de tuerca para asegurar más ganancias a los empresarios e inversores.
La posición del PIT-CNT apunta también a garantizar “paz social” para avanzar en estas reformas y ataques que son parte del programa de la Coalición Multicolor.
En esta línea se puede entender también la declaración del presidente del PIT-CNT que destacó que “si bien los distintos grupos tienen la autonomía de decidir negociar, eso implicaría la realización de cientos y cientos de asambleas, algo contraindicado por la emergencia sanitaria”.
Es vergonzoso también que sin mayores empachos se ponga por encima de la democracia sindical y la discusión en las bases trabajadoras de este tipo de acuerdo a la pandemia del coronavirus, mostrando el rol que viene a cumplir esta dirigencia oficialista de dejar pasar el ajuste y ataques a los trabajadores.
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¡Recorten donde hay plata!
El PIT-CNT debe dejar de ser cómplice de esta rebaja salarial, y exigir que se ajuste donde verdaderamente está la plata: es necesario suprimir las exoneraciones y subsidios al gran capital, aplicar mayores impuestos a la renta y a la tierra, implantar un verdadero control de precios y establecer el monopolio del comercio exterior para controlar los ingresos de divisas.
La dirección de la Central ha tomado una postura sin consultar a la base, ha firmado un compromiso sin siquiera preguntar a los trabajadores si queríamos aceptar este acuerdo, que más que acuerdo, es una extorsión para que aceptemos la rebaja salarial a cambio de que se nos mantenga el empleo, reproduciendo una vez más la falsa dicotomía entre empleo y salario.
El conjunto de la clase trabajadora debe deliberar en asambleas qué hacer frente a este ataque del gobierno y los empresarios. Y debe imponerle a la dirección un paro general para enfrentar este ataque a nuestras conquistas.