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Red Internacional
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Vida cara. El aumento al salario mínimo es insuficiente

El salario mínimo sube este año, sin embargo, no logra satisfacer las necesidades de las familias mexicanas.

Miércoles 17 de enero de 2024

En diciembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se jactó de que el salario mínimo para el 2024 sería de $248.93 pesos diarios; dijo que a su llegada en 2018 el salario era de $88.40 pesos, presumiendo que en su gobierno sí ha subido en términos reales. Pero ¿por qué sigue sin alcanzarnos?

En los primeros cinco años del gobierno de AMLO, la inflación acumulada fue de 29.4 por ciento, la mayor para un periodo comparable desde la administración de Ernesto Zedillo, cuando se disparó 201.8 por ciento.

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Los resultados de diciembre de 2023 fueron mayores a lo que se esperaba, con una inflación de 4.55 por ciento; además, la inflación sumó 34 meses por arriba del objetivo del Banco de México, de entre dos y cuatro por ciento. Y recordemos que el accionar del Banco de México fue subir la tasa de interés, acción que nunca funciona.

La gentrificación es un problema cada vez más caótico para la Ciudad de México y se suma a la gran lista de problemas económicos de millones de familias citadinas, que cada día les es más difícil poder costear el alquiler de un departamento. De acuerdo a datos arrojados por The Economist, la CDMX se convirtió en una de las metrópolis más importantes de América Latina, pero, en el cierre de 2023, también se posicionó como la capital que más incrementó su costo de vida entre los países latinoamericanos.

Otro indicador económico que muestra la vida tan precarizada de las familias trabajadoras ha sido la Canasta Básica Alimentaria, que en 2024 arrancó encarecida: aunque el promedio de los productos resulta 2% más costoso respecto a la primera semana de enero del 2023, hay alimentos como el jitomate que elevaron su precio hasta 70%, reportó la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).

La clase trabajadora mexicana es la que más trabaja

México es el país de la OCDE en donde se dedican más horas al trabajo. Datos de 2019 muestran que los mexicanos, en promedio, trabajan 2 mil 137 horas al año, mientras que los países de la OCDE tienen un promedio de mil 730 horas.

De acuerdo con los salarios mínimos en otros países latinoamericanos, México está por debajo de cuatro: Costa Rica, 687 dólares mensuales; Uruguay, 570; Chile, 521; Ecuador, 460 y México con 440. Mientras que dentro de los países de la OCDE, entre los que tienen un mayor salario mínimo está Luxemburgo, con 3122 dólares al mes.

¿Entonces, si los mexicanos somos de los que más trabajan, por qué percibimos de los salarios más bajos? Los beneficios, evidentemente, son para las ganancias de la patronal.

A organizarnos por salarios que alcancen

El salario mínimo que perciben millones de trabajadores no cubre las necesidades básicas como: transporte público, alimentación, alquiler, ocio, vestido y calzado, etc. Aunque López Obrador planteó que enviará el Congreso una iniciativa de reforma que establezca, entre otras cosas, que los aumentos al salario mínimo no puedan ser menores a la inflación, esto sólo aplicaría para un sector de la clase trabajadora y no para quienes ganan más del mínimo.

Ante esto, es una necesidad urgente abrir la discusión en el conjunto del movimiento obrero, sobre cómo conquistar un salario que realmente alcance y cómo recuperar el poder adquisitivo perdido en las últimas décadas.

Eso implica luchar por un aumento generalizado de emergencia, con un salario que cubra mínimamente la canasta básica y todos los gastos que son imprescindibles para una familia trabajadora.

Un salario que aumente por arriba de la inflación, para revertir la pérdida del poder adquisitivo de las décadas previas, y que se ajuste automáticamente según la inflación, por ejemplo de manera mensual.

Esto debe estar asociado a acabar con la precarización del trabajo, garantizando plenos derechos laborales y sindicales para todas y todos.

Para pelear por esta perspectiva, es fundamental la unidad, la organización y la movilización independiente de las y los trabajadores. Las corrientes y direcciones sindicales que se reclaman democráticas y combativas deben abandonar toda tregua con el gobierno y poner sus fuerzas al servicio de dar esta pelea.