Hoy se debate en la Cámara de Senadores la Ley de Normalización de Deuda Pública. Se trata de una gran entrega a lo reclamado por los buitres. El oficialismo contaría con una amplia mayoría.
Pablo Anino @PabloAnino
Miércoles 30 de marzo de 2016
Fotografía:Enfoque Rojo
La Cámara de Senadores se apresta a votar la Ley de Normalización de Deuda Pública. El proyecto oficialista contempla la derogación de la Ley Cerrojo y de la Ley de Pago Soberano que impide ofrecer a los buitres una propuesta más beneficiosa que la que recibieron quienes aceptaron los canjes de 2005 y 2010.
Aquellos canjes otorgaron ganancias del 300 %. A pesar de la quita promedio del 25 % de la que se vanagloria el equipo de Alfonso Prat Gay, la ley que se apresta a votar el Congreso Nacional significará ganancias que pueden superar el 1000 % para los buitres, aceptando prácticamente todas sus condiciones y las de Thomas Griesa.
El proyecto elevado por el macrismo, no sólo plantea una resolución de carácter general al conflicto, sino que comprende el aval a cada uno de los acuerdos particulares firmados por Luis Caputo, el secretario de Finanzas, con los diversos buitres litigantes.
Por eso no es una exageración caricaturesca decir que el Congreso actúa como una escribanía de lo decidido en Nueva York, sino una definición bastante aproximada a la realidad.
La iniciativa original enviada por el Poder Ejecutivo autorizaba endeudamiento por hasta u$s 20 mil millones. El proyecto modificado luego del enorme combate (que incluyó sanguchitos de miga y mates fríos) dado por los divorciados del Frente para la Victoria (Diego Bossio & Cia) y por el Frente Renovador limitó el aval dado al gabinete económico para emitir títulos de la deuda pública a u$s 11.684 millones.
Ese límite que puso la oposición patronal a Cambiemos es enteramente mentiroso, pues el mismo proyecto de ley aclara que si el gabinete económico necesita endeudarse por más de u$s 11.684 millones podrá recurrir a la autorización que establece el Presupuesto 2016 aprobado por el kirchnerismo el año pasado.
Ese presupuesto autoriza una friolera de endeudamiento que se eleva a u$s 54 mil millones. El macrismo se nutre de ese servicio que hizo Axel Kicillof cuando comandaba la política económica. Seguramente el kirchnerismo no pensaba que lo heredaría Macri, sino Daniel Scioli. El error de cálculos no oculta que la deuda que pensaba emitir era de un volumen gigantesco.
Para cancelar a los buitres se prevé la emisión de títulos a 5, 10 y 30 años en dólares, a ser colocados en el mercado financiero internacional. La operación de deuda pública será coordinada por JP Morgan Chase, Deutsche Bank, Santander y HSBC, mientras que BBVA, UBS y Citigroup actuarán como colocadores en el “mercado” de los títulos.
Hay que recordar que JP Morgan Chase y Deutsche Bank son los ex empleadores de Alfonso Prat Gay y Luis Caputo. Y que la mayoría de los bancos que orquestarán la nueva emisión de deuda facilitaron el exitoso “Megacanje” que terminó de hundir la economía en 2001. La “transparencia” que venía a traer Cambiemos está entrando en default.
La tasa de interés que pagará el macrismo por la nueva colocación de deuda se ubica encima del 7 %, mayor a la que paga cualquier país del mundo, incluidos los de la geografía latinoamericana.
Los dólares en efectivo irán a los buitres. Los bancos ganarán las comisiones y seducirán a los inversores con esa generosa tasa de interés.
La hipoteca de la deuda quedará a cargo del pueblo trabajador en el presente y en el futuro con desembolsos por intereses que se elevarán más del 10 % en el presupuesto público de los próximos años y con un stock de deuda que superará ampliamente los u$s 270 mil millones cuando hace apenas seis meses atrás se encontraba en u$s 240 mil millones.
Entrega a contrarreloj
El desgarbado juez neoyorquino Thomas Griesa puso fecha de vencimiento al acuerdo buitre: ordenó que antes del 14 de abril el Congreso tire abajo la Ley Cerrojo, la Ley de Pago Soberano y se realicen los pagos a los buitres. De lo contrario, se cae el acuerdo. Prepotencia imperialista en estado puro.
El gesto compensatorio del juez a favor del país tuvo lugar el 26 de febrero cuando dispuso que si la Argentina derogaba las leyes Cerrojo y de Pago Soberano, y además cumplía con la cancelación de los convenios firmados con los “holdouts”, antes del 14 de abril, quedarían sin efecto los embargos que impiden que el país abone los títulos de deuda reestructurada.
Pero la Corte de Apelaciones de Nueva York dejó en suspenso la medida solicitada por Griesa y llamó a una audiencia recién para el 13 de abril, pese a que el gobierno de los Estados Unidos presentó un amicus curiae (escrito con opinión) en favor de Argentina en reconocimiento del felpudismo macrista.
Durante el último fin de semana, luego de la euforia por la visita de Barack Obama y el amicus curiae, el equipo económico estuvo al borde de un “ataque de nervios” frente a la posibilidad de que se caiga el acuerdo por el que tanto trabajó.
No obstante los tiempos acotados, los fondos buitre dieron señales tranquilizadoras anticipando que no pedirán la caída de los acuerdos. Como resulta evidente, su palabra no es de confiar. Todo pende de un hilo.
Voto positivo en nombre de Néstor y Cristina
El Frente para la Victoria (FpV) salió a las calles durante la celebración del 40 aniversario del golpe cívico militar embanderado con la consigna “patria o buitres”.
De acuerdo a los registros del Senado de la Nación, el FpV cuenta con 39 integrantes (54 % de los votos) sobre un total de 72 bancas. Es decir que está en condiciones de tirar abajo el acuerdo macrista con los buitres.
Contrario a la consigna de las calles, el titular del bloque de senadores del FpV, Miguel Ángel Pichetto, afirmó que "hay garantía de que la ley salga".
Es el mismo senador que años atrás, cuando era un guardián de Néstor y Cristina, inquirió a Julio Cobos durante el conflicto con la oligarquía terrateniente: “Voy a usar una frase que le dijo Jesús a sus discípulos: lo que tengas que hacer, hazlo rápido".
Ahora, vestido de Poncio Pilato, Pichetto adelantó que no le inquieta el mote de "traidor" que le vayan a atribuir. A la vez, se desmarcó de los espacios kirchneristas que utilizan la consigna "patria o buitres".
Un movimiento que resalta tanto la lealtad está lleno de traidores, decía un viejo líder peronista. En el kirchnerismo es ya una patología incurable: Diego Bossio, Sergio Massa, Hugo Moyano y la lista se sigue expandiendo: "Habrá una mayoría importante que representa a los gobernadores" que votarán afirmativamente el acuerdo con los buitres, señaló Pichetto.
No sólo eso. El senador se mostró convencido de que el ex presidente Néstor Kirchner “pagaría” a los bonistas. “Además también le pagamos al Club de París, a YPF, al Ciadi, a todo el mundo, este ciclo hay que completarlo, no entiendo cómo no se pone todo eso en defensa del gobierno anterior”, afirmó Pichetto.
Por otra parte, manifestó que la ex presidenta, Cristina Fernández, no dio “ninguna orden de cómo tenemos que votar este tema”. A confesión de parte, relevo de pruebas. No sólo se trata de un espacio político prolifero en traidores, sino también de “pagadores seriales”.
El sciolista y ex presidente del Banco Provincia, Gustavo Marangoni, indicó que si fuera senador “votaría a favor”. A lo que agregó que “hay que taparse la nariz, no hay nada para festejar”.
Frente a un régimen patronal de ajustadores y entregadores queda cada vez más en evidencia que el Frente de Izquierda y los Trabajadores tenía razón. Había que votar en blanco en el balotaje.
Se fue Obama, siguen los problemas económicos
“Las dos mejores semanas del gobierno”, repiten por los pasillos los funcionarios macristas por la votación en diputados en favor del acuerdo con los buitres y el buen trato de Barack Obama a Mauricio Macri. Prometen una lluvia de inversiones luego de que se cierre el litigio en Nueva York.
Mientras ese maravilloso país existe sólo en el nuevo relato de Cambiemos, en el país real (que no se reduce a Barrio Norte ni a Nordelta) afloran la inflación, los despidos, el dólar sube y baja en una pelea entre diversos sectores de la burguesía por expandir sus ganancias y se prepara un nuevo zarpazo sobre el bolsillo de los trabajadores con tarifazos en agua, gas y transporte.
Hace unas semanas Cambiemos aseguraba que la alegría llegaría en el segundo semestre. Ahora comenzaron a sincerar que este año sería difícil que se evite el estancamiento o la recesión económica. El famoso economista liberal, Álvaro Alsogaray, advertía que “hay que pasar el invierno”. Con Cambiemos, “la primavera también”. Hasta ahora sólo festejan los buitres.
Pablo Anino
Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.