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Red Internacional
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El escándalo de la leche: Un problema entre empresarios

Un grupo de ultraderecha ha desatado una polémica en redes sociales tras un comercial de Soprole donde, según los nacionalistas patriotas, se pretende instalar una ‘reingeniería social’ hacia el descontrol migracional. Esto se enmarca en el problema entre las empresas Soprole, Watts, Nestlé versus la cooperativa Colún.

Domingo 19 de agosto de 2018

Una polémica se ha desatado en redes sociales bajo la campaña impulsada por el Movimiento Social Patriota (desde ahora MSP) que se resume en el hashtag #BoicotASoprole. Dicha campaña dice denunciar el ‘descontrol migracional’ y el ‘anti-nacionalismo’ que daña a los productores chilenos, pero ¿Qué se esconde detrás de dicha campaña?

No hay mucho que esconder, el apoyo a la empresa Colún que levanta el Movimiento Social Patriota nace principalmente por un patriotismo nacionalista irrisorio que se escandaliza por cualquier señal de integración, como también cualquier cosa que se oponga a los valores morales más conservadores. En base a esto último, el Movimiento Social Patriota se opone además, abiertamente, a la comunidad LGBTT (Diversidad sexual) y al derecho al aborto legal, libre y gratuito que exigen miles de mujeres a nivel nacional e internacional.

Si bien una de las denuncias son los bajos aportes nutricionales de los lácteos de las empresas Soprole, Watts y Nestlé, debido a la reducción de costos para transporte y venta del producto lácteo, esto no es totalmente corroborado por especialistas en el tema, sin embargo, no se puede negar que dichas empresas no aclaran hasta el final el proceso de restauración del polvo lácteo ni las cantidades de agua, químicos y/o nutrientes que utilizan en el proceso.

Una disputa entre empresarios:

A pesar de que se ha configurado una idealización respecto a la marca Colún a través de comerciales que promueven un estereotipo de la vida al sur de Chile y con el eslogan ‘toda la magia del sur’-muy ameno y apacible-, la realidad no es tal y como toda tendencia nacionalista el escándalo se ha visto permeado por cierta paranoia que claramente omite que la disputa sigue siendo entre empresarios que manejan y configuran el mercado de lácteos a nivel nacional.
El conflicto entre las empresas parte debido el cobro de impuestos a multinacionales el cual no aplica de igual forma a las grandes cooperativas nacionales con una demanda durante el año 2017 hacia Nestlé, Soprole y Watts por colusión contra Colún.

La colusión es, a lo menos, probable. No es sorpresa que las multinacionales y grandes empresas familiares se coludan entre sí para sacar del mercado a otro grupo empresarial. Pero el fondo de la campaña no es este, sino un gran aprovechamiento de la situación conflictiva entre las empresas para hacer escarche a través de una estrategia ‘liberal’ de mercado que pretende boicotear ‘el mercado’ a través del consumo, pero que no cuestiona (ni un poco) que todas las empresas mencionadas en este artículo, incluyendo a Colún, sostienen el sistema de subcontratos, trabajos precarios y reducción de costos para la acumulación de riquezas de selectos grupos de empresarios.

Por otra parte, la idealización sobre “identidad sureña” que hace el MSP respecto a la empresa Colún no podría ser otra cosa que una mala estampa de lo que la propaganda comercial hace de un producto. En el sur hay mayores conflictos y Colún también está involucrada como lo fue el derrame de suero y leche descompuesta en el Ría Llollehue en La Unión.

Por otra parte, el cierre de empresas que afecta al sur de Chile y que se extiende en una enorme cantidad de despidos a nivel nacional, es consecuencia del sistema mercantil que la derecha, los empresarios y grupos conservadores como lo es el MSP defienden, haciendo alegoría a un chovinismo que no representa en absoluto “la identidad de Chile” – A menos que haga netamente referencia a la ‘identidad’ que desde la dictadura en adelante la derecha ha tratado de implantar, de corte xenófobo, conservador y discriminatorio.

Finalmente, en medio del conflicto entre estas empresas, el sueldo de las y los trabajadores, sus condiciones laborales y sus jubilaciones siguen en manos de unos pocos. En este sentido la campaña del grupo de ultra derecha MPS no es ningún aporte, considerando que en Chile una gran cantidad de trabajadores son migrantes y/o procedentes de pueblos como lo es el Mapuche, altamente reprimido por el estado de Chile y los empresarios.

Además, contra la colusión y atropello de los privados y multinacionales, el “boicot” queda corto sino se plantea que estas grandes productoras pasen a manos de sus trabajadores, que terminen el subcontrato y se lleve adelante el paso a planta, el aumento del salario mínimo y las jubilaciones.


Fer Morales

Antropóloga Social y poeta Slam