El gobierno de México expresó su preocupación por la persistencia de la violencia en Nicaragua. Contradictoriamente, el sexenio de Peña Nieto ha dejado más de 115 mil muertos, además de miles desaparecidos y desplazados.
Martes 12 de junio de 2018
El gobierno de México, por medio de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), expresó su preocupación por la persistencia de la violencia en Nicaragua, la cual ha cobrado la vida de cerca de 140 personas.
En un comunicado, México reiteró su llamado al cese inmediato de cualquier acto de violencia, intimidación o amenaza, al tiempo que exhortó al gobierno de ese país y a todos los sectores de la sociedad nicaragüense a retomar con urgencia el “diálogo nacional” con la participación y mediación de la Conferencia Episcopal de Nicaragua.
Contradictoriamente, el Gobierno mexicano insta a cumplir las recomendaciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos del 15 de mayo del año en curso. Sin embargo, ese mismo gobierno hace oídos sordos de las mismas recomendaciones para erradicar la profunda crisis de derechos humanos en el país.
El gobierno que representa Peña Nieto, ¿está en condiciones de darse baños de pureza, pronunciándose por la situación que se vive en Nicaragua?
Pensamos que no. Su administración ha superado la cifra de muertos que alcanzó Felipe Calderón; juntos suman 234 mil 996 muertes hasta octubre de 2017.
El posicionamiento de la SRE tiende a reproducir el discurso del propio gobierno de Ortega, que pretende aparecer ante la opinión internacional como “dialoguista”, mientras en las calles los grupos de choque, paramilitares y las fuerzas represivas son los únicos causantes de las muertes, de los desaparecidos y los cientos de detenidos por ejercer el legitimo derecho a la movilización y a la protesta.
La cancillería señaló que el gobierno mexicano se mantendrá atento a los acontecimientos en Nicaragua, y “confía en la pronta instalación del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, y en su contribución al esclarecimiento de los hechos de violencia recientes, como un paso indispensable para avanzar en la consecución de la paz y la reconciliación nacional”.
Así como el pueblo nicaragüense ha cuestionado la legitimidad del gobierno de Daniel Ortega y la política represiva contra los sectores opositores, en México Peña Nieto llega al término de su sexenio con un fuerte cuestionamiento y repudio por la escalada de violencia y ataques a los derechos del conjunto de la población.
Ante la situación que enfrenta el pueblo nicaragüense, es clave impulsar la solidaridad internacional, como se viene expresando en los últimos días con jornadas de información (encabezada por la comunidad nicaragüense ha exigido el cese a la represión del gobierno orteguista) en países como Argentina, México, Bélgica, España, Londres, Dinamarca, Francia, entre otros.
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