Migrar hacia Estados Unidos se ha convertido en el calvario de miles de centroamericanos y mexicanos en búsqueda de un mejor futuro. Según el Instituto Nacional de Migración, 17 personas han fallecido al intentar cruzar el Río Bravo.
Martes 16 de junio de 2020
La migración ha sido un tema que se ha puesto en relieve en los últimos años. Guerras, descomposición social, precariedad laboral y extrema pobreza son fenómenos que empujan a millones de personas en todo el mundo a migrar en búsqueda de un mejor futuro.
La frontera entre Estados Unidos y México es la más grande del mundo y por décadas ha representado una ilusión para poder salir de la pobreza y la violencia que se vive desde Centroamérica y recorre poblaciones y estados enteros en México.
Desde el gobierno del demócrata Barack Obama, las cifras de deportados de dispararon considerablemente, pero la llegada de Donald Trump a la presidencia implicó no solo la deportación de miles en territorio estadounidense, sino una política más agresiva desde el gobierno de México.
Pese al discurso de la Cuarta Transformación sobre garantizar derechos humanos a los migrantes, el gobierno ha impulsado la militarización de la frontera sur de México y una serie de retenes en las principales vías de comunicación desde el sur hasta los principales puntos de migración en la frontera norte como Baja California o Tamaulipas. Sólo en la frontera sur la Guardia Nacional destina 21 mil elementos para evitar la migración.
Esta situación ha implicado tomar más riesgos para intentar llegar al sueño americano. Es así como las rutas de migración han cambiado, desde el ingreso por la frontera sur, el tránsito a carreteras alternas y el cruce hacia los Estados Unidos por otros puntos que implican más riesgo como intentar cruzar el Río Bravo.
El Instituto Nacional de Migración (INM) dio a conocer que en los últimos cinco meses han recuperado 17 cuerpos del Río Bravo. Según el INM, cuatro de los fallecidos son mexicanos, dos de Guatemala y uno de Honduras, el resto de fallecidos no tenían ninguna identificación.
El INM afirma que ha detenido a mil personas en situaciones de riesgo entre el 1 de enero y el 31 de mayo, y según un comunicado del instituto ha ofrecido “ayuda humanitaria” a 42 mil 770 migrantes. Durante el 2019, el INM asegura que rescató 29 cadáveres en el Río Bravo.
Esta situación de riesgo a las que se exponen los migrantes es consecuencia de la política que el gobierno federal ha tomado frente al problema migrante, que es acatar la política xenófoba y criminalizadora de Trump contra las personas que se ven obligadas a migrar.
Las consecuencias de esta política agresiva hoy derivan en decenas de personas ahogadas intentando cruzar por el Río Bravo, que se suman a las personas que han fallecido intentando cruzar por la zona desértica del país, los migrantes fallecidos en los centros migratorios y los cientos de desaparecidos.
Por lo cual es fundamental enfrentar la desmilitarización de las fronteras, el libre tránsito y plenos derechos para todos los migrantes
Al norte del Río Bravo: movilizaciones contra el racismo
La política xenófoba y racista Trump choca con una generación de jóvenes que en todo el mundo se pone de pie a partir del asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis.
Es una generación que a diferencia de nuestros padres o abuelos, vive un momento en que los países centrales hay una composición multiétnica de la clase obrera y particularmente de los sectores precarios.
Este movimiento que ha generado movilizaciones masivas en más de 75 ciudades en EE.UU., tiene la potencialidad no solo de evidenciar a la policía como institución represiva del Estado y el racismo hacia los afroamericanos -que también golpea a la comunidad latina, aunque tiene otras raíces históricas-, sino de cuestionar la política migratoria de Trump que mantiene a miles de familias latinas en campos de concentración y a miles de niños detenidos y separados de sus padres.
La juventud que se pone de pie en Estados Unidos debe tenderle la mano a la comunidad migrante que por décadas ha sido condenada a la precariedad laboral, a la xenofobia y a las deportaciones. Ese lema que por décadas ha estado presente en las movilizaciones contra la violencia policial el “black and brown unity” hoy puede salvar la vida de miles de migrantes que cruzan el Río Bravo en busca de pan para sus familias.
A la par de luchar por la abolición de la policía, es necesario luchar la abolición del ICE y las cárceles migratorias, hoy la chispa que incendia Estados Unidos puede conquistar los plenos derechos para los migrantes.
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