En un intento de mostrar flexibilidad en las posturas históricas del Vaticano, Bergoglio participará de las celebraciones por los 500 años de la rebelión de Martín Lutero contra los postulados del catolicismo.
Ana Sanchez Agrupación Pan y Rosas / Docente @anitaezkerrean
Lunes 31 de octubre de 2016 10:22
Visitará las ciudades Lund y Malmö donde estará hasta el martes, para participar en la conmemoración conjunta de los 500 años de la Reforma Protestante de Martín Lutero. "Hasta hace sólo unos pocos años era imposible conmemorar juntos a Lutero", dijo el secretario general de la Federación Luterana Mundial.
Martín Lutero fue un monje católico alemán que el 31 de octubre de 1517 colgó en la iglesia del Palacio de Wittenberg sus 95 Tesis, allí criticaba a la iglesia católica referenciada en Roma por adjudicarse el privilegio de eximir a los creyentes del cumplimiento de los castigos, a cambio de dinero; el perdón divino se compraba y comerciaba. Este mecanismo que Lutero criticó había convertido a la iglesia en una recaudadora de dinero desde el mismo Vaticano y desde las monarquías que se mantenían fieles y sumisas a Roma.
Por este motivo lo expulsaron de la Iglesia católica, lo persiguieron e intentaron impedir el despliegue de su doctrina y la organización de sus seguidores. “Lutero no quería hacer una división ni crear nuevas Iglesias. Lutero quería renovar la Iglesia católica y en ese tiempo no era posible”, dijeron en la conferencia de prensa de presentación de la visita.
Entre lunes y martes el papa tendrá varios eventos entre los que pronunciará sus discursos y la homilía de la misa en español y se dirigirá a un país donde los católicos son sólo cerca de 119.000, en un país con 10 millones de habitantes.
500 años después, el Vaticano muestra gestos con los cuales intenta renovarse, modernizarse y parecer una institución más flexible, modelo Siglo XXI. Necesitan fortalecerse y para eso el papa argentino tiene una intervención sistemática por sobre muchos de los principales conflictos o hechos más importantes de la política a nivel internacional. Pero ésta no deja de ser una institución retrograda, al servicio de mantener el orden de los poderosos y a los sectores más oprimidos y explotados del mundo dejarles solo la “palabra de dios” como consuelo, en el mejor de los casos.
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