Reproducimos la Declaración de la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) de cara a las elecciones abiertas, que propone la necesidad de la independencia política frente a las variantes de conciliación de clases y al avance de la derecha, y por un gobierno de los trabajadores y trabajadoras.
Miércoles 19 de junio de 2019
foto: La izquierda Diario Uruguay
El contexto latinoamericano y la política agresiva de los Estados Unidos
Las elecciones uruguayas se desarrollan en un contexto regional convulsionado por el descalabro económico en varios países de América Latina. La desesperante situación argentina es el mejor ejemplo de cómo la aplicación de las recetas neoliberales del FMI y otros organismos internacionales han llevado al aumento de la pobreza y al desarrollo exponencial de la recesión, alimentada por la especulación financiera y la fuga de capitales. Asimismo, asistimos a la presencia de gobiernos de derecha en la región. Macri en Argentina y Bolsonaro en Brasil vienen a imponer las reformas jubilatorias y laborales que la burguesía y el imperialismo necesitan para seguir manteniendo sus márgenes de ganancia. Por último, el cuadro se completa con el intento de golpe de estado en Venezuela perpetrado por la derecha y promovido directamente por el presidente Trump de los Estados Unidos, en un salto histórico en la injerencia imperialista en los asuntos nacionales venezolanos. Guaidó pretende dar una salida por derecha a una situación económica catastrófica producto de la política de ajuste contra el pueblo trabajador que viene aplicando el gobierno de Maduro.
La política del imperialismo en la región es la de avanzar en reformas estructurales (como la jubilatoria o la laboral) de manera de abaratar costos fijos a las empresas locales y multinacionales, y atacar una serie de conquistas que las clases trabajadoras de los distintos países han sabido conquistar en años de lucha, avanzando aún más en la precarización laboral, nuevas formas de esclavitud asalariada y las tercerizaciones y privatizaciones de las empresas públicas.
Uruguay: contradicciones económicas y un proyecto de país dependiente y subordinado al capital extranjero
En este marco, Uruguay viene acumulando contradicciones en lo económico, aunque no ha estallado como lo hicieron sus vecinos en el Cono Sur. Así, nuestro país presenta una deuda pública de 37 mil millones de dólares, que constituye el 75% de su PBI, una relación que genera imposiciones tanto de los inversores como de los organismos internacionales.
El Presidente Tabaré Vázquez se ha encargado personalmente de concretar acuerdos con empresas multinacionales, asegurándose de la inversión necesaria para sostener las cuentas fiscales. Por eso el acuerdo con la finlandesa UPM constituye un salto en la subordinación de nuestro país a los requerimientos de las multinacionales. Un verdadero acuerdo colonial por el cual Uruguay se compromete a una inversión en infraestructura, en el mejoramiento del ferrocarril y a readecuar su estructura logística al servicio de esta empresa.
Así también anteriormente, desde el Ejecutivo se había promovido la votación de la escandalosa Ley de Riego que, no solamente privatiza el agua convirtiéndolo en un lucro capitalista, sino que al permitir esta utilización de los cursos de agua también produce contaminación.
El Ministro de Economía Danilo Astori, por su parte, viene planteando la necesidad de flexibilizar aún más la contratación de mano de obra, para permitir la libre afluencia de capitales que vean en Uruguay a un país “confiable” para sus intereses. Por tanto, promueve y permite la proliferación de los empleos part time y flexibilizados y sin salario mínimo. El mejor ejemplo de esto son las aplicaciones de venta telefónica de comidas y otros servicios. Ahí vemos a la juventud de nuestro país pedaleando sus propias bicicletas, recorriendo decenas de kilómetros por día por una paga miserable, lo que ya varios analistas llaman “capitalismo de tracción a sangre”.
El Frente Amplio ha venido administrando el Estado en favor de los más poderosos
El modelo que el gobierno viene sosteniendo en lo económico es primarista, extractivista y desindustrializador; basado en la extracción de materias primas para la exportación de commodities con un mercado interno pequeño que presenta precios a niveles de la exportación, y una extracción de los recursos naturales sin ningún criterio salvo la sed de ganancia de las empresas transnacionales. El modelo incluye la oferta de una serie de servicios financieros que hacen atractivo la inversión especulativa en el país. Aunque esta situación cada vez más se vuelve insostenible debido, en primer lugar, a la caída tendencial de los precios de las materias primas en el mercado mundial, y por el otro por el giro de las inversiones a plazas más seguras (como la inversión en dólares en el mercado estadounidense). Este modelo cierra con una mano de obra cada vez más barata, con un importante sector de la masa trabajadora con ingresos menores a 22 mil pesos y con distintas formas de precariedad laboral.
En sus tres mandatos, el gobernante Frente Amplio ha venido sosteniendo y profundizando este modelo: ha pagado puntualmente la deuda externa, postergando así la deuda con los jubilados, con la educación o la salud públicas y con la falta de políticas de vivienda. En todo este período ha garantizado grandes ganancias a las empresas del campo, a los bancos, a las empresas de servicios, a los grandes supermercados, mientras sigue postergando las demandas del pueblo trabajador. Durante sus tres mandatos se ha expandido el proceso de extranjerización de la tierra, profundizándose el modelo del monocultivo de soja y el daño en el suelo. Y por lo menos desde el 2014 viene dándose un proceso de cierres de fábricas con FRIPUR, FANAPEL y otras, dejando un tendal de desocupación. Todo esto no hace más que profundizar este modelo económico primarizador, desindustrializador y extractivista.
Para blindar este modelo, el partido de gobierno desarrolló una política claramente represiva, decretando la esencialidad en varias oportunidades (atacando el derecho a huelga), votando la ley antipiquetes, reprimiendo a los estudiantes en el Codicen, invirtiendo y profesionalizando a las fuerzas represivas en el espionaje, la infiltración en movilizaciones y las detenciones arbitrarias a los que salen a luchar, además de la criminalización de la pobreza a partir de los mega operativos en los barrios pobres. Recientemente sancionó en forma express la Ley Antiterrorista, a requerimiento también del imperialismo norteamericano, que genera figuras legales para acusar de “terrorista” a quien se manifieste contra las políticas de gobierno.
En todos estos años el Frente Amplio mantuvo la impunidad de los militares violadores y asesinos de la dictadura, y ha promovido una política de reconciliación con las Fuerzas Armadas que se mantienen intactas desde los tiempos de la dictadura. No solo no avanzaron los juicios que están parados, sino que el mismo Tabaré Vázquez dejó pasar las declaraciones de Gavazzo ante el Tribunal de Honor Militar con la complicidad de Manini Ríos y todos los generales que lo integraban. Hoy nos encontramos con una docena de militares condenados que gozan de enormes privilegios, mientras que las madres de los desaparecidos y los mismos ex presos políticos se están muriendo sin poder tener justicia.
La derecha tradicional uruguaya expresa lo más concentrado de la burguesía y la oligarquía tanto nativa como extranjera. Todos los candidatos se preparan para aplicar planes de ajuste, como Sanguinetti, Talvi, Lacalle que quieren avanzar con la Reforma Previsional. Larrañaga, por su parte, con la Reforma Vivir sin Miedo busca un clima más reaccionario contra los sectores más pobres de la sociedad y a la vez un argumento para avanzar en la criminalización de la protesta.
Frente al fortalecimiento de la derecha en la región con fenómenos aberrantes como Bolsonaro y el desastre económico al que lleva Macri en la Argentina, distintos sectores plantean que las candidaturas del FA son un instrumento para enfrentarlos. Sin embargo, el FA ha venido incorporando la agenda de la derecha y hasta permitido que se consolide y fortalezca, como vemos en la candidatura de Manini Ríos.
Martínez, Cosse y Andrade no son alternativa a la derecha
Nadie votará al FA pensando en que habrá un cambio sustantivo que llevará a una mejor situación para las mayorías populares, sino que lo votarán para que, en el mejor de los casos, la situación se mantenga igual. Ya no hay ilusiones en que la coalición progresista pueda dar un viraje hacia la izquierda.
Por tanto, las candidaturas de Bergara, Cosse y Andrade representan distintas sensibilidades al interior del FA, siendo Martínez el candidato favorito del capital financiero y los capitales especulativos. Pero todos se mantienen fieles al mantenimiento del actual modelo económico.
Andrade se presenta como la izquierda dentro del FA, buscando revitalizar el espacio y plantear cierta mística frenteamplista. Plantea la re-distribución de la riqueza, la “profundización de los cambios”, pero lejos de cambiar algo, el próximo gobierno será de ajuste, como ya lo anticiparon Vázquez, Astori y hasta Mujica, que se manifestó a favor de una posible reforma previsional que aumente la edad jubilatoria.
Así como viene ocurriendo, en el próximo período continuarán los cierres de fábrica, donde se demuestra el nivel de impunidad con que cuentan las empresas. El gobierno mira para el costado mientras las empresas hacen lo que quieren, como está sucediendo con PETROBRAS que tiene la concesión de la empresa pública Montevideo Gas. Los empresarios vacían las unidades productivas, desmantelan los servicios y echan a sus trabajadores, con la anuencia del gobierno.
Mientras tanto, avanza la precarización laboral entre la juventud en los call centers, los comercios y las aplicaciones por celular, recibiendo a cambio un sueldo que no llega a 20 mil pesos.
La situación de las mujeres no es mejor: si bien se han avanzado en alguna legislación favorable (aunque la interrupción voluntaria del embarazo se realiza bajo la tutela del Estado y casi es imposible realizarla en varios departamentos del interior del país), los feminicidios no han bajado, sino que se mantienen las terribles estadísticas de una mujer asesinada cada 15 días. Y la vida de las mujeres trabajadoras se empobrece cada día al quedar desocupadas o no llegar a cubrir la canasta básica para su familia.
Cuando el próximo gobierno, gane quien gane, quiera ajustar; cuando quieran subirnos la edad jubilatoria o pretendan devaluar la moneda licuando nuestro salario, los trabajadores, las mujeres y la juventud tenemos que tener representantes en el Parlamento para que denuncien estas intenciones y enfrenten en ese terreno también la ofensiva derechista. Los diputados y diputadas que respondan a nuestros intereses fortalecerán la lucha en las calles por imponer nuestros reclamos.
Pero no podremos defender nuestras conquistas de la mano de variantes de conciliación de clases como lo es la Unidad Popular (UP), coalición que pretende recrear un nuevo FA. Ya lo vimos ante varios de los hechos importantes de la realidad nacional como la crisis con el campo donde se ubicaron con los estancieros y terratenientes; o frente a la reforma de la Caja Militar donde se negaron a quitarle los beneficios a esta casta. En todas estas situaciones, esta coalición no pasó la prueba. Y su postura respecto de la situación en Venezuela de defensa acrítica del régimen de Maduro, justificando inclusive la represión al pueblo trabajador, tampoco es una alternativa para los trabajadores y el pueblo venezolano. De conjunto, UP expresa una variante de conciliación de clases, al igual que el FA.
La (verdadera) izquierda tiene que estar: apoyá la Lista 1917
Sabemos que será una elección donde no se lograrán mayorías parlamentarias, y quien gobierne deberá generar acuerdos de gobernabilidad para poder pasar leyes que seguramente ataquen nuestros derechos.
Por eso la Corriente de Trabajadores por el Socialismo (CTS) ha decidido apoyar la Lista 1917 encabezada por Rafael Fernández, trabajador bancario, que expresa una alternativa de izquierda obrera y socialista frente a todas las variantes de este régimen, e integrará candidatos en las listas bajo el lema “Partido de los Trabajadores”.
Porque la (verdadera) izquierda tiene que poder pasar el piso proscriptivo que nos impone este sistema electoral donde millonarios como Sartori abruman los medios con su publicidad mientras que los pequeños partidos y organizaciones obreras no llegan a los grandes medios masivos de comunicación.
Porque es necesario que haya una voz de los trabajadores, de las mujeres y de la juventud en el Parlamento, para denunciar los negociados y para apoyar y promover la movilización en las calles.
El acuerdo entre ambas organizaciones incluye entre otros puntos la necesidad de eliminación de las AFAP, el aumento inmediato de las jubilaciones y de la canasta básica, la reducción de la jornada laboral sin disminución del salario y el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles, contra las tercerizaciones, el trabajo precario y el cierre de fábricas. Y porque Montevideo Gas vuelva a ser estatal y bajo gestión de sus trabajadores y trabajadoras.
También propone enfrentar claramente el modelo extractivista y el acuerdo colonialista y vergonzoso con UPM y luchar por la defensa de nuestros recursos naturales y por la derogación de la Ley de Riego.
Se pronuncia contra la deuda externa, por el juicio y castigo a los militares de la dictadura, por quitarle los privilegios a la casta política entre otros varios puntos.
Podés leer aquí todo el programa.