El Círculo Rojo. ¿El final de Twitter?

· El 1 de julio Elon Musk anunció una especie de muro de pago en la red social Twitter (que limitaría la cantidad de tweets que podrían leer usuarios y usuarias que no paguen la suscripción). El motivo que alegó Musk fue que la plataforma utiliza muchos recursos para procesar los datos que circulan y, por otro lado, que las herramientas de inteligencia artificial se alimentan de esos datos (sin pagar por ellos, que es lo que más molesta a Musk).

Ganadores y perdedores

· Musk compró Twitter en abril de 2022 por 44 mil millones de dólares. Había dicho que Twitter era la “plaza digital de la humanidad” y había que resguardar la libertad de expresión (en referencia a la suspensión de la cuenta del expresidente Donald Trump).

· En un año, despidió al 80 % del personal, afectando la seguridad y la moderación. Creó Twitter Blue, un servicio pago e introdujo cambios en el algoritmo, privilegiando algunas publicaciones sobre otras.

· Pero la plataforma no solo no genera ganancias sino que pierde. Las ventas publicitarias caerán casi un 30 % en 2023 según la consultora EMarketer y se estima que la empresa perdió cerca de dos tercios de su valor. El principal motivo: las políticas erráticas de Musk.

· El principal ganador coyuntural de esta crisis es Mark Zuckerberg, dueño de Meta (Facebook, Instagram, Whatsapp). Zuckerberg hasta hace algunos meses era sinónimo de monopolio, fake news, invasión a la privacidad (por el escándalo de Cambridge Analytical) y maltrato de sus trabajadores y trabajadoras.

· Meta acaba de lanzar Threads, una aplicación de texto similar a Twitter para aprovechar la sangría que generó Musk. Parece un paraíso sin restricciones, pero se rige por las mismas reglas que todas las redes sociales: los negocios.

Negocios, negocios, negocios

· El objetivo de Zuckerberg son los datos: el corazón del negocio.

· Después de invertir en un desarrollo (como el algoritmo), las empresas tecnológicas crecen recolectando datos de sus usuarios y usuarias para venderlos a otras empresas (mediante publicidad) o para usarlos ellas mismas.

· Varios especialistas apuntan a que Twitter nunca triunfó en los negocios porque no conoce a los usuarios. Según la consultora Data Reportal, entre la mitad y dos tercios de quienes leen los tweets no están registrados. Al contrario, Meta exprime al máximo la información de sus usuarios para ofrecerles publicidad segmentada.

· La politóloga especializada en comunicación, redes y tecnologías Natalia Zuazo lo resumió en su libro Los dueños de internet (2018): cuando algo es gratis, las personas (los datos) somos la mercancía.

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· Hoy hablamos de la crisis de Twitter, pero antes fue Facebook, antes fue Amazon. Plataformas tecnológicas propiedad de un pequeño grupo de empresas enormes.

· Por su poder y las políticas estatales que privilegian los negocios sobre los derechos de las personas, la tendencia constante es a la autorregulación.

· Las empresas son las que deciden qué se puede decir y qué no, qué es ofensivo, incluso tienen poder de censura (como hizo Twitter con el expresidente Donald Trump).

Fallas de sistema

· El desarrollo de internet fue acompañado por el mito de que internet iba a ampliar la democracia, porque tendríamos todo a disposición y podríamos elegir más. Hoy sabemos que no es tan lineal. Internet representó varios cambios positivos pero no hay una internet natural.

· El desarrollo de diferentes tecnologías permite elegir entre varias opciones, pero no todas están igual de disponibles. Por eso terminamos viendo, comprando, viajando y hablando más o menos en los mismos entornos. Elegimos casi todo el tiempo entre opciones más restringidas.

· Las plataformas incluyen problemas de origen del capitalismo porque es el entorno social en el que nacieron y crecieron. Por eso, las tendencias son parecidas: al monopolio, a la concentración a chocar cada tanto con derechos como la libertad individual o la privacidad.

· No significa que internet no pueda ser diferente. Existen usos creativos y colectivos de las redes y plataformas alrededor del mundo: producciones culturales que no están disponibles de otra forma, organización de sindicatos y coordinación de protestas. El problema no está en las redes sociales, la falla del sistema es mucho más grande.