La clave se encuentra en terminar con el régimen de gobierno estamental instaurado en la universidad, en su reemplazo, un cogobierno triestamental permitiría que las decisiones fuesen tomadas por todas, todos y todes.
Viernes 8 de julio de 2022
Este martes, en entrevista con la Radio Cooperativa, la nueva rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, fue consultada respecto a la falta de paridad en el sistema universitario chileno. Esta se refirió a que dicha deuda se expresaba por un lado, en áreas particulares tales como las ligadas a tecnología, ingeniería y economía. Y por otro, al interior de la misma carrera académica, en donde la cantidad de mujeres disminuye en la medida en que se avanza en la jerarquía, no llegando alcanzar el grado de titular, que da entrada a los cargos directivos más importantes y cierra: “no podemos poner de arriba a abajo, sino que tenemos que construir esa paridad de forma transversal, en todos los niveles al interior de la Universidad de Chile”.
Lo que nos queda de estas declaraciones, es la ausencia de enfoques nuevos en el abordamiento del problema. Las instancias de decisión en la universidad podrían ser paritarias hoy en día, sin necesidad de un largo proceso de ajuste en la carrera académica, para que más profesoras accedan al estamento privilegiado de los titulares. La clave se encuentra precisamente en terminar con el régimen de gobierno estamental instaurado en la universidad, que segrega a estudiantes y funcionarios y crea diferencias de representación política entre les académiques, en función a jerarquías académicas y horas de docencia.
En su reemplazo, un cogobierno triestamental permitiría que las decisiones fuesen tomadas no por autoridades con sueldos millonarios, sino por organismos colegiados en donde las bases de academiques, estudiantes y funcionaries podrían elegir sus integrantes, a través del voto universal, en procesos electorales que podrían integrar la paridad como uno de sus componentes. Como muchos de los problemas que aquejan a nuestra universidad, la desigualdad de género expresada en la falta de acceso de mujeres a las instancias de decisión, es algo cuya resolución pasa por más democracia.
Además cabe preguntarse, ¿Qué pasa con las mujeres no académicas? ¿Acaso ellas nunca podrán optar a dirigir la universidad? Rosa Devés no cuestiona nada de esto en sus planteamientos. Una universidad realmente democrática, debiera permitir que todos sus trabajadores se formasen en su interior, que adquieren herramientas para que también pudiesen participar de su gobierno. De forma que las trabajadoras del aseo, de los casinos, las personal de colaboración, cualquiera de ellas, tenga la posibilidad de postularse para dirigir nuestra universidad.
Finalmente es importante destacar que de nada sirve hablar de “mayor participación” para las mujeres de la universidad, como si ésta fuera solo compuesta por academiques, ya que por ejemplo los puestos de trabajo de funcionaries, son mayoritariamente de composición femenina y son precisamente las más precarizadas, muchas veces con sueldos por debajo de la línea de la pobreza, subcontratadas y con nula estabilidad laboral, como lo era por ejemplo Margarita Ancacoy, quien fue asesinada por tener que llegar a las 5:30 de la mañana a su trabajo por orden de las jefaturas y autoridades.