El juez Marchena no permitirá asumir como diputado europeo al líder independentista de Esquerra Republiana de Catalunya (ERC), Oriol Junqueras, ni otorgará la libertad de los presos al acabar la parte testifical.
Martes 25 de junio de 2019 00:03
Se acabó el desfile de policías y guardias civiles que se quejaban de los claveles, aviones de papel y las caras de odio. Se acabó la indefensión de estos cuatro meses contra los presos políticos catalanes. Ahora el Tribunal Supremo, presidido por Marchena, se prepara para juzgar las pruebas, que fueron separadas de los testimonios, para decidir qué condena hará. Lo que es seguro es que no es absolutoria.
Candidatos electos que no pueden ejercer
El Tribunal ya ha dado algunas pistas durante el juicio, y también las está dando en estos días. La primera pista ha sido la prohibición de que Oriol Junqueras pueda tomar el acta como eurodiputado y así no le será posible asistir a la reunión de constitución de la eurocámara. Esta prohibición incluye también president Carles Puigdemont y al exconseller Toni Comín.
Esta acción es otra más en la que el Tribunal Supremo actúa como un dictador violando incluso las propias reglas de juego, la tan cacareada Constitución del 78. Esta reconoce una serie de derechos fundamentales como el de votar y poder ser elegido, y, por tanto, poder integrar aquellas instituciones representativas. Este derecho es claramente prohibido al candidato de ERC quien no tiene impedimento legal alguno para ejercerlo puesto que aún no está condenado.
El problema real es que si Oriol Junqueras fuese condenado, el Supremo tendría que pedir un suplicatorio al Parlament europeo, cuestión que no es clara que le sea concedida después de cómo reaccionaron los jueces alemanes, belgas, suizos y escoceses. Ante esto se acabó la presunción de inocencia y Marchena, ante la duda, lo “pre-condena” como culpable.
Cuestión que les sucede también a los dos candidatos de Junts per Catalunya. Las euroórdenes actúan no conforme “a derecho”, sino de acuerdo a lo que quiere la dictadura de la toga. Vienen y van si al juez “le agrada” ¿Cómo puede ser que Puigdemont y Comín (al igual que Junqueras) puedan ser elegibles pero no puedan ejercer el cargo al que fueron electos por centenares de miles de votos?
Peligro que se escapen los “terroristas”
Otra “pista” que nos da el máximo tribunal es la respuesta a la solicitud de liberar a los presos políticos presentada por las defensas. Estas, una vez acabada el desfile de testimonios y pruebas, lo han solicitado. Y, la Sala II contestó que era necesario que continuaran en prisión provisional para poder ejecutarse la sentencia. En síntesis, que no haya peligro de que escapen antes de una segura condena.
El Supremo, al igual que el juez de la fase de instrucción, la jueza Lamela de la Audiencia Nacional; ha negado una y mil veces la posibilidad de defenderse y esperar la sentencia en libertad. Las excusas han sido por peligro de destrucción de pruebas, peligro de reincidencia y peligro de fuga. El poder judicial les ha tratado como si fueran peligrosos terroristas. Seguro que el golpista Tejero ha tenido mucho mejor trato.
Pero ésta última respuesta seguramente es la peor de todas. Ya no puede haber destrucción de pruebas porque estas ya han pasado por el juicio. Peligro de reincidencia es imposible puesto que sus partidos políticos, sus programas electorales e incluso sus defensas dejan meridianamente claro que no propugnan la independencia unilateral, sino que solo optan por el diálogo con el mismo Régimen que les tiene presos.
Hay que enfrentar la condena y el Régimen
Está claro entonces que habrá una sentencia condenatoria contra los presos políticos catalanes, contra el pueblo catalán que quiere ejercer la autodeterminación, contra aquellos que quieren la independencia y la República Catalana, contra la osadía del referéndum del 1-O y los centenares y centenares de miles que se movilizaron las diadas, el 20-S o fueron a votar aquél domingo.
El Régimen del 78, ya sea con la cara de Rajoy, o con la cara “más amable” de Pedro Sánchez pretende derrotar al movimiento independentista catalán. Y, éste juicio completamente político será la herramienta esencial para ejercerlo. La Fiscalía, la Abogacía del Estado, la acusación popular de los fascistas de Vox, con el Supremo, la Audiencia y el Constitucional piden sangre. Todos con la venia del Monarca, el Gobierno, el Congreso y el Senado.
La duda es si ERC o JxCat se tragarán una sentencia condenatoria o si la enfrentarán. Hasta ahora no han movido ni un dedo con las innumerables injusticias que han sufrido los presos políticos. La Assemblea Nacional Catalana y Ómnium tampoco han hecho gran cosa, alguna que otra movilización y punto. La izquierda independentista y la CUP parecen confundidas y se han desmovilizado.
Cada vez más se hace claro que sin la enorme movilización popular realizada el 1-O o el 3-O y la organización de comités por la libertad de los presos en los lugares de trabajo, de estudios y en los barrios y pueblos. No hay más forma que luchar contra cualquier condena de un juicio político y plagado de “irregularidades” en las calles y movilizando enormes fuerzas sociales que enfrenten la condena y el Régimen que se sostiene con ella.