El 29 de marzo de 1985, en plena dictadura y en medio de una crisis económica que mantenía los niveles de desempleo cerca del 35%, los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo fueron asesinados cobardemente en un operativo perpetrado por Carabineros en la población Robert Kennedy, en la actual comuna de Estación Central.
Jueves 29 de marzo de 2018
Eduardo y Rafael fueron jóvenes militantes, dispuestos a levantar un proyecto político que consideraron correcto para enfrentar a un régimen responsable de la miseria de millones. Esa voluntad de dedicar sus vidas a organizarse para transformar la realidad, y particularmente con el objetivo de derrocar la dictadura militar de Pinochet, es un ejemplo para las nuevas generaciones de jóvenes hoy en día.
Pero parte fundamental en la reivindicación de su lucha es hacer un balance de su legado, y con una mirada crítica, sacar las lecciones que hoy nos permitirán dotarnos de herramientas para continuar la lucha contra la opresión y la explotación.
El 29 de marzo se ha transformado en el símbolo de partidos y agrupaciones políticas herederas de la tradición del MIR: la actual izquierda del “Poder Popular”. Muchas de estas organizaciones impulsan los cortes de calle y la instalación de barricadas en algunas universidades y poblaciones. El problema de estas acciones es que su folklórica repetición anual, es llevada adelante por apenas unas cuantas decenas, completamente aislada de la gran masa de trabajadores, pobladores, las mujeres y la juventud, quienes se convierten en meros espectadores de los enfrentamientos con la policía.
Desde Vencer, creemos que la mejor forma de conmemorar la muerte de los hermanos Vergara, es construyendo una organización política de la juventud que se proponga ser un factor en la conformación de una oposición en las calles que enfrente masivamente al gobierno de Piñera, que busque superar sus fuerzas uniéndose a los trabajadores, las mujeres y el Pueblo Mapuche.
Mas aun hoy, cuando el gobierno de derecha comienza con ataques directos como la “objeción de conciencia” para limitar el aborto, la creación de una “policía antiterrorista” para reprimir en la Araucanía y utilizando instituciones antidemocráticas como el tribunal constitucional para perpetuar el lucro en la educación, es que no podemos conformarnos con pequeños enfrentamientos aislados con la policía, debemos organizarnos en cada lugar de estudio y de trabajo, para que desde nuestras asambleas, con miles de nuestros compañeros, seamos una gran oposición a los ataques de este gobierno.
