El sábado 8 de marzo durante la tarde, el Club Vélez Sarsfield de Liniers estaba celebrando dentro de su polideportivo el “cierre de temporada de las piletas”, un evento concurrido por los socios y sus familias. Todo parecía desarrollarse con naturalidad hasta que dos facciones de la barra del club comenzaron a descargar sus armas al cielo sembrando pánico y terror. Esa tarde el aire del barrio se inundo con olor a pólvora y de una duda: ¿se puede negociar con las barrabravas?
Martes 31 de marzo de 2015
Hace tan sólo tres meses Raúl “Pistola” Gámez estaba festejando junto a su equipo de campaña el logro de haber sido reelecto por tercer mandato consecutivo con el 65% de los votos a su favor (1996-99 y 2002-05) formalizando su tercer mandato hasta el 2017. Parecería increíble imaginar que tan sólo tres meses después de semejante logro “pensaría en renunciar” debido a que la misma barra a la que perteneció y en la cual supo buscar y recibir apoyo hoy le marca la cancha al recordarle que no puede dejarlos de lado en los negocios sin pagar las consecuencias.
“Yo pacto con la barras” decía Gámez orgulloso allá a los lejos por Enero (de este año) para explicar su particular sistema de gestión, que le permitía mantener a raya y controlados a los barrabravas del club tan sólo con una charla de café “Sí, los conozco. Son los hijos de amigos. Puedo charlar con ellos. Los llamo, les pido que no hagan lío” Pero por más increíble que suene es cierto, Gámez hoy con sus 70 años es el ejemplo vivo de hasta dónde puede llegar un Barrabrava de la vieja escuela (la original).
La primera vez que se supo públicamente de este personaje fue allá por el año 86 durante el mundial de México. Un contingente de barrabravas había salido del país con el fin de apoyar a la selección, a la cabeza de todos ellos estaba el legendario José Barrita alias “El Abuelo” conocido por ser el fundador e ideólogo de “La 12”. Vélez también envió una delegación de hinchas entre las que se encontraba “Pistola”. El 22 de junio se jugó el partido Argentina vs Inglaterra, la tribuna de la hinchada era mixta y si a eso le sumamos la polémica “manos de dios” podemos decir que el ambiente estaba áspero. Posteriormente trascendió que hubo incidentes en la tribuna, entre barrabravas y hoolingans, como cerecita de la torta “El Grafico” publico una foto en donde se lo aprecia a Pistola Gámez bancando los trapos contra dos hinchas ingleses.
Si tenemos en cuenta que volvimos con la copa y que todavía estaban abiertas la heridas de la guerra de Malvinas, la imagen del muchacho boxeando ingleses cayo muy simpática sumado a que se convirtió en una suerte de postal de la época. Cuando Gámez retorno al país era una celebridad, dentro y fuera de Vélez.
Lo cierto es que ese suceso lo catapultó a la escena pública y 10 años después estaba presidiendo al club del que antes fue barra. Su caso se hizo conocido dentro del mundo del fútbol ya que era una suerte de “lo nuevo bueno”: el ex barrabrava que entendió cómo funciona el sistema y debido a su amor por la camiseta cambio el paravalancha por las oficinas del club. Y es verdad que el club experimento una relativa paz en sus tribunas sumado a éxitos deportivos: entre el 93 y 96, “el fortín” ganó tres torneos locales, la Copa Libertadores, la Intercontinental y la Interamericana. Todo parecía ir viento en popa para Gámez y su particular estilo de gestión, armonía en la cancha y el club por el precio de “micros y entradas para los muchachos de la barra”. Así acuño el slogan del “Club Modelo”.
Esta línea política parecía tener éxito hasta que finalmente la realidad demostró ser más dura que los discursos. El origen de todo este caos surgió cuando se acabo lo que se daba, en este caso entradas. El Club Vélez Sarsfield está negociando para que en el 2015 el bachatero Romeo Santos haga dos fechas en el estadio y al parecer “Pistola” no incluyo a “La Pandilla de Liniers” en la repartija de entradas, el resultado fueron los tristes sucesos del 8 de Marzo.
Al día de la fecha el futbol argentino se encuentra en una tensa calma que no se sabe cuando finalizará con más heridos o en el peor de los casos con muertos directos de las luchas intestinas de las tribunas. En apenas dos meses de competencia en lo que va del 2015, excluyendo los incidentes que se produjeron en Laferrere-Dock Sud, en Primera División sucedieron alrededor de siete hechos de violencia en los estadios. Los árbitros se unieron para exigirle a AFA que tome medidas ejemplares por la ola de agresiones que sufren dentro de la cancha. El año arrancó muy complicado en materia de violencia en el fútbol y durante la última fecha tres estadios no recibieron público. Concretamente San Lorenzo (ante Lanús), Godoy Cruz (contra Independiente) y Tigre (con Defensa y Justicia).
Hasta “el Bigotón” Aníbal Fernández tomó cartas en el asunto para que el club que preside, Quilmes, no sufra mayores sanciones por los incidentes entre sus hinchas durante el último partido disputado en el estadio Centenario, ante Vélez.
El año pasado dejó la violencia en el futbol un saldo de 14 muertos, este año por cómo viene comenzando no da la impresión de que vaya a mejorar. Todos estos síntomas son la clara señal de que la metodología de suspender canchas, público visitante y quitar puntos, lejos está de hacer una diferencia. Por el otro lado, los que quieren negociar con los delincuentes que se esconden en las hinchadas tampoco les fue muy bien. El fin de la paz entre “Pistola” Gámez con “sus barras” se puede comparar con el intento frustrado de Hinchadas Unidad Argentinas (HUA) de organizar y controlar a las barras por medio de su Institucionalización.
El torneo del 2015 ya arrancó, las elecciones nacionales se acercan junto con las internas de las barras y la verdad es que todos los indicios muestran que esto va a empeorar.