La ministra de Hacienda, Maria Jesús Montero, sitúa este aumento comprometido con la OTAN fuera de las partidas ordinarias de los Presupuestos para facilitar a Yolanda Díaz y los socios de investidura su respaldo a las cuentas.
Jueves 15 de septiembre de 2022
El gobierno de coalición cumplirá sus compromisos alcanzados en la Cumbre de la OTAN de junio celebrada en Madrid. La primera gran subida del presupuesto militar, de cara a lograr la meta de duplicar el actual y alcanzar el 2% del PIB en 2030, se llevará a cabo en los Presupuestos de 2023. Serán, al menos, 2000 millones extras que harán pasar este porcentaje del 1 al 1,2 (por encima de los 12.000 mil millones). Se trata de un 20% más que en 2022 y el 20%, en un solo año, del objetivo de PIB exigido por EEUU y sus aliados atlantistas para finales de la década.
Para sacar adelante el proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado 2023 (PGE2023) serán necesarios los votos de todos los partidos de la coalición, lo que incluye a Podemos y al PCE, así como de socios de investidura como ERC, EH-Bildu o el BNG, entre otros. Sin embargo, el PSOE se encontraba con el escollo de que estos grupos habían manifestado su negativa a apoyar unas cuentas en las que este incremento de gasto quedará plasmado.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, del PSOE, y la de Trabajo, Yolanda Díaz de Unidas Podemos y candidata de Sumar, parecen haber encontrado la solución en un verdadero ejercicio de trilerismo político.
“¿Donde está la bolita? ¿Aquí? ¿Aquí?”: así quieren tapar el aumento de gasto militar
La maniobra anunciada ayer por el gobierno es desvincular estos 2000 millones de los capítulos del 1 al 7 de los PGE2023, que son los que están sujetos al techo de gasto de 198.221 millones aprobado por la coalición y sus socios parlamentarios antes de vacaciones.
La “bolita” en este caso pasaría a estar bajo el “vasito” de los llamados Programas Especiales de Armamento, proyectos que son parte de partidas presupuestarias especiales de los mismos PGE2023, pero quedan por fuera del techo de gasto. Una verdadera barra libre en manos del Consejo de Ministros y Ministras destinada a financiar proyectos militares en colaboración con empresas como Indra, Airbus, Navantia o Santa Bárbara.
Así pues, tanto Sánchez como Díaz cumplirán su palabra. La de incorporarse a la escalada militarista del resto de potencias imperialistas de la OTAN del primero se cumple con hechos. La de la ministra de Trabajo, cuando aseguraba que “en el techo de gasto que hemos negociado en verano, no estaba el incremento en Defensa”, se cumple con un nuevo ejercicio de funambulismo para justificar otro sapo más que tragarse.
Estos fondos se sumarían a los otros 1000 millones ya desembolsados el 5 de julio en un crédito extraordinario, también comprometido en la Cumbre de la OTAN. Estarán dedicados a la fabricación de un nuevo vehículo de combate sobre ruedas 8x8, el helicóptero NH-90, los aviones de combate EF 2000, el submarino S-80, las fragatas F-100 y los satélites Hisdesat.
La cuantía final, sin embargo, podría superar con creces los 2000 millones anunciados. Los Programas Especiales de Armamento vienen siendo desde hace décadas el principal coladero por el que se desvían miles de millones que han llegado a duplicar el presupuesto oficial del ministerio de Defensa.
Según el informe del Centre Delás d’Estudis per la Pau, solo en 2022 estos proyectos han alcanzado los 4.581 millones. Bajo los gobiernos de Pedro Sánchez desde 2018 se han desembolsado 17.390 millones en esta “caja B” del gasto militar, un tercio de todo lo gastado en estos programas desde su puesta en marcha en 1996.
Tumbemos los PGE2023: ¡Abajo los presupuestos militariastas!
Toda este ejercicio de trilerismo persigue que los PGE2023 no solo cuenten con el respaldo parlamentario, sino que no generen ningún tipo de cuestionamiento por izquierda. Yolanda Díaz, trabaja así para que el clima de apoyo pasivo a la política exterior del gobierno Sánchez siga siendo la tónica, incluyendo su apuesta atlantista y el endurecimiento brutal de las políticas migratorias. Todo, con la complicidad de una burocracia sindical que no ha criticado ni una coma de esta nueva escalada imperialista de la que su gobierno forma parte.
No se lo podemos permitir. Es necesario exigir a las organizaciones sindicales el fin de la sumisión al gobierno de coalición y que planteen un plan de lucha que incorpore tanto la defensa de los salarios carcomidos por la inflación y la crisis, como oponerse a los planes militaristas.
Es urgente que la clase trabajadora y la juventud, salgamos a las calles, paremos todo como ya empiezan a hacer muchos sectores en países como Gran Bretaña o Alemania, para pelear por demandas como la actualización automática de todos los salarios con la inflación, la nacionalización del sector eléctrico o el control de precios, así como tumbar los presupuestos militares de nuestro imperialismo.