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Red Internacional
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MAS QUE CENIZAS QUEDAN. El día después del paro petrolero, desde la visión de sus protagonistas

Trabajadores petroleros contaron a La Izquierda Diario cómo vivieron los despidos, la incertidumbre y el rol lamentable del sindicato y algunos delegados.

Miércoles 7 de diciembre de 2016 17:56

Cuando todavía el humo de las fosas de quema siguen chamuscando desperdicio de petróleo provocado por el párate de las baterías, los operarios restablecen lentamente el funcionamiento de estas mega fábricas a cielo abierto que son los yacimientos de hidrocarburos. El día después los encuentra a todos muy ocupados, pero no todos los brazos regresaron a sus puestos. Aparte de los 1500 despedidos la semana anterior y que derivó en la medida de fuerza, durante la jornada de lucha del lunes se produjo un amplio grupo de nuevos cesanteados hasta ahora desconocido. Así lo contaban los compañeros.

Mario, encargado de turno. Más de veinte años en los equipos, toda una vida en el campo, yo empecé como eventual bolseando. Esto ya lo hemos vivido en otras oportunidades, no así pero bravo, sin ir más lejos en el 2009 estuve de PPC (Plan Preventivo de Crisis) durante un año cobrando el básico, en esa oportunidad pensé que nos rajaban , ahí puse la tienda. Tuve suerte, muchos aceptaron indemnizaciones y se fueron, los que nos quedamos agarramos unos años buenos pero ahora está todo más podrido que cuando estaban los gallegos (por Repsol). Mirá, todas pasé, los gallegos, ahora estos ypefianos, Menen, El tuerto, Cris, ahora Macri. Me acostó, con los globos, y lo voté. Hay que esperar quien sabe. Por ahora despedido.

Rubén, peón de boca de pozo. Durante el domingo terminamos de acondicionar el equipo, cargamos, atamos y fuimos mandando por tanda los bultos. Al equipo lo llevaron a la chacharita que tienen en Añelo, no vuelve más, sino lo dejaban en el campo. No sé cómo explicarte, es feo, es raro.

Juan, peón de boca de pozo. Así como te cuento fue, lo pienso y más bronca, el domingo subimos a trabajar, a medianoche fue que el delegado dijo que dejáramos lo que estábamos haciendo. Obvio primero aseguramos el pozo y a esperar, se veía que los bateros ya estaban apagando los pozos, quedó todo apagado, la única luz era la de la torre. Un ventarrón, quedamos charlando hasta que nos vino a buscar la chata. Como a las diez me llega el telegrama a la casa, no entendía nada, llamé al delegado, llamé a personal, me dijeron que salieron de Neuquén los telegramas, 300. No sé si todos eran para acá, ni les pregunté. Así, fue. ¿En qué pensé? En la familia, en mi nena. Estaba solo, trescientos km hago para trabajar acá, una mierda. No me dijeron nada de volver a trabajar, me explicaron de la conciliación (su delegado NR), pero que me quedara en la casa que me lo iban a pasar como vacaciones, yo quiero ser positivo pero no me lo saco de la cabeza, para mi estoy despedido, ojala que no.

Pedro, mantenimiento. Yo recibí el telegrama y se lo llevé al delegado. Que me quedara esperando dijo, durante el día se iba a resolver. Esto estaba cocinado para mí, se lo dije y discutimos. Que si lo agredía no iba a conversar así conmigo, y que si me echaban por algo era, como dejando ver que el problema de salud mío era la causa. Pensé para mí, “a este lo emboco”.

Hasta el momento, al contrario de lo que se planteó al dictar la conciliación, ningún despedido se reintegró a su puesto de trabajo y los equipos, que son su herramienta de trabajo, se siguen retirando del campo. Durante el día del paro a través de las redes sociales varios de los despedidos se auto convocaron fuera del sindicato del Petróleo y Gas Privado en su sede de Neuquén, pidieron hablar con el Secretario General Guillermo Pereyra, que les concedió entrevistarse con él. Los mismos, según cuentan compañeros despedidos, siguen en contacto entre ellos, y convocando a aquellos que caen con telegramas. En otras ciudades de la provincia como Cutral Co y Plaza Huincul, vecinos de las localidades llaman a marchar en defensa de los puestos de trabajo de sus vecinos obreros del crudo, que es la principal fuente de ingreso de su economía. Estos pueblos todavía recuerdan grabado literalmente con fuego la privatización de YPF en los 90, y con dificultad aceptarían una nueva movida. Quien sabe como reaccionarán estas localidades, cuna de los piquetes, que saben del significado de estas recetas neoliberales. Donde hubo fuego…