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Red Internacional
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Tribuna Abierta. El coronavirus y el fantasma de la recesión

Reproducimos nota de opinión de joven estudiante de Ciencia Politica de la UNR

Lunes 30 de marzo de 2020 19:07

A poco tiempo de ingresar en un nuevo año el mundo se encuentra en una situación de extrema gravedad. No son pocos los que aseguran que después de la pandemia de coronavirus que nos está afectando de forma terrible, sobrevendrá una crisis económica y política de grandes magnitudes. Nuevamente como siempre ocurrió a lo largo de la historia una pandemia puso al mundo de rodillas, demostrando a la humanidad que no es lo que cree, no somos películas de Hollywood, ni menos héroes descomunales, sino que nos encontramos expuestos a diversas situaciones que nos muestran la vulnerabilidad de los seres humanos.

En el mes de marzo casi 3100 millones de personas se encuentran en cuarentena obligatoria impuestas por los Estados para reguardar del contagio y así reducir el número de infectados y muertos. Esta medida trajo como consecuencia que la economía del mundo se encuentre prácticamente parada, improductiva y con graves consecuencias económicas a nivel mundial. La expansión del coronavirus provocará un derrumbe de la economía mundial afectando a nuestro país en cuanto a las consecuencias de una deuda que prácticamente se encuentra en virtual default, y vinculada a las caídas de las acciones argentinas y de los comodities.

Atento a esto que se dice, muchos de los economistas más importantes esperan que la crisis del año 2020 sea proporcional o mayor a la gran depresión de 1929. Analizando la situación, la deuda pública argentina representa una pequeña circunstancia frente a las grandes deudas de los Estados y las grandes corporaciones. No afectaría en gran proporción la deuda en default de nuestro país. Entiendo que no pagar la deuda y destinar los recursos de la deuda a la lucha contra el coronavirus, la crisis económica y en alimentación de los argentinos es lo correcto, hoy más que nunca que la crisis la paguen los capitalistas.

Se sabe que las deudas externas de los países emergen en casi 250 billones de dólares durante 2019, lo que representa el 320% del producto interno global. Es decir, que el neoliberalismo confluyó en una terrible conjunción de deudas e improductividad, no alcanzaría la producción mundial durante un año para poder pagar las enormes deudas tomadas por los Estados y los privados. Esta burbuja conlleva a desentrañar la matriz que generó este problema: con el advenimiento de los gobiernos neoliberales de Reagan y otros hubo un cambio en la política de las finanzas de las corporaciones, a partir de los años 80 se impuso la estrategia de maximizar retribuciones a los accionistas distribuyendo dividendos restando recursos propios para la reinversión, para mantener esta forma de reinversión fue necesario el endeudamiento con bajísimas tasas de interés.

De esta forma absurda se fue alimentando una deuda gigante que al día de hoy es impagable, creándose una inmensa burbuja de especulación de deudas corporativas, dando lugar que se instale una economía de especulación por sobre la economía de producción, causando de forma inmediata la gran acumulación de capitales en pocos grupos de empresas. El mundo bursátil muto hacia la especulación y al capitalismo salvaje que nos llegó a estos días. Atrás quedó el modelo desarrollista en el mundo. Atrás quedará el modelo especulativo. Ante la falta de respuestas del “estado mínimo” y de las grandes potencias mundiales, es evidente el fin de un paradigma poco inclusivo y creador de pobres en serie “el neoliberalismo”.

El rumbo político hacia posturas más keynesianas revela la necesidad de un Estado fuerte y proteccionista de sus economías devastadas por deudas impagables y poco rentables. Pero ¿son adecuadas y suficientes las políticas de tipo keynesianas para paliar las consecuencias de la crisis que se encuentra en puerta? Claramente que no, habría que enumerar cuales son las condiciones políticas y económicas que nos afectan:
1 - El aislamiento y la eventual paralización de la economía del mundo.
2 - Las grandes deudas externas impagables
3 - La caída de las grandes bolsas mundiales
4 - La caída del valor del crudo.
5 - La falta de respuestas en los países desarrollados frente a las necesidades sociales.
6 - La carencia de herramientas y políticas de estado frente a crisis de magnitudes globales.
7 - El escenario de fragilidad financiera y la incapacidad de los estados para enfrentar situaciones de crisis financieras.

La inestabilidad es el camino que se alumbra por estos tiempos, tanto el FMI Y el banco mundial realizaron durante el último trimestre del año pasado, un análisis de riesgos y el mismo arrojó que el sistema financiero global se encuentra en un momento de extrema fragilidad. Sumado a la crisis que se está generando por la paralización de la economía mundial, estamos en una situación inédita a nivel mundial. Frente a este breve análisis de la situación actual habría que exponer una línea a seguir, un camino para poder terminar con estas crisis y este modelo brutalmente salvajista y capitalista.

Es concluyente la caída de esta forma de ver la política, la democracia liberal y burguesa junto con el neoliberalismo han creado condiciones económicas marginantes y de consecuencias extremas, revelando la falta de comprensión y de humanismo en su formar de concebir el Estado. Por ello no queda más que combatir estas teorías no solo en el campo de la relaciones de poder sino en el campo de la filosofía política. La única salida visible es la lucha de clases, más que nunca debemos tomar conciencia de que las políticas que se aplican en la economía en el mundo son meros paliativos del sistema capitalista, remedios que tienen por finalidad mantener el Statu Quo de la sociedad liberal y burguesa. El Estado tiene que cuidarnos a todos, que haya esta crisis representa que nunca nos incluyó a todos, sino que el este Estado cuida el capital.

Cuando vemos estas crisis nos debemos plantear, que nos convienen, y que debemos hacer. Que este tiempo donde se rompen estos paradigmas mundiales y se critica con mucha ferocidad al estado mínimo, debe de tenerse presente al Estado socialista siendo este la única forma de terminar con esta visión mezquina de la política y la economía. El miedo a la recesión no es más que el miedo del capitalismo y la burguesía de perder su privilegio frente a situaciones que nos exponen y nos hacen repensar la economía.

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