Esta semana se iniciaron los trabajos preliminares de exhumación en el Valle de los Caídos, generando gran expectación entre muchos de los familiares de los enterrados en la zona. Aunque finalmente la Guardia Civil impuso que nadie, a excepción de los peritos, accediera al lugar.
Martes 24 de abril de 2018
Se trata de uno de los grandes símbolos de la victoria del franquismo. Construida mayoritariamente por presos del bando republicano en condiciones de semiesclavitud. La idea del dictador era erigir una obra lo mas exagerada posible que rindiese honor a los que cayeron luchando en la "gloriosa cruzada" del 36.
Una gran parte de los que trabajaron en la construcción del Valle de los Caídos se dejaron la vida en la misma, debido a las extremas condiciones de trabajo a las que fueron sometidos. Según se acercaba la finalización de la obra, en 1958, el Régimen tuvo la iniciativa de recoger cadáveres procedentes de la Guerra Civil de distintos puntos del país. De esta manera la Basílica del Valle de los Caídos se convirtió en la mayor fosa común de España, con más de 34.000 cuerpos. Aunque se sospecha que este número se queda corto, debido al poco cuidado que se dieron a los restos.
Finalmente el mismo Franco fue enterrado en esta Basílica en noviembre del 75 con honores propios de un Papa. Desde entonces este complejo se convirtió también en una lucrativa fuente de negocios bajo gestión directa de la Iglesia, con ingresos provenientes de los turistas de alrededor de dos millones de euros al año.
Familiares de los que se encuentran enterrados en el Valle de los Caídos se empezaron a organizar y batallar judicialmente para poder recuperar y enterrar a sus muertos de forma digna. En el camino se han encontrado todo tipo de obstáculos, y aun a día de hoy no queda claro si finalmente podrán vencer la resistencia de la Iglesias, políticos y jueces.
Aunque el Valle de los Caídos es el lugar más simbólico de la represión franquista, toda la península se encuentra plagada de fosas comunes con centenares de miles de muertos. Se trata de un tema muy espinoso para el Régimen del 78 de conjunto, ya que deja al desnudo las vergüenzas de un pasado con el que nunca se quiso romper. Los partidos más abiertamente derechistas como el PP o Ciudadanos siempre han mostrado su fuerte desprecio a las víctimas del franquismo. Pero incluso para el PSOE y Podemos es un tema que resulta incómodo. Aunque los primeros durante la época de Zapatero sacaron adelante una limitada ley de memoria histórica, nunca tuvieron ningún tipo de voluntad de ponerla en marcha y al final ha quedado en papel mojado. Por su parte, Podemos siempre ha mantenido una posición solidaria con las víctimas del franquismo, pero sin llegar a cuestionar al actual Régimen.
Otro hilo de continuidad es el de algunas de las empresas más importantes de la actualidad, especialmente del sector de la construcción, que se beneficiaron directamente del plan de trabajos forzados de la dictadura franquista. Algunos ejemplos de esto son Sacyr Vallehermoso, ACS, ADIF o importantes familias que también lograron acumular gran parte de su fortuna por el trabajo de los presos políticos como los Entrecanales o los Villar Mir. Esto revela la naturaleza de clase del franquismo, que detrás de toda la parafernalia nacionalista y religiosa se encontraba la defensa mediante el terrorismo de Estado de los intereses privados de los grandes capitalistas españoles.
Según algunos historiadores fueron alrededor de 400 mil los presos políticos que el Régimen utilizo como trabajadores forzados. Esta práctica fue habitual en los países que cayeron bajo las botas del fascismo. Pero a diferencia de Alemania o Italia, en España estas empresas nunca fueron obligadas a reconocer y reparar económicamente a las víctimas que pasaron por esta situación. Por tanto muchos de los que actualmente deben sus grandes fortunas al trabajo esclavo franquista gozan hasta el día de hoy de una impunidad absoluta.
Pero no solo los empresarios se aprovecharon de la crueldad del franquismo. También, como no podía ser de otra forma, la Iglesia obligo a trabajar a muchos presos políticos en las obras de sus parroquias, iglesias, etc. El propio Valle de los Caídos es también un símbolo de la estrecha relación entre la dictadura y la Iglesia. Después de la muerte del dictador los privilegios del clero se mantuvieron. Esto quedó reflejado en los acuerdos entre la Santa Sede y el Estado español de 1979. De esta manera la gestión de la Basílica del Valle de los Caídos está a cargo de la Iglesia. Esto les permite decidir a quienes dejan entrar en ella, teniendo incluso la potestad de impedir las exhumaciones de los millares de cadáveres que hay en su interior.
En la actualidad una vez más se pone de manifiesto que el Régimen del 78 es heredero directo de Franco. Por eso a más de 80 años de iniciarse la Guerra Civil todavía ponen obstáculos a que los represaliados de la guerra y la dictadura sean identificados y tratados con dignidad. Aun después de todo este tiempo le resulta muy difícil al actual Régimen reconocer el nivel de represión que hubo durante la época de la dictadura. Y que esta solo sirvió para proteger los privilegios de una minoría parásita, que se sentía amenazada ante el avance de la clase obrera y el pueblo pobre cada vez más en franca rebelión contra un sistema social injusto. Para ello tuvieron que llevarse por delante a lo mejor de una generación y utilizar el miedo y el terror para doblegar al resto de la población. Pero es precisamente el recuerdo de esos miles de luchadores que no se arrodillaron lo que más temen.
Ahora cuando de nuevo estamos en medio de una fuerte crisis del Régimen del 78, el ADN franquista es más evidente que nunca. De esta manera en los últimos meses asistimos a una ola represiva que ha llevado a la cárcel a dirigentes independentistas, raperos, tuiteros, periodistas e incluso a líderes sindicales. En los últimos días la polémica volvió a saltar debido a la absurda persecución de banderas y símbolos amarillos, lo cual refleja el nivel de senilidad del actual Régimen.
Por otra parte muchas de las empresas y familias que sostuvieron y se beneficiaron del franquismo siguen a día de hoy gozando de una relación carnal con el poder político. En los grandes casos de corrupción como Gurtel, Barcenas, o los pelotazos urbanísticos estas empresas han jugado un papel central.
Por tanto es necesario asumir que nos encontramos ante un Régimen que es imposible reformar y al que hay que impugnar en su totalidad. Porque se construyó como heredero del franquismo, en el sentido de que su función es la de preservar los privilegios y el poder en manos de las mismas elites que dirigieron el país durante la dictadura de Franco. Por eso aun a pesar de ser formalmente más democrático, conforme su propia crisis avanza y la desafección es cada vez mayor, el Régimen del 78 muestra sus rasgos más reaccionarios.