A propósito de la muerte de Diego Armando Maradona, recomendamos Fútbol Argentino. Pasión y gloria de nuestro deporte más popular, de Osvaldo Bayer.
Daniel Lencina @dani.lenci
Jueves 26 de noviembre de 2020 12:58
Fotomontaje | Ana Laura Caruso
Fotomontaje | Ana Laura Caruso
Era una tarde de sol, de otoño, en la década del 80. El pibe va por primera vez a la cancha de Boca. Juegan el Xeneize y la Lepra. En la platea, pegada al túnel por donde salen los jugadores se alojó junto a su padre que salió rajando del trabajo para llegar a tiempo. Rajando. Si. De la Paternal a la República de la Boca y con el partido recién empezado el pibe no para de comer maní a “cococho” de papá. De repente siente “hormigas en los pies”, casi se acalambra y, desde las gradas, le sigue entrando a la bolsa marrón de papel que tenía maní con cáscara, mientras se vaciaba la botellita de coca. Mira hacia arriba y la Bombonera “no tiembla, late”.
Un racimo humano cuelga amontonado en todas las tribunas y eso que era un día de semana, un día laboral. Era una tensa calma cuando de repente explota todo y el pibe, casi asustado, se aferra fuerte a papá. Gol de Boca. Golazo y el rugir de la Bombonera entusiasman al pibe que vuelve a cococho de papa y “todo el año es carnaval”.
Boca ganó 4 a 2 esa tarde. Nace el amor por Boca y por el fútbol. Todo es una locura apasionada que dará llantos y alegrías, sin importar el orden porque el producto es el mismo: pasión. A la vuelta, en un barrio obrero de Los Polvorines, el pibe le cuenta a mamá todo lo vivido. Ello lo abraza fuerte, es un abrazo de gol, con quien años más tarde disfrutará un partido de la selección en cancha de River. Otro partidazo.
“Todo está enredado con el encanto especial, la magia que sobre el ser humano, desde niño, ejerce el juego, el jugar, que no es otra cosa que soñar” decía el mismo crack que escribió La patagonia rebelde, Osvaldo Bayer.
A propósito de la muerte de Diego Armando Maradona ¿Qué se puede leer? Hoy recomendamos Fútbol Argentino. Pasión y gloria de nuestro deporte más popular de Osvaldo Bayer, el eterno Osvaldo, el fanático canalla hincha de Rosario Central. El libro es una versión del guión que escribió para el documental Historia De El Futbol Argentino.
A lo largo del libro Osvaldo Bayer cuenta la historia del fútbol desde sus orígenes hasta el mundial de 1986. Cuenta la historia desde que los ingleses hicieron rodar la pelota por primera vez cuando el fútbol, a fines del siglo XIX, era un deporte exclusivo de chetos y oligarcas. Pero sobre todo es una historia del fútbol entrelazada con la historia política de la Argentina.
En cuanto a las primeras décadas del siglo XX el autor cuenta que los anarquistas y socialistas estaban alarmados porque los obreros dejaban de ir a las asambleas para ir a jugar fútbol y bailar la milonga. “Pero pronto debieron actualizarse y ya en la fundación de clubes de barriadas populares aparecieron socialistas y anarquistas.
Por ejemplo, el Club Mártires de Chicago, en La Paternal, llamado así en homenaje a los obreros ahorcados en Estados Unidos por luchar en pos de la jornada de ocho horas de trabajo. Fue el núcleo que años después pasó a llamarse Argentinos Juniors, un nombre menos comprometedor. También en el club El Porvenir, como su nombre lo muestra, estuvo la mano de los utopistas. Y el mismo Chacarita Juniors nació en una biblioteca libertaria precisamente un 1° de mayo,la fiesta de los trabajadores, en 1906”.
Así, el fútbol había pasado del potrero a las canchas con tablones, y de las tribunas de madera a las de cemento y los grandes estadios. También cuenta que los futbolistas tuvieron que adoptar el método de la clase obrera para hacer valer sus derechos. Así nacieron las asambleas y las primeras asociaciones profesionales. De la misma manera también creció la mercantilización, el negocio y la timba financiera del mercado de pases.
Pero también tiene grandes pinceladas de pura poesía en prosa cuando habla de todos los clubes, grandes y chicos. De todos los clubes y colores, Osvaldo Bayer habla con la misma pasión. Por ejemplo, el bostero que escribe estas líneas no puede dejar de admirar las palabras para con el eterno rival, River. Cuando Osvaldo Bayer habla de “la máquina” del River demoledor de los años 40 dice que: “Pronto podrían tocar el cielo con las manos. Iban a gritar goles y admirar el equipo más perfecto espectacular del profesionalismo: la Máquina. Quién no pudo verla, no vio fútbol. En el Olimpo, Zeus no solo ha reservado lugar para los once que la integraron sino también para todos los hinchas que los vieron actuar”. Y así no para de tirar paredes con los jugadores y formaciones de todos los equipos... ¡Osvaldo Bayer tiró más paredes que Pink Floyd!
Sobran los elogios, respetuosos para las y los hinchas de Racing, San Lorenzo, la historia obrera de Independiente. Y para la hinchada de Boca, dice Osvaldo que hay que reconocerlo de una buena vez, va a la cancha aunque llueva o truene y no deja de alentar aunque el equipo vaya perdiendo. En las páginas se ven todos los colores y sabores, ya que dice que el pueblo primero come los ravioles del domingo y después encara para la cancha.
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El libro cuenta las seis noches negras que tuvo la Argentina. Los seis golpes de Estado que hicieron los militares están relatados desde aquellos “domingos sin fútbol”, sin goles. Más que goles, secuestros, torturas y crímenes políticos contra el pueblo trabajador. “Como en 1934 Mussolini en el campeonato mundial de fútbol, como en 1936 Hitler en las Olimpíadas, los dictadores usan siempre el deporte para sus designios totalitarios”. Y así llega la crítica a la dictadura de 1976: “la dictadura de los militares tiene una gran oportunidad. El campeonato mundial de fútbol. Televisión en colores para olvidar la ignominia de la Escuela de Mecánica de la Armada; nuevos estadios para acallar los gritos de los torturados y las violadas; nuevas instalaciones en aeropuertos para blanquear la conciencia de una sociedad que se calló la boca. Obras faraónicas para un país con millones en viviendas de cartón y sin agua; para un país con viviendas ruinosas y hospitales que se caen solos; para un país que diez años antes había comenzado a construir su Biblioteca Nacional y ahí está, en un estado vergonzante para la cultura nacional”.
Al igual que la Carta abierta de un escritor a la Junta Militar (24 de marzo de 1977) e Rodolfo Walsh, algunos fragmentos parecen que hablan de la realidad actual de la Argentina. Si Osvaldo dice que “un país con millones en viviendas de cartón y sin agua”, sin quererlo y sin saberlo, habla de la realidad de la que miles de familias enteras hoy, siglo XXI, se ven reflejadas de las que Guernica es solo la punta del iceberg. Pero hay otra diferencia, sustancial, que la represión en Guernica no fue bajo un gobierno militar sino bajo un gobierno peronista.
Así el libro cuenta toda la historia del fútbol argentino, hasta el momento más esperado y épico: el mundial de México 1986. Y dentro de ese mundial, al que la selección argentina no llegó bien, se juega otro partido dentro del partido más esperado: Argentina vs. Inglaterra. La Guerra de Malvinas había sido apenas unos años antes. Estaba muy fresca en la memoria la derrota de un país oprimido a manos del imperialismo. Los pibes de Malvinas muertos, traumados, olvidados y angustiados tendrían revancha, aunque sea por 90 minutos. “Después de un primer tiempo de tanteos y de aguantar las cargas inglesas, vendrá el gol enviado por la mano de Dios y la cabeza de Maradona [..] La mano de Dios ayuda a los argentinos y los ingleses se cocinan en su propia salsa. Van con todo al frente para vengar el agravio. Y entonces si, esta vez Maradona solo, sin ayuda de nadie, empieza a apilar gringos. Unos tras otros van quedando y el pibe de Villa Fiorito mete un gol maravilloso. El más hermoso del torneo. Hasta Dios de alegría se corta la mano: el jugador gordito ya no la necesita [...] Los ingleses no lloran. Sus diarios reconocen que con mano o sin mano, los argentinos fueron los mejores. ´Las embrujadas habilidades del futbolista más grande del mundo brindaron a Inglaterra una hipnotizante lección’. Comentario textual del diario The Sun”. Habrá sido el campeonato ganado con más significancia política de la historia y sino, pega en el palo.
Mientras escribimos estas líneas y recomendamos este libro de Osvaldo Bayer el pueblo llora la muerte de Diego Armando Maradona. El mejor futbolista del mundo. Sin dejar de criticar todo lo repudiable de su personalidad, el machismo, las amistades con Menem y un largo etcétera también vale la pena volver sobre ese partido. Sobre el partido contra Inglaterra después de la Guerra de Malvinas. Así como Osvaldo señalaba que los dictadores y tiranos, aunque no los únicos, hacen uso político del deporte, así también, entre lágrimas se busca un clima de “unidad nacional”. Pero, a no confundirse, el gobierno que hoy abre las puertas de la Casa Rosada es el mismo que desalojó a los que tienen “vivienda de cartón” en Guernica y el responsable de la desaparición de otro pibe humilde, un hijo del pueblo, como Facundo Castro a manos de la bonaerense. “Nada de lo humano me es ajeno” dijo Karl Marx y por eso “la pelota no se mancha”.
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Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.