En la época de los grandes medios de comunicación la imagen de los candidatos es una parte importante de las campañas electorales. Sin embargo, detrás de ellos se esconden los acuerdos tras bastidores y negociaciones de los monjes negros de la política que siempre se mantienen alejados de las luces de las cámaras.
Jueves 18 de junio de 2015
La candidatura de Lousteau que acaba de sumar el apoyo del Partido Tercera Posición (P3P) que armó la familia Barrionuevo-Camaño, sólo agregó una perlita más de su candidatura, hoy sustentada en los favores de operadores político de hace décadas como el Coti Nosiglia, mafias universitarias y abogados de empresarios vaciadores.
La imagen nos muestra a un joven de rulos, sonriente, profesional de universidad privada, máster en Londres y en pareja con una exitosa actriz del momento. Esa foto que se ha replicado por millones en la Ciudad de Buenos Aires en afiches, spots, carteles luminosos y medianeras tiene detrás a sectores que son expresión de lo peor de la política de la Ciudad. Ellos son también los que acercan a los empresarios que financian la millonaria campaña que está haciendo Lousteau en la Ciudad, en la que su aparato parece prestarle batalla a los millones que también están gastando Recalde y Rodríguez Larreta.
Estamos en una época donde los candidatos saltan en garrocha de un lado a otro al punto de avergonzar al propio Doctor Borocotó, donde Lousteau pasó de ser Ministro de Economía de Cristina Kirchner a intentar ser hoy visto como parte de la esperanza blanca macrista para enfrentar al Frente para la Victoria. De hecho, tiene su lugar en el frente "Cambiemos" que tendrá en octubre a Mauricio Macri como candidato presidencial en octubre.
Esta semana se volvió a confirmar eso de que para los políticos profesionales las ideas y los principios siempre se miden según las circunstancias. A menos de una semana de que Barrionuevo se jactara de su poder de “negociación” con los militares durante la dictadura de 1976, Lousteau realizó un acto organizado por el partido “Tercera Posición” que organizó el propio gastronómico junto a su mujer, Graciela Camaño, lo que fue interpretado como un acuerdo para el final de las elecciones de Capital, en particular para su fiscalización. Barrionuevo es además uno de los más obscenos representantes del sindicalismo menemista cuya propuesta más célebre en los ’90 fue que en el gobierno que él defendía había que “dejar de robar por dos años”.
Pero este es sólo una muestra de todos los acuerdos que necesitó hacer Martín Lousteau para ser ungido candidato. En primer lugar, ha sido la apuesta fuerte del radicalismo porteño encarnado por Enrique Coti Nosiglia, su hijo, el hoy legislador Juan, y Emiliano Yacobitti. El Coti es un viejo dirigente radical, operador en las sombras, que fue un instrumento fundamental tanto de la confección del Pacto de Olivos como de las relaciones entre Duhalde y Alfonsín, después de la caída de la dictadura.
Emiliano Yacobitti, por su parte, es conocido por todo aquel que haya recorrido pasillos universitarios. Sobre todo en la Facultad de Económicas de la UBA donde todavía se lo recuerda por haber retenido el Centro de Estudiantes a fuerza de fraude, patotas y corrupción en unas correrías en las que lo acompañaba el propio Juan Nosiglia. Hoy es el Secretario de Hacienda de la UBA y está a cargo de la caja de la universidad más grande del país, pero sigue manteniendo sus mañas y las acusaciones de corrupción se le siguen acumulando.
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La última perlita de la lista que apoya a Martín Lousteau es el abogado Diego García Vilas. El mismo pertenece al estudio que representa a los ex directivos de la gráfica Donnelley en la quiebra fraudulenta y en los juicios laborales, que pretendían dejar más de 300 familias en la calle. Evidentemente, Barrionuevo se va a sentir muy a gusto en las sobremesas con el resto de los personajes oscuros que sostienen la candidatura “cool” de Martín Lousteau.
Cuando estas cosas saltan a la luz todos intentan despegarse. El propio Lousteau declaró que su visita a un local partidario no significa un acuerdo, pero nadie puede creer en tanta inocencia del ex Ministro de Economía. Es en realidad su propia estrategia acordar con lo más podrido de la política y los empresarios que la financian.
Evolución no es mejorar los negociados del macrismo con la obra pública de la mano de lo peor del menemismo. Evolución no es dejar la salud y la educación públicas abandonadas para que compitan con lo privado. Como dijo la candidata a Jefa de Gobierno del Frente de Izquierda, Myriam Bregman: “Ellos hablan de evolución y se rodean de gente como el Coti Nosigilia y la mafia de la Franja Morada de la UBA. Nosotros tenemos otro modelo de ciudad, nuestra evolución es terminar con las 500.00 personas en emergencia habitacional en la Ciudad más rica del país, es no permitir talleres clandestinos ni la trata de personas en Buenos Aires y es poner las prioridades de la Ciudad al servicio de los trabajadores. De esta forma, estamos llevando adelante nuestra campaña, junto con ellos, con las mujeres y con la juventud”.