Magnetto, el periodismo de guerra y sus costosos abogados que quieren dejar en la calle a cientos de familias con maniobras ilegales. Quiénes son. Su participación en los negocios del grupo y sus trabajos sucios.
Miércoles 25 de enero de 2017
“El abogado de AGR, Matías Fredriks, dijo a LA NACION que en los últimos cuatro años se exploraron alternativas para evitar despidos como retiros voluntarios y transferencias, pero los trabajadores las rechazaron. ’La respuesta dogmática siempre fue no querer negociar’”.
La nota, censurada por el diario minutos después, sirve como disparador. ¿Quiénes son los abogados y asesores de Clarín que llevan a cabo el operativo contra los obreros gráficos? ¿Qué trayectoria tienen? ¿Qué intereses?
Un alumno de María Julia
Matías Alejandro Fredriks hace rato que milita en las filas del “periodismo de guerra”. Nunca podrá olvidar aquel lunes 4 de agosto de 2003. Ese día una reunión de directorio del grupo mediático más poderoso de la Argentina designaba su nuevo directorio. Junto a Héctor Magnetto y los lugartenientes de Ernestina Herrera de Noble, Grupo Clarín Sociedad Anónima incorporaba como directores a varios miembros del estudio Sáenz Valiente & Asociados. Matías había llegado allí con un antecedente valioso: entre 1990 y 1991, con sólo 36 años, había sido nada menos que Director de Asuntos Laborales de la Comisión Liquidadora de E.N.Tel. Miles de trabajadores telefónicos habían sido despedidos en el proceso de privatización. Su jefa era María Julia Alsogaray, condenada años más tarde por corrupción y vaciamiento de la empresa estatal.
Fredriks iría escalando puestos en el estudio, aunque no tuviera doble apellido como muchos de sus colegas. Así iría integrando el directorio de varias sociedades comerciales, la mayoría del Grupo Clarín. Southel, Mundo Show, Teledigital, Cablevisión del Comahue, Airevisión, Pampa TV, por nombrar sólo algunas.
Sin embargo, su principal función consistiría en preparar las estrategias del “periodismo de guerra” contra sus trabajadores. Gracias a sus antecedentes en Entel, Fredriks era uno de los encargados de los “asuntos laborales” del Clarín. “¿Despido a todos? ¿No quiere delegados? ¿Flexibilizamos? Lo que usted diga Doña Ernestina”. Sus métodos incluyeron la grabación con expertos en espionaje de una reunión con delegados gráficos de la Juventud Sindical Peronista que negociaban su desvinculación. Pero no todo era fácil para el abogado estrella: su queja por los 4 años de resistencia a la flexibilización y los despidos de los obreros de AGR lo dice todo.
Una historia de cuervos
Pero sería injusto endilgarle tanta responsabilidad al alumno de María Julia. Fredriks no es más que un “partner” de Sáenz Valiente & Asociados, uno de los bufete de abogados que asesora a Clarín y otras grandes empresas. Hagamos un poco de historia. José María Sáenz Valiente sentó las bases de su estudio en 1946. “Años más tarde, se produjo el ingreso del Dr. Miguel Tobías Padilla, ampliando nuestro campo de prestación de servicios legales. Su fallecimiento prematuro significó para una importante pérdida”. En realidad el socio Padilla sería uno de los elegidos por el Ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, para su equipo económico, como subsecretario de Coordinación. Sería asesinado en 1978 como parte de las internas entre la Marina y el Ejército por el caso Ítalo.
Pero los Sáenz Valiente ya habían decido reforzar su equipo con otro peso pesado. Juan Carlos Cassagne era un hombre cercano al abogado ultraderechista Jaime Lamont Smart. Juntos crearon en 1976 la fundación FORES (Foro de Estudios sobre la Administración de Justicia), que asumió apasionadamente la defensa de la dictadura.
Otro de los puntales históricos del estudio han sido los Martínez Vivot, un apellido conocido en la corporación judicial. Julio José (p) fue ministro de Defensa del dictador Reynaldo Bignone. Julio José (h) asumió como Juez Nacional en 1979. Luego sería uno de los hombres del estudio Sáenz Valiente en las sociedades del Grupo Clarín. La tradición que heredaría José María, actual procurador del estudio y director en empresas como Trisa y Moto Sports, denunciadas por los negociados del multimedio en la televisación del fútbol y el automovilismo.
En aquellos años de plomo, el fundador del estudio tampoco perdía el tiempo. Por eso, entre enero de 1979 y julio de 1982 José María Sáenz Valiente ocuparía un importante cargo en Papel Prensa. Como es sabido, la empresa había sido apropiada a la familia Gravier por Clarín, La Nación y La Prensa, con la ayuda de Videla y compañía, en una causa que aún investiga la justicia.
Quizá con semejante trayectoria, que haya un Martínez de Hoz en el staff de Saenz Valiente & Asociados no puede asombrar a nadie.
Entre la corporación judicial y la mediática
Desde sus oficinas en Puerto Madero y el Barrio Newman, José María Sáenz Valiente (h)
y su hijo Ignacio continúan la tradición. Su ejército de 70 abogados – y algunos contadores – no sólo se especializan en cuestiones laborales. Si tenemos en cuenta que el Grupo Clarín está investigado en decenas de causas que van desde lavado de dinero (casos HSBC y JP Morgan), la privatización de Canal 13 o la apropiación de Papel Prensa, uno imagina los pasillos del estudio aborrotados de expedientes cual juzgado de Tribunales. Problema de ellos.
Ellos mismos figuran en varias sociedades de Clarín, entre ellas Cablevisión, Clarín SA, Prima, Airevisión, Mundo Show y Compañía de Medios Digital (Boletín Oficial).
Sin desatender sus negocios comunes con Magnetto, los abogados del estudio ganan fortunas armando y desarmando artilugios contra la lucha obrera. Como su cliente, toman la ley según les convenga: son tan capaces de rezar el Código Penal contra un trabajador en huelga, como de incumplir fallos que obligan a la reincorporación de un delegado como hicieron con Pablo Llonto o Pablo Viñas. O de cerrar una fábrica sin convocar un procedimiento preventivo de crisis, tal como denuncia la comisión interna de AGR.
El trabajo sucio del renombrado estudio incluye en lobby en los tribunales, ministerios y comisarías. Triaca más que ministro hoy parece uno de los “& Asociados” del estudio Sáenz Valiente. Pero no ha sido el primer ministro de Trabajo que ayudó a Clarín.
Un ejemplo bien gráfico
Artes Gráficas Rioplatenses es una de las empresas más conocidas del Grupo. En parte, porque desde allí salen productos de consumo masivo (Revista Viva, Rumbos, Genios, Jardín, Cablevisión y muchas más); también, porque ha sido una de sus naves insignias en cuanto a despidos masivos y prácticas anti-sindicales. La historia de sus trabajadores se ha nutrido de páginas de resistencia contra los despidos, la flexibilización y el ataque a su organización. La “respuesta dogmática” que rechazan ha sido – ni más ni menos – que la defensa contra los ataques ilegales de Clarín.
Fundada en 1999, en su directorio irían ganando peso personajes como Horacio Eduardo Quiros (actual presidente), Juan Carlos Rendo (hombre cercano a la familia Noble) y Alejandro Urricelqui (uno de los cerebros financieros del grupo). Saturnino Lorenzo Herrero Mitjans, habría sido el encargado de abrir una cuenta en el Bank Chase de Nueva York a nombre de AGR. Según la causa que investiga la justicia, esos giros al exterior eran administrados por JP Morgan en maniobras de presunto lavado y fuga de divisas (Tiempo Argentino, mayo 2013).
Con estos antecedentes vale la pregunta: ¿quién conoce los verdaderos números de AGR? ¿Qué hicieron con las ganancias que acumularon durante décadas?
Por lo pronto, en la última asamblea ordinaria que se conoce de AGR, el 15 de abril de 2016, el directorio informa que “la firma aumentó el capital a $ 172.065.295” (Boletín Oficial N° 33402). Nada mal. ¿Será por eso que, como denuncian los trabajadores, la empresa no tiene ninguna crisis económica ni le falta trabajo?
Para los generales del periodismo de guerra, en cambio, la supuesta crisis no cuenta. Según uno de los últimos estados contables conocidos, los directivos de las sociedades del Grupo Clarín tuvieron remuneraciones “por el ejercicio de funciones técnico-administrativas” superiores a los $ 15 millones (Télam, mayo 2015). Esa cifra siguió aumentando.
Gestión compartida
Los trabajadores y su comisión interna vienen denunciando los aprietes y maniobras de la empresa para quebrar el conflicto. En la jornada de este martes apuntaron también a Gestión Compartida (GC), la empresa del Grupo Clarín desde donde habrían salido los telegramas de despido. Se trata de una firma de estrechos vínculos con AGR. Comparten el mismo domicilio legal (Piedras 1743); también presidente. GC es algo así como el cuartel de Recursos Humanos (RRHH) de Magnetto, aunque asesora también a otras grandes empresas, como Arcor, Pepsico, Molinos y Carrefour.
Su portal aclara a qué trabajo se dedica: “reducir costos operativos (salarios, equipamiento, etc.)”, “ganar flexibilidad ante cambios en los mercados”, “sustituir las complejidades de las relaciones laborales con su personal, por una relación exclusivamente comercial”. Sinceridad brutal. Cualquier semejanza con lo que denuncian los trabajadores de AGR es pura coincidencia.
Quiros sería, podríamos decir, otro de los generales del “periodismo de guerra”. Por eso además de sus cargos en GC y AGR es Director de Asuntos Corporativos en Grupo Clarín. Qué tal. ¿Y por qué Quiros? Su trayectoria acerca una explicación. Comenzó a trabajar en 1970 en Fiat Argentina, desde 1973 en puestos jerárquicos. Fiat se caracterizó en aquellos años, para quienes lo desconocen, en declararle la guerra a los sindicatos clasistas (Sitrac-Sitram), luego al combativo Smata cordobés. Quiros pasaría luego a la multinacional sojera Cargill, sería "Responsable de Relaciones Industriales" de las empresas norteamericanas en Argentina (AMCHAM), hasta llegar al Grupo Clarín en diciembre de 1997.
Una reciente entrevista revela su pensamiento: “si uno busca flexibilidad laboral que permita una rápida adaptación a los negocios y a los tiempos cambiantes, hay que mirar a Asia”. Suficiente ilustración.
Las únicas manos limpias
Es cierto. Los trabajadores de AGR conocen a sus enemigos mejor que cualquiera. Los han enfrentado durante años. Por eso cantan “Se va a acabar / se va a morir / la dictadura de Clarín”. Saben que se trata de una lucha dura, pero están decididos a pelear por la reapertura de la planta y su reincorporación. Con esa fuerza, y la enorme solidaridad que están recibiendo, pueden romper el cerco mediático que intenta sostener el “periodismo de guerra” y sus asesores.
Tienen otra ventaja para usar a su favor. El desprecio y la bronca que nos invade a quienes luchamos junto a ellos, es la misma que sienten millones que conocen a Clarín y su historia.