Este 15 y 16 de mayo se desarrollan las elecciones para constituyentes, gobernadores y municipales en Chile. Calificada como la elección más relevante de la última década con grandes incógnitas del escenario post rebelión popular. Dentro de las interrogantes estarán los resultados del Frente amplio, tras haber sido clave para salvar a Piñera y al régimen cuestionado firmando el Acuerdo por la Paz. Y aunque la situación de ambos países no es la misma, no está demás tener a la vista cómo se gestó la crisis de Unidas Podemos, para intentar entender las contradicciones actuales del proyecto frenteamplista.
Los renovadores de la política, el auge y caída de Pablo Iglesias en España
Hace algunas semanas pasaba desapercibido el viaje que Giorgio Jackson realizaba a España para reunirse con Pablo Iglesias y su esposa Irene Montero. La joven coalición surgida el 2017 tuvo desde sus inicios una estrecha relación con Podemos la organización española que llamo a “copar las instituciones” y que consiguió una serie de triunfos electorales en los comicios del 2014 y 2015 donde entraron al euro parlamento y los principales gobiernos locales en España.
Estos renovadores de la política española llamaron a superar la dicotomía clásica de izquierda- derecha, “radicalizar la democracia existente”, contra “las castas” y la “corrupción” del “duopolio”. Desviando las enormes jornadas de movilización surgidas en España del 2011 (que tuvo huelgas generales y manifestaciones de masas) a la disputa institucional de municipios y diputaciones.
Con caras jóvenes Podemos alimentó la añeja idea socialdemócrata de que era posible salir de la crisis por la vía electoral, en los marcos de las instituciones de la democracia liberal por medio de transformaciones graduales. El sentido motor de Pablo Iglesias e Iñigo Errejon (que estuvo en la fundación del frente amplio chileno) era agitar explícitamente que había que dejar la calle para “cambiar las cosas” desde las instituciones de la democracia liberal.
Su símil griego, Syriza, que fue aplaudido por sectores de la izquierda internacional, ya el 2012 mostraba los límites de esta estrategia. Alexis Tsipras, el referente neo reformista de Grecia, tras meses en el gobierno aplicará los odiados planes del FMI, la UE y BM (la troika) contra el pueblo trabajador griego dando progresivamente un giro hacia el centro hasta formar un gobierno común con Anel (partido nacionalista y xenófobo griego), donde de forma dramática se hizo una experiencia con esta coalición que le allanó el camino a la extrema derecha.
Fue durante esos años, en que al oportunismo chileno le brillaron los ojos. Cuando el 2015 Podemos accede a decenas de gobiernos municipales, entre ellos los de las principales ciudades españolas: Madrid, Barcelona, Zaragoza, Santiago de Compostela, etc. En el Congreso de los Diputados, junto con sus confluencias, obtiene más de 5 millones de votos y conquista 69 diputados. Gabriel Boric fue uno de los primeros en viajar a España y lo siguió su entonces compañero de militancia Jorge Sharp.
Así Podemos comienza sus primeras pruebas de gobierno con la moderación de su programa, y los gestos de “seriedad” y “gobernabilidad” en la administración de los “ayuntamientos para el cambio”. Sin cambios en relación a los partidos neoliberales, los ayuntamientos negaron las demandas de remunicipalización de los servicios públicos, el derecho a la vivienda y al trabajo, la ruptura con las grandes corporaciones empresariales y el no pago de la deuda ilegítima. En cambio, desalojan a los “manteros” inmigrantes, chocaron contra los trabajadores en huelga (como el metro de Barcelona), pagaron religiosamente a los grandes bancos acreedores de la deuda ilegítima, hicieron acuerdos con los grandes empresarios y negociaron las políticas con el PSOE.
En las grandes empresas de servicios, estratégicas para el funcionamiento de la ciudad como limpieza, cuidado de parques y otros servicios públicos, se mantuvieron y renovaron las concesiones a las grandes empresas privadas que vienen haciendo negocios millonarios a costa de los trabajadores y usuarios. Y en los poquísimos casos donde se produjo alguna remunicipalización -de sectores muy pequeños-, se han realizado en condiciones completamente desfavorables para los trabajadores, como el escandaloso caso de Madrid donde el Ayuntamiento ha decidido despidió trabajadores. En esta cuestión central, nada cambio respecto a los gobiernos anteriores.
De la administración burguesa de los “ayuntamientos” Podemos pasó en el 2017 a tomar una posición vacilante frente a las masivas protestas en Cataluña. El referéndum de autodeterminación de Catalunya, garantizado con la movilización masiva de centenares de miles que ocuparon y defendieron los colegios electorales, seguido después por una huelga general de 24 horas, fue la mayor afrenta al Estado español, el Régimen del 78, y la Corona desde la transición. Es por ello que el conjunto del régimen se posicionó abiertamente a favor de la represión policial del referéndum, y la anulación provisional de la autonomía catalana, mientras que las direcciones burguesas catalanas actuaron para evitar que se extendiera la movilización, y la auto organización que podían imponer la voluntad mayoritaria expresada el 1-O.
El “otoño catalán” –como le llamaron- fue una prueba para Podemos. Donde la organización de Iglesias se opuso al referéndum del 1-O haciendo una exigencia a un imposible “referéndum pactado” con el mismo Estado que envió una brutal represión contra el pueblo catalán.
El 2019 tras cuatro años de administración en los municipios, Podemos perderá el Ayuntamiento de Madrid, y la alcaldía volverá a manos de la derecha por sólo dos escaños. La confluencia que en 2015 cosechó el 24% de los votos -entonces con Podemos-, retrocede a tan sólo ocho puntos (apenas una tercera parte -20.000 sufragios- de los 58.047 que recibieron cuatro años atrás.
El revés electoral obligará a la coalición española a tomar definiciones, la gran conclusión de los estrategas de podemos es que les faltara más unidad (con el régimen) para consolidarse.
Es en este contexto que Iglesias enfrenta al ala institucionalista de Errejón, que se proponía llevar hasta el final el principio laclausiano de Podemos como “significante vacío”. Para los errejonistas, la crisis de la “hipótesis Podemos” se conjuraría llevando hasta el final el curso socialdemócrata del último año, acercándose al PSOE sin ultimatismos y mimetizando su discurso con aquel para “seducir” a sus votantes. (1)
Pablo iglesias se va a imponer sobre Errejón coyunturalmente. Consolidando un discurso de “cavar trincheras” en la sociedad civil, para construir un “bloque histórico” y dar paso a un “impulso constituyente” junto con el resto de las formaciones “hermanas” y los “Ayuntamientos del cambio”. El ala errejonista es derrotada, pero detrás del discurso de Pablo Iglesias, la orientación posibilista de gobernar con el PSOE, ya se había instalado definitivamente.
En esos años, la izquierda frente amplista seguía de lejos el debate, previo a la rebelión popular Gabriel Boric ya llamaba a formar grandes acuerdos nacionales con el gobierno y mínimos comunes con la oposición burguesa. Y el alcalde Jorge Sharp va a llamar a formar parte de la comisión nacional de seguridad propuesta por
Piñera, porque la izquierda “debía disputar el debate sobre el orden público” sentándose nada más ni nada menos con la plana mayor de las fuerzas represivas del Estado y los funcionarios de Piñera.
Para el referente español, este proceso de integración irá unido a la crisis que se abrirá en muchos agrupamientos locales. El acuerdo electoralista de los ayuntamientos no tendrá perspectiva. Esta dinámica tuvo como máximas expresiones el estallido de Ahora Madrid en la capital, pero no fue el único. En algunas ciudades gallegas, por ejemplo, el 26M hubo hasta tres candidaturas diferentes procedentes de la implosión de la confluencia En Marea.
Gobernando con la monarquía y la renuncia
En este escenario, las ya tensas relaciones internas entre las corrientes que conviven en Podemos se profundizaran. Llegar a un acuerdo con el PSOE era una base común, en qué condiciones, y cómo, era la discusión.
La intrincada aritmética parlamentaria surgida del 20D y las negociaciones para formar Gobierno dieron lugar a un cambio cualitativo de Podemos: la idea de un pacto multilateral entre PSOE, Podemos e IU para formar un “gobierno progresista” con los social liberales. Una orientación unánime en Podemos, IU, e incluso en el sector de Anticapitalistas (que es referencia para varias organizaciones que hoy componen la lista de los “movimientos sociales”).
13 de enero de 2020 se da el salto cualitativo. Pablo Iglesias, sonriente, jura ante el Rey Felipe VI como vicepresidente del gobierno de Pedro Sánchez del PSOE. Unidas Podemos (Podemos + Izquierda Unida) ha logrado negociar un gobierno de coalición con el PSOE, que incluye a 5 ministros de la izquierda.
Un año después, en medio de una crisis pandémica mundial y una crisis económica y social de magnitud, el gobierno “progresista” no cumplió ninguna de las promesas que Unidas Podemos pretendía mostrar como sus “medidas estrella” en un gobierno con el PSOE.
No derogaron las reformas laborales, ni la ley mordaza, no regularizaron a las personas migrantes, ni pusieron tope a las subidas de los alquileres, no frenaron los desahucios ni terminaron con la precariedad laboral. La experiencia ministerialista de Podemos y el PCE transcurre así del único modo posible, con sus ministros cumpliendo el papel requerido para el mantenimiento del régimen y la maquinaria estatal capitalista.
En este marco se darán las masivas manifestaciones de la juventud contra las leyes represivas del estado español y por la libertad de Pablo Hasel, y las y los presos políticos en España. Donde el gobierno del PSOE y Unidas Podemos va a aplicar una brutal represión.
Pero no será este hecho lo que provocará la renuncia. El 4 de mayo de 2021, al terminar la jornada electoral en Madrid, donde la trumpista Isabel Díaz Ayuso del Partido Popular duplica sus votos y arrasa en las elecciones, Pablo Iglesias comparece en una rueda de prensa rodeado de las y los dirigentes y militantes de Unidas Podemos. Reconoce la derrota electoral y anuncia que dimite a todos sus cargos y abandona la política activa. Unas semanas antes, Pablo Iglesias había renunciado a la vicepresidencia para embarcarse en las elecciones madrileñas, diciendo que lo que se jugaba el 4M era la lucha entre “democracia o fascismo”.
Ahora, después del triunfo del PP, Iglesias decide retirarse de la política activa para refugiarse en su lujosa casa en Galapagar.
El fantasma español para el frente amplio chileno
La historia del Frente Amplio en chile ha sido más breve que al de su símil español. De su debut el 2017 con 20 parlamentarios, un senador y alcaldías emblemáticas como la de Valparaíso, la rebelión popular saco a la luz el rol histórico que juegan estas mediaciones.
Durante sus primeros años fue evidente el rol de desvió del ciclo de movilizaciones que sacudió chile desde el 2011 en adelante. Su auge electoral fue proporcional a la pasivisación del movimiento de masas con excepción del movimiento internacional de mujeres.
Pero su integración al régimen se iba expresando por su centralidad en la actividad parlamentaria y progresivamente en los intentos de acuerdo con sectores de la ex concertación. El llamado a formar grandes acuerdos nacionales de Boric, pasamos por la participación de Sharp en la comisión de seguridad de Piñera.
Pero la verdadera prueba fue la rebelión popular chilena. Tras las jornadas de movilización y la huelga general del 12 de noviembre fueron la coalición clave para firmar el Acuerdo de Paz junto a todo el arco político de la derecha y la ex concertación. Salvaron vilmente al régimen herencia del pinochetismo y al gobierno.
Pactando un proceso constituyente a la medida de los empresarios y sus partidos. En plenas protestas por hambre al inicio de la pandemia firmaron la ley más represiva de la historia de chile, ley anti protesta con la cual se encarcelo a cientos de jóvenes y permite la existencia de presos políticos en chile.
Aceptaron junto al Partido Comunista la ley de suspensiones propuesta por Piñera, que permitió al empresariado suspender a miles de trabajadores y descargar la crisis derivada de la pandemia sobre el pueblo trabajador. Eso es algo que no se borra fácilmente de la retina.
¿Se expresará en las elecciones de hoy? No podemos asegurarlo. Aunque es antecedente que en las ultimas primarias del frente amplio la votación se redujo de forma importante. Siendo el partido de Giorgio Jackson, Revolución Democrática el más afectado encabezando miles de renuncias a su partido. Como también el análisis de las elecciones de alcaldes en Valparaíso donde Jorge Sharp compite con cinco listas, tres de ellas, antiguas aliadas de su candidatura.
La perspectiva del frente amplismo está abierta, y en las últimas semanas su dirección a estado marcada por profundizar mínimos comunes con sectores de la ex concertación y llegar a una primaria común para las presidenciales.
Para el senador Juan Ignacio Latorre (RD), “tenemos que sacar lecciones del proceso español, es muy interesante lo que ha ocurrido y es muy dura la derrota de Unidas Podemos y de Pablo Iglesias en Madrid”.
En ese sentido, señala que “una primera reflexión es cómo la fragmentación de las fuerzas transformadores y de cambios, el quiebre que tuvo con el movimiento Más Madrid que lideró Iñigo Errejón y también las dificultades de un gobierno de coalición con el Partido Socialista, como el PSOE, que sufre también una derrota muy profunda en Madrid, le dieron el pase a un gobierno de derecha y de extrema derecha. Hay que hacer varios análisis, pero me quedo con que la fragmentación de las fuerzas de cambio le pueden facilitar el triunfo a la derecha y a la extrema derecha”. (2)
Y si bien varios de sus líderes destacan las diferencias respecto del contexto español y el chileno, admiten que justamente en medio del proceso de descomposición que ha sufrido el conglomerado. Que precipitó la salida del Partido Humanista, Igualdad y el quiebre interno en algunas colectividades, como Convergencia Social. Y, el año pasado, cuando el Partido Liberal optó por quebrar con sus socios de RD, CS, Comunes, Unir y Fuerza Común. Urge mirar el desarrollo de su símil español.
Pero principios hay para quien le convenga. Sebastián Farfán un ex dirigente estudiantil ligado hoy a Convergencia Social escribía en sus rr.ss que el resultado electoral de España y la debacle de iglesias comprobaba un solo camino; la buena lectura de Errejón y la disputa de lleno por el “campo progresista”, lo que es dicho claramente; un acuerdo sin concesiones con los viejos aparatos neoliberales, disputando, y buscando refundar a la centro izquierda burguesa.
El Frente Amplio chileno al igual que Podemos español dio un salto en calidad en su adaptación a los regímenes burgueses. Muchas organizaciones que se denominaban de izquierda entraron al Frente Amplio para fortalecer una perspectiva anti capitalista, pero sin combatir su estrategia ni programa reformista. Es urgente un debate estratégico para no repetir los mismos errores. Esta orientación lo único que logró fue liquidarse (como le sucedió a la UNE) y/o aumentar las ilusiones en estas variantes neo reformistas.
En España el grupo Anti capitalistas del Secretariado Unificado, misma organización que formó el NPA francés y que hoy atraviesa una profunda crisis por la deriva reformista de su dirección mayoritaria, también son un ejemplo de ello.
Combatir el derrotero de estas organizaciones es fundamental para el surgimiento de partidos revolucionarios de la clase trabajadora que puedan aprovechar el escenario internacional y el retorno de la lucha de clases en diferentes países del mundo.
Chile no es la excepción, pensar el fantasma español en chile tiene esta relevancia.
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