Después de que los partidos derechistas no aceptaron el llamado de Pedro Castillo a constituir un gabinete de “ancha base”, el presidente terminó realizando cambios cosméticos que mantienen la orientación neoliberal del gobierno y hacen prever nuevas confrontaciones entre el ejecutivo y el legislativo, lo cual profundizara la crisis política y la deslegitimación de los poderes del estado peruano.
Sábado 6 de agosto de 2022 11:23
El gobierno encabezado por Pedro Castillo, que el pasado 28 de julio cumplió un año de gestión, atraviesa hoy por una severa crisis política por las 5 denuncias que pesan contra el presidente, lo cual llevo a que desde la oposición parlamentaria de derecha y los medios de comunicación se vuelva a hablar de la posibilidad de destituir al mandatario por estar, supuestamente, comprometido en malos manejos del aparato público.
Estas denuncias que involucran al presidente y a sus familiares cercanos (sobrinos, cuñada, entre otros) en casos de corrupción, sostienen que Pedro Castillo habría favorecido a empresarios de la construcción en las licitaciones públicas.
Dichas denuncias se basan en las declaraciones realizadas por “colaboradores eficaces” que anteriormente estuvieron muy cercanos al presidente Castillo, como es el caso de la lobista Karelim López, el empresario Zamir Villaverde y el ex secretario de Palacio, Bruno Pacheco. Este último fue descubierto portando 20 mil dólares en un baño de palacio de gobierno y hasta hace pocos días atrás estuvo prófugo, sin embargo, termino entregándose a la justicia a cambio de colaborar con información que al parecer compromete al mandatario.
La develación de estos hechos y la presión de la derecha parlamentaria y de los medios de comunicación, una vez más, hicieron que Pedro Castillo y su entorno más cercano, terminen orillándose más a la derecha, al grado tal que el Presidente del Consejo de Ministros, Aníbal Torres, hombre de absoluta confianza de Castillo y uno de los pocos defensores públicos que le quedan al presidente, termine presentando su carta de renuncia al cargo. De esta manera, el presidente les mostraba a sus enemigos políticos que estaba dispuesto a sacrificar a uno de sus hombres más leales y que mas confrontaba con el Parlamento, con tal de parar los ataques que lo involucraban con casos de corrupción.
Luego de que se hizo pública la carta de renuncia de Aníbal Torres a la presidencia del Consejo de Ministros, el mismo presidente Pedro Castillo hizo un llamado vía twitter, a constituir un nuevo gabinete ministerial de “ancha base”. Con lo cual, formalmente les abría las puertas del ejecutivo a sus adversarios. Sin embargo, y por la forma como se habrían dado los hechos posteriormente, sus detractores, explícitamente habrían rechazado el llamado del presidente, por tal razón, Castillo y Torres se quedaron sin aliados y terminaron remendando el ejecutivo con más de lo mismo.
Es por ello que el viernes por la noche, y ante el fracaso de los intentos por derechizar aún más el ejecutivo, de manera sorpresiva se hace público que el presidente no acepta la renuncia de Aníbal Torres a su cargo, lo cual significa que el abogado seguirá como Presidente del Consejo de Ministros y que el gabinete se recompondría moviendo de un lado para otro a los actuales ministros, incorporando figuras que ya estuvieron antes en el ejecutivo y a personajes inocuos que no marcan ninguna diferencia.
Es así que al nuevo gabinete se reincorpora Bettsy Chávez, abogada muy cercana al presidente quien anteriormente encabezó el Ministerio de Trabajo y ahora pasa a dirigir el Ministerio de Cultura. Así mismo, Alejandro Salas pasa de presidir el Ministerio de Cultura a presidir el Ministerio de Trabajo y Geiner Alvarado pasa a encabezar el Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Se incorpora Miguel Rodríguez Mckay como Ministro de Relaciones Exteriores, Kurt Burneo como Ministro de Economía y Finanzas y César Paniagua pasa a encabezar el Ministerio de Vivienda. Cabe mencionar que el nuevo ministro de economía Kurt Burneo ya se desempeñó como ministro en los gobiernos neoliberales de Alejandro Toledo y Ollanta Humala.