Del salario de los y las trabajadoras se derivan las prestaciones que éstos reciben, el aguinaldo no es la excepción. Quienes menos ganan reciben una cifra menor por esta prestación y la mitad de la población no lo recibe. Pero, ¿en qué cambia el aguinaldo la realidad de las familias trabajadoras?
Martes 10 de diciembre de 2019
La cena de Navidad y Fin de Año, los regalos y los pagos anuales de servicios son parte de los gastos extras que las familias trabajadoras asumen en diciembre. Esto, a diferencia del resto del año dónde lo cotidiano es administrar los ya de por si bajos salarios para llegar al próximo pago.
Los patrones suelen manejar el aguinaldo como un “regalo” que le otorgan a los trabajadores por su desempeño durante el año, sin embargo la prestación del aguinaldo no debe pensarse como un regalo que los patrones otorgan, sino que es una concesión que está ligada a la sociedad de consumo, donde las familias trabajadoras elevan su nivel de consumo como pocas veces lo hacen en el año, esto sin mejorar la calidad de vida en relación al siguiente año.
El aguinaldo, según indica la ley, debe corresponder al menos a 15 días de salario, es decir depende del salario del trabajador la cantidad que este recibe a fin de año, quien menos gana menos percibe, pero en el mercado los precios son los mismos para todos y todas.
Si la realidad de las y los trabajadores con bajos salarios es mala, peor es para quienes laboran en trabajos informales y temporales. Un ejemplo de esto es que en México el 49% de los trabajadores no recibe ningún tipo de aguinaldo, aunque por ley todas y todos los trabajadores tenemos derecho a esta prestación.
Finalmente, el aguinaldo no es un pago que signifique la mejora del conjunto de las condiciones de vida de las y los trabajadores sino que se convierte en una concesión que sirve a las familias trabajadoras para pagar gastos atrasados, comprar juguetes que no pueden ser adquiridos el resto del año y quizá para la cena de año nuevo o Navidad.
Mientas las y los trabajadores vivimos cotidianamente con el cinturón ajustado por los bajos salarios impuestos por los gobiernos federal y estatal, así como la alianza de los patrones con las burocracias sindicales que hace que todas nuestras presentaciones sean raquíticas, los empresarios nacionales y extranjeros se roban las ganancias millonarias generadas por cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que día a día laboramos por mejorar nuestras condiciones de vida y las de nuestras familias.
Por eso hoy no basta que exijamos aguinaldo para todas y todos los trabajadores del país, sino también la mejora de nuestra calidad de vida a través de un incremento generalizado al salario para que éste cubra mínimamente los costos de la vida diaria, esto sólo se logrará mediante el deterioro de las condiciones de opulencia en la que viven los empresarios.