La actual rebelión del pueblo colombiano muestra el papel de Estados imperialista como el español, que no solo se lucran con la venta de armas sino que se convierten en uno de los máximos sostenedores de la represión que se ha llevado la vida de más de 30 manifestantes
Sábado 15 de mayo de 2021 00:12
Desde hace varias semanas el pueblo colombiano viene protagonizando un autentico levantamiento contra el Gobierno de Iván Duque. Las movilizaciones se desataron tras la aprobación de una reforma tributaria que atentaba contra la capacidad adquisitiva de las clases populares.
La represión por parte del Estado colombiano no se hizo esperar y desde entonces más de treinta manifestantes han resultado asesinados por la policía y la odiada ESMAD (Escuadrón Movil Antidisturbios) y otras cientos de personas han sido heridas y mutiladas.
Esta violencia e impunidad viene garantizada por todos los Gobiernos imperialistas que apoyan a Duque, incluido el del Estado español. De esta manera gran parte del armamento y las municiones que la policía y el ejército utilizan contra la población son vendidas por empresas españolas y por el propio Gobierno.
La hipocresía de PSOE y Unidas Podemos se pone en evidencia de esta manera al condenar de manera generalizada la violencia en Colombia, mientras al mismo tiempo garantizan un suministro constante de recursos a las fuerzas represivas del Estado Colombiano. Según Amnistía Internacional, España es uno de los países que más se lucra con estas exportaciones, ascendiendo el monto total de ventas de armamento a más de 190 millones de euros en los últimos diez años.
Al mismo tiempo, el Estado español junto a los Estados Unidos ha sido uno de los grandes garantes del llamado “Plan Colombia”, piedra angular de la política imperialista no solo en Colombia sino en el conjunto de América Latina.
De esta manera a pesar de los dobles discursos del presidente Pedro Sánchez y sus socios de gobierno, el Estado español como ya sucedió en Chile es uno de los grandes sostenedores de la represión ejercida por un presidente que se enfrenta a una población levantada contra sus planes de miseria. No solo lucrando con la venta de armas, sino también con adiestramiento e instructores con los que la policía y el ejército colombiano perfeccionan su capacidad de reprimir al pueblo.
En estos últimos años en los que el régimen político colombiano se ha convertido en uno de los más autoritarios y represivos del continente, ha contado con un fuerte apoyo por parte de los distintos gobiernos españoles. El ejemplo más paradigmático ha sido el de ultra derechista Álvaro Uribe. Este ex presidente, mentor de Iván Duque, ha sido el principal arquitecto del actual orden burgués colombiano. Apoyado por bandas de paramilitares y con fuertes vínculos a carteles del narcotráfico desataron una violencia sin precedentes, incluso para los elevados parámetros colombianos. Se estima que durante su mandato se produjeron 32 mil muertos y desaparecidos por la acción del Gobierno.
Al mismo tiempo que se daba este auténtico genocidio, Uribe era recibido y agasajado por las autoridades españolas, no solo de la derecha. Incluso llegó a ser galardonado con el Premio Libertad Cortes de Cádiz. Esta cobertura y legitimidad democrática otorgada por gobiernos imperialistas como el español, favoreció la profundización del autoritarismo del Estado colombiano.
La actual rebelión del pueblo colombiano está poniendo también en entredicho ese orden semicolonial del que se benefician los capitalistas de los países imperialistas. Por eso no resulta extraño que cada vez que surgen respuestas y resistencias populares que atentan contra los intereses del imperialismo español, el Gobierno “más progresista de la historia” muestre su verdadera cara como garante de regímenes y gobiernos que masacran a sus propios pueblos.