El gobierno apuesta todo al “ancla” fiscal con un ajuste inhumano. Cabos sueltos. Columna de economía de El Círculo Rojo, un programa de La Izquierda Diario en Radio Con Vos, 89.9. En texto y video.

Pablo Anino @PabloAnino
Viernes 9 de febrero de 2024 08:19

- La derrota del Gobierno de Javier Milei con el retiro de la Ley Ómnibus trae dudas a la élite económica que saboreaba los beneficios que iba a obtener.
- La semana pasada, la Asociación Empresaria Argentina (AEA) había festejado la aprobación de la ley en general.
- ¿Quiénes participan en AEA? Los dueños de todo. Allí están Luis Pagani de Arcor, que aumenta sin miramientos los precios de muchos de los productos que se compran en los supermercados; Paolo Rocca de Techint que recibe subsidios en Vaca Muerta y un hombre de su empresa quedó a cargo de la conducción de YPF; Héctor Magnetto del Grupo Clarín, que es dueño de Personal, que también aumenta sin freno el cable y la telefonía celular; y sigue la lista, Alfredo Coto, Marcos Galperin de Mercado Libre, laboratorios Bagó, entre otros que ganan mientras la pobreza crece.
- AEA festejo. Pero ahora empiezan a aparecer dudas en el mundo empresarial. Un buen termómetro del desánimo de la élite económica es la caída del Índice ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos) de la city porteña durante los últimos días.
- Entre los lobos de Wall Street, es decir, entre los especuladores globales, también impactó de forma negativa la caída de la ley que traía una oleada de privatizaciones a la que pretendían subirse.
- Pero, incluso antes derrota, muchos economistas de distintas vertientes advertían que el programa del gobierno no tiene ancla. Señalaban que un programa fiscal sin una política de ingresos que desindexe la economía tenía una perspectiva de fracaso.
- El gobierno se atrincheró en el ancla fiscal con la idea de que con un ajuste inhumano lograría el equilibrio presupuestario y eso le permitiría bajar la inflación y ordenar la economía.
- El ministro de Economía, Luis Caputo, para desdramatizar, ahora afirma que el 75 % del paquete fiscal no estaba en la Ley Ómnibus. Es cierto. Pero el problema ya no es de porcentajes, sino que se vio un gobierno en retroceso. Y eso para la élite económica es un mal síntoma.
- Es interesante la comparación con diciembre de 2017. En aquel mes se vio que el macrismo obtuvo un triunfo pírrico, de poco valor, porque a pesar de lograr que se vote el cambio de la movilidad jubilatoria, no logró hacer pasar las contrarreformas laboral y tributaria. No pudo avanzar el proyecto que Mauricio Macri llamó el "reformismo permanente".
- Lo que tiene de parecido es la dinámica de un gobierno en retroceso, que tiene una derrota en el Parlamento y que tiene que retirar parte de su programa económico. Luego podrá dar vueltas para tratar de recomponerse.
- Meses después, en abril de 2018, vino el golpe de mercado que le propinó el banco estadounidense J.P. Morgan a los cambiemitas ¿Qué dice ahora este banco? Que "Esta derrota expone los desafíos de gobernabilidad que enfrenta el gobierno".
- Es una declaración importante porque, entre los desafíos de gobernabilidad que enfrenta el gobierno, hay que anotar las potenciales maniobras especulativas de este tipo de bancos.
- Previo a la derrota en el Congreso, el oficialismo ya había establecido un programa económico plagado de contradicciones. No solo por los límites del “ancla fiscal”.
- La otra contradicción notoria es que la inflación está corriendo a una velocidad del 20 %/25 % mensual, pero la cotización del dólar oficial aumenta al 2 % mensual. Es decir, los precios suben a un ritmo diez veces superior que el del dólar.
- Es claro que la inflación es la “licuadora” con la cual Milei está buscando destruir el poder de compra del salario y de los haberes jubilatorios.
- Pero eso tiene un costo: la inflación diluye el efecto de la devaluación de diciembre. Y esto lo saben bien los ganadores de esa devaluación: los exportadores, en particular, los agroexportadores, que en los próximos meses tiene que empezar a liquidar ventas de soja. Es probable que presionen por una nueva devaluación. El impacto de una nueva devaluación es obvio: más inflación.
- Otra de las contradicciones importantes es que la recesión que induce el gobierno puede provocar que se reduzcan los ingresos del fisco en una proporción mayor a la reducción del gasto público que se está ejecutando. Es decir, puede ocurrir que el gobierno no logre reducir el déficit. Por lo cual, puede estallar el “ancla fiscal”, a causa de su propia política. Un círculo vicioso.
- Otro tanto ocurre con la necesidad que tiene el Banco Central de juntar dólares para pagar la deuda pública fraudulenta, una exigencia que, además, impone el FMI. Más dólares para la deuda significa menos dólares para las importaciones, es decir para la actividad económica cotidiana.
- Como se ve, el gobierno enfrenta problemas en el terreno que se supone más hábil: la economía. También tiene que lidiar con las dudas de la “casta” económica a la que beneficia. Son brechas que se pueden aprovechar para derrotar a las fuerzas del cielo que quieren destruir las condiciones de vida en estas tierras.

Pablo Anino
Nació en la provincia de Buenos Aires en 1974. Es Licenciado en Economía con Maestría en Historia Económica. Es docente en la UBA. Milita en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS). Es columnista de economía en el programa de radio El Círculo Rojo y en La Izquierda Diario.