A pocas semanas de la realización del plebiscito constitucional, ambas opciones tienen claro que de ganar una u otra los cambios a los textos constitucionales deberán realizarse para mantener ciertos márgenes de legitimidad, pero estos cambios no son parte de ningún debate público, sino como lo demostró el acuerdo entre los partidos de la ex-Concertación y Apruebo Dignidad, serán los partidos políticos de los 30 años y quienes firmaron el Acuerdo por la Paz quienes tengan el control de dichos cambios, reviviendo así la opción de la Convención Mixta que fue ampliamente rechazada durante el plebiscito de entrada en 2020.

Antonio Paez Dirigente Sindicato Starbucks Coffe Chile
Lunes 15 de agosto de 2022

Amplio repudio tuvo el acuerdo que firmarán los partidos oficialistas de posibles cambios al proyecto de Nueva Constitución, el mismo proyecto que aún ni siquiera ha sido aprobado y que ya se sabe que será modificado.
Los sectores del “aprobar para reformar” han ingresado de lleno a la cocina para moderar ciertos capítulos y así dar mayor tranquilidad a la derecha y los empresarios sobre sus negocios en educación, salud y pensiones.Este compromiso de cambio representa la institucionalización de las lógicas neoliberales por las que tanto luchó la derecha, es decir, son los partidos del progresismo burgués y el reformismo, los que ahora le hacen el trabajo al rechazo y chantajean a quienes los critican diciendo que serian estos últimos quienes ayudan a la derecha.
Pero más allá de los “compromisos” que el oficialismo pueda adquirir, la realidad es que la llave de los cambios a la constitución no están dados por los “plebiscitos” que tanto argumentan los apruebistas, sino por la actual conformación de la cámara y el senado.
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Y es que las reformas, deberán ser negociadas con toda la derecha ya que el gobierno no tiene los votos suficientes para alcanzar ni los 2/3 ni los 4/7 que requiere cualquier modificación. Es necesario dar cuenta de esto ya que el sentido de las reformas siempre tenderá a buscar calmar a ese sector y justamente lo que le ha permito tomar la ofensiva.
Ahora saben que tienen la llave de las “reformas” al tener los números que el oficialismo necesita para los futuros proyectos de ley que den forma al texto constitucional. Por eso es tan complejo que sectores de izquierda como Movimientos Sociales Constituyentes o pueblos originarios están pidiendo sumarse a la cocina y no criticandola, o más grave aún que organizaciones trotskistas como el MIT o el MST están haciendo campaña por el apruebo, subordinarse a esta cocina, llamando a “defender” un Apruebo que ya se sabe que va completamente al avispero del Senado donde negociarán todo con la derecha, consumando un nuevo “pacto” anti-popular.
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Por último, en el plebiscito de entrada el rechazo fue derrotado ampliamente, pero la opción que menos votos sacó fue la de Convención Mixta Constitucional, que consiguió menos votos que el propio rechazo. Pero ahora los partidos de Apruebo Dignidad y Socialismo democrático vía los hechos reviven dicha opción y lo vuelven la norma, pasando por sobre la mínima voluntad popular de que sería la Convención quienes redactaron el proyecto constitucional.
Estos acuerdos no son más que la consagración de un nuevo fraude histórico, una segunda transición que asegura el modelo económico, social y político que ha regido en Chile durante los últimos 30 años. Son los mismos partidos que componen en actual congreso los que definiran las leyes e implementaran hasta la última coma de cualquier constitución o reforma.
La clase trabajadora no puede confiar en ninguna de las opciones presentadas por la clase empresarial y sus políticos que quieren obligarla a legitimar el modelo que la explota y oprime. Es necesario luchar por una alternativa y un programa de independencia de la clase trabajadora y los sectores populares, que ponga las demandas de educación, salud, pensiones o trabajo de caracter urgente para que la crisis no la sigan pagando las y los trabajadores.