A propósito de la demanda ante la corte de La Haya, vuelve a la palestra no sólo la disputa sobre la soberanía marítima, sino también el rol de Morales y otros gobiernos "populares" de la región.
Miércoles 21 de marzo de 2018
Nuevamente se pone sobre la mesa el litigio entre Chile y Bolivia por la demanda marítima, colocando el chovinismo patriotero a la orden del día a ambos lados de la frontera.
No cabe duda que la demanda ha servido a ambos estados como un potente catalizador para fundamentar políticas de "unidad nacional" en beneficio de la burguesía, en momentos de tensiones económicas, sociales y políticas, desviando problemas internos que se puedan transformar en una amenaza para la estabilidad.
Cada cierto tiempo se abre el festival del patrioterismo esquizofrénico donde ambas burguesías se muestran los dientes, luego de más de un siglo de subordinación disciplinada a la voracidad del capital extranjero y los designios del imperialismo norteamericano, entregando los recursos naturales de sus respectivos países, asesinando trabajadores como con el plan Cóndor, persiguiendo a los pueblos indígenas como los Mapuche o los Aymaras, y enriqueciéndose a costa del sacrificio y el sufrimiento de los trabajadores y los pueblos, mientras posan como los guardianes de la soberanía nacional.
El "Progresismo" burgués
El gobierno de Evo Morales, junto con otros de la región, como Argentina con los Kirchner y Venezuela con Chávez, es resultado de varios procesos de masas que salieron a enfrentar el modelo neoliberal en distintos países de Latinoamérica a fines del siglo XX y dieron lugar a gobiernos autodenominados “populares”, que desviaron dichos levantamientos dándoles un cauce institucional a las transformaciones políticas, sociales y económicas que se reclamaban en las calles.
De esta manera, tal y como el "Socialismo del siglo XXI" no sólo no tomó ninguna medida socialista sino que además generó una nueva burguesía nacional, la Boliburguesía, Morales ha sido el principal director de la reconstrucción de la burguesía nacional boliviana.
Recordemos que Morales encontró un camino abierto luego de la crisis boliviana en la llamada "Guerra del Gas", donde se terminó de hundir el régimen neoliberal pos dictadura. Sin embargo, eso abrió paso a una reorganización completa desde el estado en clave de modernización capitalista, basada esencialmente en los servicios (carreteras, teleféricos, satélites, etc.) que han permitido el desarrollo de una comunidad de intereses entre los representantes del modelo neoliberal y el actual populismo que actúa como director de la reconstrucción burguesa nacional, subordinando a la clase trabajadora a esos intereses, por medio de la demanda marítima que es tema sentido en Bolivia, o incluso por medio de la fuerza, como ocurrió con los enfrentamientos entre la policía y los cooperativistas mineros, o la represión a los médicos por la crisis de la salud pública en Bolivia.
La "demagogia" marítima y una alternativa de clase
Tanto en Chile como en Bolivia, el pueblo trabajador no debe dejarse adormecer por el chovinismo del momento. Los mismos que entregaron el litio, el cobre, e incluso el mar que dicen defender a las transnacionales son los que ahora buscan posar de feroces patriotas para buscar dividir a los trabajadores de ambos países y así llevar adelante sus respectivos planes nacionales de ajustes contra los intereses de los trabajadores, que ya anunció para Chile Piñera y su ministro del trabajo.
Sólo los trabajadores, los indígenas y los pobres de Chile y de Bolivia unidos en un espíritu de intransigencia radical contra sus burguesías respectivas y el imperialismo, pueden abrir el camino a una genuina solución del problema marítimo boliviano forjando la necesaria unidad económica y política de nuestros países, conquistando la liberación frente al imperialismo. En ese marco no sólo se podrían coordinar el desarrollo económico para la satisfacción de las necesidades populares, sino el disfrutar en común del mar y sus recursos.