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Red Internacional
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Tribuna Abierta. El encierro y el aislamiento como prácticas de Salud Mental: Reflexiones a partir de la epidemia de coronavirus en Costa Rica

¿Cómo podemos sostener el encierro y el aislamiento como una práctica de salud mental? Es imposible.

Miércoles 15 de abril de 2020

El 6 de marzo del 2020 se presentó el primer caso positivo de coronavirus en el territorio costarricense, dando inicio a una serie de medidas de contención que restringieron de manera voluntaria y participativa la movilidad de las personas; con el lema “Quedáte en casa” el Gobierno de la República instó de manera vehemente a la población a no salir de sus hogares excepto por claras situaciones como compra de alimentos, medicamentos o trabajo.

Las empresas que tuvieron la posibilidad implementaron la modalidad del teletrabajo, se cancelaron actividades masivas, se cerraron bares, gimnasios, parques, playas y se redujo la capacidad de restaurantes al 50%; de esta manera se dió inicio a una etapa de distanciamiento social y reclusión voluntaria.

Las reacciones de la mayoría de las personas ante esta situación me han llevado a reflexionar desde mi área de investigación, la salud mental y la desmanicomialización, acerca del encierro y el aislamiento como práctica recurrente de tratamiento ante el sufrimiento psíquico, debido a la dificultad con que las personas en general han enfrentado el encierro y los diversos malestares que han empezado a reportar a raíz de la falta de interacción social.

Tristeza generalizada, angustia, soledad, malestar físico, pérdida de apetito, dificultad para concentrarse, mal humor, insomnio, somnolencia, ansiedad, miedos irracionales, ataques de pánico, alergias, dolores varios, altos niveles de estrés, llanto espontaneo y la lista sigue.

Personas, en su mayoría sanas, que se encuentran recluidas en sus casas, con facilidades generales que hacen su encierro más soportable, ya sea internet, televisión, cercanía de seres queridos, etc; y aun así el estrago de la reclusión y el distanciamiento social es profundo y difícil de soportar. No son enfermos mentales pero empiezan a reportar síntomas propios de lo que podría identificarse como una enfermedad mental en cualquier pabellón psiquiátrico del mundo.

¿Qué nos dice esto acerca de las prácticas psiquiátricas hegemónicas y la alienación que histórica y sistemáticamente se ha llevado a cabo sobre la población psiquiatrizada? ¿Es, como lo afirmaba Basaglia, el manicomio un resultado de la locura o es el mismo manicomio el que crea y recrea la locura?

Ciertamente, como ya se ha demostrado de manera fehaciente, el encierro y la ausencia de interacción social no solo empeora la condición física y mental de las personas institucionalizadas en hospitales psiquiátricos, sino que deteriora de manera acelerada los procesos cognitivos, socializadores y emocionales de las personas que lo sufren.

Lo que durante mucho tiempo se consideró característico del loco, del enfermo mental, y que fue identificado como “un efecto secundario de la cura” es sabido actualmente que es causal del malestar psíquico; es en sí, el remedio peor que la enfermedad.

La situación actual demanda el distanciamiento social como medida preventiva ante el avance del coronavirus, afortunadamente sabemos que es una medida temporal y que en algún momento volveremos a los amigos, al trabajo, al estudio… a la vida como tal.

Pero seguirán personas institucionalizadas y medicalizadas viviendo el encierro como medida ante “su enfermedad”, no volverán a los amigos, ni a la familia, ni al estudio…ni a la vida, porque esta se les arrebató siguiendo lógicas manicomiales que nunca pretendieron ayudar ni tuvieron como objetivo causar mejoría en miles de personas que han sufrido por años y de manera más cruel lo que nosotros levemente hemos experimentado en apenas una semana y media.

Después de esta experiencia, a nivel país, ¿Cómo podemos seguir sosteniendo un discurso que justifique la existencia de los hospitales psiquiátricos, la psiquiatría manicomial y las prácticas médicas que responden a lógicas manicomiales mas que a fundamentos técnicos y racionales?

¿Cómo podemos sostener el encierro y el aislamiento como una práctica de salud mental?

Es imposible.