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Red Internacional
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MÉXICO. El Papa Francisco libera de culpas al gobierno de Peña Nieto

En el marco de la reaccionaria “verdad histórica” que quiere imponer el gobierno mexicano, el prelado salió a decir que culpar a esta institución por la desaparición de los 43 normalistas es una salida infantil.

Bárbara Funes

Bárbara Funes México D.F | @BrbaraFunes3

Sábado 14 de marzo de 2015

Fotografía: Reuters

Francisco (Bergoglio) hizo sus reaccionarias declaraciones en una entrevista con Valentina Alazraki, corresponsal de Noticieros Televisa en El Vaticano.

En el artículo “Culpar al gobierno por los 43 es infantil: Papa Francisco; ‘Todos tenemos la culpa’”, publicado en el portal de noticias Sin embargo.mx citan sus palabras:

“Usted ve que en la historia siempre ha aparecido focos de conflicto grave ¿no? ¿Quién tiene la culpa? ¿El gobierno? Esa es la solución, la respuesta, más superficial. Siempre los gobiernos tienen la culpa. Sí, el gobierno. Todos tenemos de alguna manera la culpa o, al menos, el no hacernos cargo del sufrimiento. Hay gente que está bien y quizás la muerte de estos chicos no les llegó, les resbaló. Bueno a mí no me tocó, gracias a Dios que no me tocó. Pero la mayoría del pueblo mexicano es solidario. Y esa es una de las virtudes que tienen ustedes ¿no? Y creo que todos tienen que poner el hombro ahí, para resolver esto de alguna manera ¿no?”.

Negar la responsabilidad del Estado en la desaparición de los 43 normalistas es contribuir a tejer un velo de impunidad sobre las instituciones de dominación en México: las fuerzas represivas, los tres niveles de gobierno (gobiernos nacional, estatales y municipales).

Es lavarle la cara a esta “democracia bárbara”, que carga con más de 160 mil muertos y más de 30 mil desaparecidos desde el inicio de la llamada “guerra contra el narco”, en el gobierno de Felipe Calderón, mientras entrega los recursos del país a las trasnacionales.

Es tratar de borrar de un plumazo que sí existe colusión entre el gobierno y cárteles del narcotráfico, y que las fuerzas represivas mexicanas, en concreto el ejército y la policía municipal de Iguala, Guerrero, estuvieron involucradas en la desaparición de los jóvenes normalistas, como señalamos acá.

De esta manera, el Papa Francisco opera como un actor más de la política internacional para ayudar a recomponer al desprestigiado gobierno de Enrique Peña Nieto, que no puede dejar de percibir el descontento social aun cuando en las calles de México se hace sentir la baja en las movilizaciones. Al igual que Barak Obama con ocasión de la visita de Peña Nieto a Estados Unidos, cuando le dio su apoyo, como señalamos acá. O como el gobierno británico, que declaró "El Reino Unido recibe con agrado las continuas expresiones del gobierno de México en su sólido compromiso con los derechos humanos", como explicamos acá.

La historia negra del Papa Francisco

Las reaccionarias declaraciones de Bergoglio demuestran la verdadera cara del Papa Francisco. No extraña que exhiba una defensa de Peña Nieto, responsable político de la brutal represión de San Salvador Atenco en 2006, junto a su flamante ministro de la Corte Suprema de Justicia Eduardo Medina Mora.

Jorge Bergoglio se alineó con la dictadura militar argentina que durante su gobierno (1976-1983) hizo desaparecer 30.000 personas: militantes obreros y estudiantiles, activistas sociales, y hasta religiosos opositores a los militares.

Sobrevivientes de los años negros de la dictadura argentina denunciaron que no sólo no ayudó a detenidos-desaparecidos, sino que los entregó, como se señala en el artículo “El nuevo Papa y sus oscuros vínculos con la dictadura argentina”, publicado en el portal de la revista Proceso.

Aun más: está implicado en el robo de hijos de desaparecidos, como lo denunció Carlos Pesoni, integrante de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (Hijos) en su artículo “Bergoglio en su laberinto”, publicado en el diario argentino Página 12.

La alianza de los poderosos contra los trabajadores y el pueblo

El apoyo a Peña Nieto por parte del Papa Francisco, de Obama y del gobierno británico demuestra que, más allá de ciertos roces coyunturales, existe una alianza reaccionaria entre la Iglesia y los gobiernos imperialistas para fortalecer al gobierno mexicano, que les abrió la puerta para la expoliación imperialista de los recursos naturales del país con la reforma energética.

Un verdadero pacto de caballeros de las trasnacionales para utilizar las ventajas “competitivas” creadas por los gobiernos mexicanos con la aprobación e implementación de la reforma laboral, la base para convertir a la clase obrera mexicana en una mano de obra de las más baratas del mundo, a costa de sumir en la miseria a los trabajadores y sus familias.

Si a esto le sumamos el terror desplegado por los gobiernos mexicanos con la llamada “guerra contra el narco”, la política represiva contra los migrantes y la criminalización de la protesta social, surgen las condiciones casi perfectas para que las empresas transnacionales y los empresarios mexicanos puedan hacer sus negocios.

Un campo casi libre para desarrollar la explotación capitalista en su máxima expresión, donde enormes sectores de la población queden hundidos en la economía informal, subsistiendo como puedan, a merced de los cárteles del narco y otro sector viva en la esclavitud asalariada, con sueldos licuados por la devaluación de la moneda mexicana, sin seguridad social, sin salud, sin educación, hacinados en viviendas precarias, con una clase media profesionista viviendo a la vera de la miseria. Una clase media que tiene a los centros comerciales como su centro de diversión, ostentación y lujo.

Las trasnacionales y las empresas mexicanas tienen el campo casi libre para devorar la vida de los trabajadores y la juventud en aras de incrementar su riqueza.

Casi libre. Pueden o no surgir sectores de trabajadores que se pongan de pie para enfrentar y combatir la condena que pesa sobre sus espaldas: el malvivir diario de jornadas laborales extenuantes para apenas comer, para apenas dormir, para apenas ver el sol.