×
×
Red Internacional
lid bot

Práctica docente. El día que estudiantes y docentes nos apropiamos de la escuela

En retrospectiva y con testimonio de un exestudiante, revisaremos un ejemplo de práctica docente ligada al contexto del momento y la necesidad de educar “para liberar”, analizando potencialidades y límites de dar la batalla por educación pública no solo en un aula, sino en todas.

Miércoles 12 de abril de 2023

El 2019 estuvo marcado por distintos procesos de lucha, de los cuales hemos dado cuenta a través de este diario, como los de Chile, Puerto Rico, Ecuador y el enorme movimiento de mujeres que llenó las calles de distintas ciudades del mundo contra el acoso y la violencia, pero también contra la precariedad laboral, la cual tiene rostro de mujer.

La escuela como la conocemos hoy es una caja de resonancia de esos procesos que se expresan de forma variada en los millones de jóvenes que asisten a las escuelas públicas en México y el mundo. Las dudas, pero también el sentimiento legítimo de rabia que se expresaron (y todavía lo hacen) en esos momentos -en vísperas del Día Internacional de las Mujeres- fueron clave para poder impulsar un proyecto de acción, más allá del academicismo y la enajenación que suelen privilegiar los modelos educativos, en escuelas-reclusorio donde se impone a docentes y estudiantes la obediencia como valor universal.

Te puede interesar: #8M: movilizaciones, protestas y huelgas en más de 150 países

En el marco del paro internacional de mujeres, donde la fuerza se podía desbordar, la autoridades decidieron “dar el día” para que las compañeras no asistieran a laborar y aunque en mi escuela se había dado el día a todo el personal, no se podía organizar la asistencia a la movilización. Estudiantes y maestras irían “a título personal”, siendo que había mucho entusiasmo por alzar la voz, pero faltaba un espacio de deliberación colectiva que tomara esa tarea en sus manos.

Organización, en lo pedagógico y lo político

Había que organizar ese espacio, pero el obstáculo para hacerlo era que las autoridades de la escuela ponían el tema de “no abandonar los grupos porque lxs niñxs no se controlan”, atribuyéndolo a una especie de “naturaleza del adolescente”, el cual “es incontrolable cuando se queda solo”; entonces las y los docentes no podríamos garantizar su seguridad si nos reuníamos para organizar en ese momento nuestro actuar frente al imponente movimiento.

Retomando el famoso extracto de la “carta a quien decide enseñar” de Paulo Freire sobre el hecho de que “El maestro, es necesariamente, militante político. Su tarea no se agota en la enseñanza de las matemáticas o la geografía. Su tarea exige un compromiso y una actitud en contra de las injusticias sociales.”, la práctica con los estudiantes requería hacerles ver la posibilidad de tomar en sus manos la capacidad, no solo de solidarizarse con sus profesores, sino de tomar conciencia del potencial de la organización y la toma colectiva de decisiones.

La dinámica consistió en mostrarles y practicar, durante más de 3 semanas, retomando los temas del auge del movimiento obrero de los siglos XIX y XX, la dinámica asamblearia. Organizar asambleas por grupo y discutir de forma consistente y ordenada el tema de género, planteando los temas de la violencia hacia la mujer, el aborto y los derechos reproductivos, fue un ejercicio de toma de conciencia, pero también de deliberación sobre qué hacer frente a los temas: en casi todos los casos fueron campañas informativas y el respaldo a los profesores para que se pudieran reunir; por el obstáculo de no dejar a los grupos, los jóvenes de 3° grado se propusieron para “cuidar” a los de 2° y 1° (en realidad se quedaron a platicar con ellxs sobre temas de género), dividiéndose en cuadrillas para estar en cada salón.

Después del receso, los jóvenes se encargaron de organizar la entrada a los salones, lo hicieron de forma tan ordenada que la directora se asustó, pues no había visto semejante fenómeno, sobre todo que se estaba haciendo “sin su permiso”, pues la idea de que iban a estar “estudiantes sin supervisión” era inconcebible, además de que no había a quien echarle la culpa porque la decisión de respaldar a los docentes fue tomada de forma unánime por los propios jóvenes.

En comunicación con uno de mis ex estudiantes que vivió ese proceso, me comentaba que “al principio tenía algo de miedo, pues nos dimos cuenta de lo que implicaba estar al frente de los grupos, pero nos sentimos respaldados, los prefectos nos presentaron sus radios y así coordinamos la entrada de los grupos, no tuvimos ningún incidente y fue un ejercicio que nunca habíamos hecho, pero que al menos a mí no se me ha olvidado”. También me comentaba que ese ejercicio intentó replicarlo en el Colegio de Bachilleres en el que se encuentra, ya que durante el regreso presencial del 2022 hubo problemas en la escuela que requerían la organización asamblearia.

Potencialidades y límites del ejercicio pedagógico

Esta pequeña experiencia con jóvenes revela potencialidades y límites, comenzando por el hecho de que los seres humanos somos sujetos políticos, en una sociedad dividida en clases y donde la clase dominante, que ostenta el poder, trata de que los dominados no seamos sujetos políticos activos y con conciencia de clase. A lo largo de la Historia de más de 150 años de tradición de lucha obrera, nuestra clase ha desarrollado una vasta experiencia de lucha y organización, que si como docentes la usamos para nutrir la práctica en nuestros grupos, puede ser un pequeño aporte en no solo para apropiarnos del conocimiento, sino también de las escuelas.

Te puede interesar: ¿Es posible desarrollar una pedagogía liberadora en la escuela actual?

Sin embargo, desde nuestro punto de vista como docentes organizados en la Agrupación Nuestra Clase, también somos conscientes de que la resolución de los problemas profundos en la educación no pasa solo por una “práctica innovadora” dentro de las aulas, lo que de hecho es parte del discurso de los gobiernos para después responsabilizar de forma unilateral a los docentes sobre el desastre educativo, cuando por ejemplo no se construyen más escuelas o no se contrata más personal docente y de apoyo.

Te puede interesar: La SEP sin un plan serio ante el rezago educativo y la deserción escolar

Las grandes tareas políticas del magisterio, como la recuperación del SNTE, el incremento salarial de emergencia, el aumento sustancial del financiamiento educativo, la construcción de más escuelas, la contratación de más personal, entre otras, también incluyen el cuestionamiento sobre qué tipo de educación se imparte en la escuela pública. Las y los docentes jugamos un papel clave en ese terreno, pues la lucha por la educación pública de alto nivel académico, científica, crítica, etc., tiene un fuerte componente de clase, ya que los docentes somos los educadores del pueblo trabajador y junto con exigir mejores condiciones de trabajo también es necesario pelear por un modelo de educación distinta.