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Red Internacional
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VORACIDAD EMPRESARIAL. El derrumbe de la Plaza Artz puso en riesgo a cientos de personas

El derrumbe de una parte de la Plaza Artz por una falla estructural revela la corrupción del gobierno de la Ciudad de México y su permisividad hacia las constructoras que así hacen edificios de mala calidad, poniendo en riesgo a la población.

Viernes 13 de julio de 2018

Este jueves 12 de julio, una parte de la Plaza Artz, ubicada en Anillo Periférico 3025, en San Jerónimo Lídice, se derrumbó ante la mirada sorprendida de los capitalinos. Aún sin terminar, había sido inaugurada el 8 de marzo del presente año por el entonces Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, por el grupo de arquitectos Sordo Madaleno, quienes la diseñaron, y por Gripo Rioboó, el encargado de hacer el diseño estructural.

Dicho edificio fue presentado por sus creadores como: “un conjunto de usos mixtos que promete ser el nuevo ícono en el corazón del sur de la Ciudad de México”, estaba orientada a usuarios de clase media alta potenciales compradores de obra artística, la cual sería exhibida en sus espacios en asociación con varias galerías de arte.

La plaza aún no había entrado en operación, porque se estaban terminando los últimos detalles para abrirla, aunque al momento del percance, había unas doscientas personas de las cuales unas 70 eran empleados que estaban laborando en el acondicionamiento de .tres restaurantes, según el testimonio de uno de esos trabajadores.

Este accidente contradice lo que durante su inauguración Mancera había destacado: “Aquí hemos sido testigos de la modernidad, de procesos rigurosos en materia de construcción. Lo que estableció la Ciudad de México como requisitos para poder llegar a la conclusión de esta obra, ha sido estrictamente apegado a la normatividad y a las leyes”.

De acuerdo con peritos de la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México fue una evidente falla estructural la que dio como resultado el derrumbe de un importante pedazo del edificio que correspondía al cantiléver que es como denominan a las partes “voladas” de un edificio que se sostienen por el contrapeso con el resto del edificio mediante fuertes trabes de acero estructural.
En su peritaje la PGJ de Ciudad de México observó que el colapso fue “derivado de un sobrepeso que se originó en la terraza que se encuentra en el último nivel en el que la jardinera perimetral de la parte de arriba fue la causante del sobre peso”.

Pero ¿qué no tendría que contemplarse todo lo que está encima del edificio al momento de diseñarlo? Aquí existió negligencia y corrupción, ya que la antes mencionada jardinera no era un agregado sino parte del diseño original de la obra. Es decir que el “sobre peso” se produjo en función de que no se colocó un material adecuado con la resistencia diseñada para sostenerlo, ya que los propios peritos de la PGJ, arrojaron que cuatro trabes principales y secundarias no eran las indicadas para la estructura, luego de analizar las placas deformadas y los pernos degollados.

La ganancia, fuente de la corrupción

En entrevista con Radio Fórmula, Mancera en su calidad de ex jefe de gobierno señaló a las autoridades de la Delegación Álvaro Obregón como las responsables de dar el visto bueno al edificio, “Hay una parte con el gobierno central, la que tiene que ver con el uso de suelo. Lo que tiene que ver con la terminación de la obra es un trámite que se tiene que hacer con el gobierno delegacional”, sin embargo, como se mostró en los párrafos de arriba, él dio su aval.

Así, se puede ver que sus declaraciones son sólo una forma de evadir su responsabilidad ante una cadena de hechos que no inician con el desastre de la Plaza Artz, ya que para empezar dicho edificio no obedecía para nada a las necesidades sociales de la ciudad, era un complejo comercial diseñado para tiendas caras, y oficinas de lujo. Trazado especialmente para enriquecer a sus creadores, un megaproyecto como tantos en la capital del país, derivados de la corrupción de las autoridades y las inmobiliarias.

Hay que recordar que el terremoto del 19 de septiembre del año pasado, el cual estremeció la ciudad, también sacó a relucir en gran medida el negocio inmobiliario que el gobierno local hace en conjunto con las empresas constructoras. Desde La Izquierda Diario ya habíamos dado cuenta de dicha situación, en donde los desarrolladores de vivienda y otros edificios destinan entre 30 y 35% del costo total de los trámites para la construcción en sobornos, haciendo edificaciones de mala calidad.

En ese sentido se estima que 4 mil edificios ilegales dejaron una ganancia de 200 mil millones de pesos, los cuales han sido construidos a lo largo de los gobiernos perredistas (sin contar lo que se ha realizado en el año 2018), que van desde AMLO hasta Miguel Ángel Mancera. Empresas como Hir Casa, Baita, Grupo Posadas y Del Parque, Grupo Frisa, Gap Inmobiliaria, Rioboó, Sordo Madaleno, y el Grupo Dahnos han hecho negocios millonarios frente a esta situación.

Esto sólo por contar con algunos datos para mostrar como estos megaproyectos están motivados por el afán de ganancia, como una característica del capitalismo, que se encarga de depredar los recursos naturales y violar los usos de suelo, así como despojar a los habitantes originarios. Los habitantes de la ciudad más poblada y hacinada en su mayor parte, estamos expuestos no solo a la inclemencia de los fenómenos naturales sino a la voracidad de empresarios y autoridades de gobierno.