En una muestra de imperialismo explícito, Marc Stanley se presentó este miércoles ante la cámara alta argentina y pidió entre otras cosas “terminar con las restricciones al acceso de capital”.
Juan Manuel Astiazarán @juanmastiazaran
Miércoles 6 de julio de 2022 13:39
La crisis se acelera, los precios se disparan y la incertidumbre es cada vez más grande. Desde hace días la realidad de Argentina se volvió frenética e impredecible y, en ese contexto, no son pocos los que pretenden aprovechar la situación para sacar mayores ventajas.
Ayer el embajador de Estados Unidos, Marc Stanley, fue invitado al Senado por un grupo de senadores. En su discurso dio una muestra de imperialismo explícito y dejó en claro que Estados Unidos pretende sacar provecho de la crisis que atraviesa el país.
Stanley, que ya había visitado el Senado cuando se reunió con Cristina Fernández de Kirchner a fines de marzo, aprovechó la oportunidad para reclamar mayores beneficios para los grandes capitales y hacer un fuerte lobby propatronal. En su discurso reclamó: “Nosotros tenemos empresas estadounidenses que se mueren de ganas por llegar aquí, pero hay un riesgo que tenemos que mitigar juntos, como las restricciones al acceso de capital, los problemas con las importaciones y las exportaciones”. Una nueva exigencia de parte del representante de la principal potencia imperialista.
Pero el pedido de menores regulaciones para los grandes capitales no fue el único. Stanley también reclamó que Argentina avance en la reprimarización de su economía y se convierta en proveedor de alimentos y sobretodo de combustibles, alimentando el sueño extractivista de los yacimientos de Vaca Muerta, en la sureña provincia de Neuquén, que comparten tanto el oficialismo, el Frente de Todos, como la oposición de derecha de Juntos por el Cambio. “Ahora tienen algunos problemas económicos, pero hay una ola enorme afuera. El mundo necesita combustibles y alimentos, y ustedes tienen la segunda reserva más grande de shale oil y shale gas”, dijo. Y se lamentó: “No puedo creer que quieran esperar hasta el 2023 para surfear esta ola”.
En la misma tónica, afirmó que “para invertir dinero uno tiene que tener acceso a sus fondos y a las ganancias y las empresas se quejan que no pueden sacar su dinero del país”. Algo que no se condice con la realidad si miramos la enorme fuga de capitales que tiene Argentina, razón que explica en gran parte la falta de reservas, o que nuestro país lidera el ránking de evasores fiscales en la región y a nivel mundial se ubica en el quinto lugar. La frase de Stanley tampoco toma en cuenta la medida que tomó hace menos de dos meses el Gobierno nacional, permitiendo a las empresas petroleras el privilegio de poder girar mayores ganancias al exterior y acceder a la compra de divisas con un régimen especial hecho a su medida.
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Para completar el combo, volvió a insistir con la gastada "teoría del derrame" que tanto se popularizó en la década del 90. Si podemos generar un pastel más grande para todos sería mejor en el país, tenemos que mitigar el riesgo para que las empresas inviertan, ellas están dispuesta a hacerlo", afirmó. Sólo basta mirar los números para ver que ese sentido común que buscan instalar no tiene nada que ver con lo que realmente sucede: en el año 2021 y durante el primer semestre de 2022, la economía argentina tuvo una importante recuperación pero pese a eso siguió aumentando la desigualdad. El fenómeno de los trabajadores asalariados que están por debajo de la línea de pobreza no sólo es discutido por todos los analistas, sino que es respaldado por las propias estadísticas del Indec: la Remuneración del Trabajo Asalariado redujo su participación en la riqueza en ocho puntos en los últimos 5 años, pasando de un 42 % en el año 2016 a un 34 % en 2021.
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Analizar las palabras de Stanley, por fuera de las frases hechas sobre la "cooperación" y los sentidos comunes que buscan instalar no dejan lugar a dudas sobre las verdaderas intenciones de Estados Unidos: aprovechar la incertidumbre de la grave crisis económica para profundizar el saqueo y la opresión imperialista.