Ya pasó una semana del accidente en el yacimiento El Tordillo, propiedad de Tecpetrol, donde perdiera su vida el soldador Cristian Gutiérrez, y resultaran heridos al menos cuatro operarios más, de los cuales Roberto Araneda y José Luis Guinao se encuentran aun internados peleando por su vida.
Jueves 3 de septiembre de 2015 11:50
Desde entonces el silencio respecto a las responsabilidades en el accidente ha unido a la empresa del grupo Techint, la tercerizada Justo Otero e Hijos en la cual se desempeñaban todos los trabajadores heridos, el gobierno, el sindicato y los principales medios de comunicación de la zona. Fue La Izquierda Diario el primer medio que informó lo que ocurrió mediante la voz de los propios compañeros de los trabajadores heridos. Allí denunciamos, además, que Tecpetrol no invierte, que las cañerías de reposición las van a buscar a un basurero, que no hubo contención psicológica para el resto de los trabajadores. También que era mentira que no había trabajadores graves, como había señalado en un primer momento la empresa y que los obreros son un mero número para todas las petroleras.
En otro artículo se denunció la improvisación de la compañía el día del accidente, ya que los compañeros heridos tenían designada otra tarea para esa jornada. El accidente desnudó lo precario del sistema de emergencia, ya que la ambulancia no sabía cómo llegar al lugar de los hechos y después hubo descoordinación para llevar a los heridos a centros de salud, perdiendo en el caso de Guinao más de tres horas, lo que obviamente repercutió en el delicado estado en que se encuentra.
En los últimos días ciertos guiños del gobierno municipal a cargo de Néstor Di Pierro y de algunos medios de comunicación publicando informes críticos hacia Tecpetrol, hace suponer que le podrían bajar el pulgar a la empresa y quizás quitarle la concesión. Sin embargo, nada bueno puede venir de los actores involucrados. Este gobierno en complicidad con la conducción del sindicato a cargo de Jorge Ávila, fueron los que presionaron hace dos años para renovarle el contrato a la petroleras. Ellos son los máximos responsables en dar rienda suelta para que ninguna petrolera cumpla con las normas mínimas de seguridad.
El accidente se da en el marco de los primeros despidos del sector producto de la baja del precio del crudo a nivel internacional, y se sabe que Tecpetrol venía amenazando con despidos. Solo la acción independiente de los trabajadores respecto de la conducción del sindicato, la empresa y el gobierno es el camino para que este crimen patronal no quede impune. La nacionalización bajo gestión obrera y sin indemnización de toda la producción hidrocarburíferas es el primer eslabón para que se terminen los despidos y para que esta actividad riesgosa sea controlada por los únicos interesados en cuidar la propia vida y la del medio ambiente: los trabajadores.