El domingo 24 de Enero tuvieron lugar las elecciones presidenciales en Portugal en un contexto de aguda crisis sanitaria y en pleno confinamiento. La abstención se hizo notar. Rebelo de Sousa ganó por un amplio margen, la izquierda empeoró sus resultados con respecto a la anterior elección y la extrema derecha de Chega obtuvo la tercera posición.
Jacobo A. García @Jacobscarface
Martes 26 de enero de 2021 18:06
Foto: EFE/EPA/MARIO CRUZ
El actual jefe de Estado portugués, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa del Partido Social Demócrata, ha ganado las elecciones presidenciales del 24 de Enero con el 60,8 % de los votos, mejorando su resultado con respecto a 5 años atrás. La socialista Ana Gomes ha obtenido la segunda posición con un 13 %, muy cerca de la extrema derecha representada por André Ventura, con 11,9 %. Sin embargo, es un resultado mediocre considerando que el objetivo del Partido Socialista era forzar una segunda vuelta de las elecciones, para lo cual ninguno de los candidatos tendría que superar el 50 % de los votos.
Para la izquierda ha sido una mala elección. João Ferreira, del Partido Comunista, obtuvo la cuarta posición con un 4,2 %. Pero el panorama es mucho peor para la candidata del Bloco de Esquerda, Marisa Matías, quedando en quinta posición con un resultado del 3,9 %, una caída enorme respecto de las presidenciales del 2016, cuando quedó en tercera posición con el 10,1% (o las legislativas del 2019 donde obtenía el 9.82%).
Los candidatos que obtuvieron menos votos fueron Tiago Mayan, candidato liberal de Oporto (2,3%) y Vitorino Silva con el 2,9 %. La participación fue solo de un 40 %, aunque se preveía una todavía menor debido a la situación de pandemia, y en un país donde ya llevan más de 10 días de nuevo confinamiento, con 275 muertos, 742 personas ingresadas en UCI y 11.000 nuevos contagios en el día de la elección. La jornada electoral se desarrolló con fuertes medidas de desinfección y distancia social para evitar contagios de coronavirus. El gobierno realizó un test rápido de antígenos a casi los 70.000 integrantes de las mesas electorales.
Los resultados de las candidaturas de Ana Gomes, João Ferreira y Marisa Matías muestran un retroceso de la izquierda socialdemócrata y la izquierda reformista que la apoya en Portugal en estas elecciones. Sin embargo, debemos entender que se tratan de unas elecciones presidenciales, donde no existe una traducción inmediata con respecto a unas elecciones legislativas. Cabe destacar que la centroizquierda junto a la izquierda portuguesa no ha conseguido ganar una elección presidencial desde el 2001, y sin embargo sí que ha formado gobierno en más ocasiones. En las últimas elecciones legislativas de Portugal, el Partido Socialista ganó con el 36 %, y posteriormente formó gobierno con el apoyo del Bloco de Esquerda y el Partido Comunista. Actualmente el Primer Ministro portugués es António Costa, con atribuciones y poderes similares al presidente Pedro Sánchez en el Estado español.
El Presidente de la República Portuguesa, jefe de Estado, y por tanto análogo al Rey Felipe VI en el Estado español, tiene bastantes funciones constitucionales, y aunque tiene más poder que el Rey de España, la mayor parte de sus funciones tienen un carácter de ratificación simbólico, y las que no, casi nunca se realizan en contra del gobierno. Así la figura del Presidente de la República tiene más una función de representación del país en el exterior y de consenso político.
En concreto sus principales funciones son estas: representación de la República Portuguesa, garantizar la independencia nacional, la unidad de la Nación y del estado y el funcionamiento normal de las instituciones y es el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas. Tiene la capacidad de nombrar al Jefe del Estado Mayor, pero a propuesta del gobierno, puede disolver la Asamblea de la República para forzar la convocatoria de elecciones, nombra al primer ministro (teniendo en cuenta los resultados electorales) y al resto de los miembros del gobierno a propuesta del primer ministro, y puede (teóricamente) disolver el gobierno nacional si lo considera necesario para el “normal funcionamiento de las instituciones democráticas”, así como los gobiernos regionales también. Declara los estados de sitio y de emergencia, habiendo escuchado al gobierno y con la autorización de la Asamblea de la República. También es el encargado de declarar la guerra y firmar la paz, también mediante la autorización de la Asamblea de la República. Puede vetar leyes y decreto ley hechos por el gobierno, aunque esto casi nunca sucede.
Hay que analizar cuidadosamente los datos, para establecer a qué nivel y en qué sectores ha habido un giro a la derecha entre el electorado, en el marco de una baja participació. Pero los resultados a la baja de los candidatos de los 3 partidos que se encuentran actualmente en el gobierno o apoyándolo, y el auge del candidato de la nueva extrema derecha “Chega”, sí que son una “encuesta” que muestra una nueva polarización por derecha, de la que parecía que Portugal se estaba librando durante los últimos años.
Marcelo Rebelo de Sousa declaró unos días antes de la elección que su principal prioridad en el 2021 será la pandemia y que hará “todo lo posible para que se aprovechen bien los próximos fondos europeos que permitan hacer las modificaciones estructurales tan necesarias en el tejido empresarial, la administración pública y la justicia”, confiando que la ayuda europea y la actual presidencia portuguesa de la UE podrán sacar al país de la profunda crisis social, económica y sanitaria en la que se encuentra.
Sin embargo, sabemos que los fondos europeos no serán un regalo caído del cielo. En Portugal y en el resto de los países que los reciban, estos se cobrarán en objetivos de déficit y en futuro recortes de derechos sociales en los países más golpeados por la crisis económica y la pandemia. El actual gobierno portugués “progresista” y apoyado por la izquierda reformista, idolatrado por Podemos y por Izquierda Unida en el Estado Español, sólo consiguió una leve recuperación económica, con un aumento del empleo, antes de la irrupción de la pandemia. A costa de no revertir los recortes realizados durante la anterior crisis económica, salarios de miseria, y una gentifricación y aumento enorme de los precios del alquiler en las grandes ciudades, disparando el coste de vida, en aras de un turismo masivo.
Ahora con la pandemia, esta recuperación “espejismo” se desvaneció y Portugal sufre una gravísima crisis económica. Hará falta pelear porque la clase trabajadora portuguesa recupere todos sus derechos sociales y democráticos y pueda conquistar nuevas y mejores condiciones de vida, desplegando sus métodos de lucha.
Jacobo A. García
Vigo