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Red Internacional
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POLITICA. El incidente Aylwin, Boric y la falta de una política de clase

El incidente Aylwin tiene un doble objetivo: tensionar por derecha la política local, y favorecer uno de los caminos en la política restauracionista, de retroceso al capitalismo, en Cuba. Boric entró en este juego.

Nicolás Miranda Comité de Redacción

Jueves 23 de febrero de 2017

Los objetivos del incidente Aylwin y los términos del debate

En otro artículodiscutíamos los objetivos del incidente que generó Mariana Aylwin aprovechando el rechazo del Gobierno cubano al ingreso a su país.

En términos generales, al denunciar “la dictadura”, busca fortalecer la democracia para ricos, degradada y desgastada. Recordábamos, con Lenin, que no hay democracia pura, sino que de clase, burguesa y proletaria, y con Trotsky, que así como en la democracia burguesa hay regímenes (fascismo y democracia), los hay en los estados obreros (muy en general, con regímenes revolucionarios, basados en la democracia de los trabajadores, y burocráticos –este último es el caso de Cuba).

Ese objetivo general, se enlaza con otros más concretos, que los podemos resumir en: Por un lado, intentar tensionar por derecha la política en Chile en general, a la Nueva Mayoría en particular, y a la DC específicamente. Y por otro lado, en favorecer la política restauracionista, de retroceso al capitalismo, en la isla, que tiene dos caminos: uno, el de la propia burocracia (ejemplificado en los acuerdos con Obama) y que requiere un todavía mayor control y represión; el otro, el de la oposición pro-imperialista, que quiere el tránsito al capitalismo sin control de la propia burocracia restauracionista.

Por eso, los términos del debate son estratégicos, no un hecho noticioso: ¿a dónde va Cuba? ¿podrá mantener las conquistas de la revolución, o retrocederá al capitalismo?

De nuevo, frenteamplismo o leninismo

Los burgueses y sus representantes, como Mariana Aylwin, quieren lo último, los revolucionarios, lo primero. Por eso, con Trotsky, planteamos la lucha por la revolución política, una que manteniendo, y profundizando, las conquistas de la revolución, recuperando la democracia de los trabajadores, suprima el dominio burocrático. Tenemos una estrategia de clase: la revolución socialista de los trabajadores. Y allí, no es posible perderse: criticamos y combatimos la burocracia y la liquidación de la democracia directa de los trabajadores, pero no cedemos un milímetro a los ataques de la burguesía.

Por eso, en el proceso de surgimiento de una nueva izquierda en Chile, del que somos parte el Frente Amplio y el Partido de Trabajadores Revolucionarios, entre otros, se abre un debate estratégico (ver también: http://laizquierdadiario.cl/Frenteamplismo-y-leninismo-A-proposito-del-ex-Patria-y-Libertad-en-el-Frente-Amplio?id_rubrique=1201).

De un lado, el leninismo que los trotskistas continuamos. Del otro lado, el frenteamplismo, una renovación de viejas estrategias: sin delimitación de clase, rechazando la lucha por la centralidad de la clase trabajadora en la construcción de una alianza con otras capas sociales y fracciones de clase explotadas y oprimidas; que lleva a la vieja política de colaboración de clases, no necesariamente con los grandes partidos burgueses, sino con sus sombras (como el Partido Liberal, por ejemplo); que rechaza también identificarse como de izquierda, abriendo las puertas a cualquiera; que limita la lucha al anti-neoliberalismo, cerrando las puertas a la lucha anti-capitalista y por el socialismo (o dejándola para un futuro indefinido).

Esto se vio reflejado en el comentario por twitter, banal, del diputado Boric del Movimiento Autonomista, ante el incidente Aylwin. Ya que se sumó a las críticas al gobierno cubano diciendo que “me parece tan absurda la prohibición de entrada a Mariana Aylwin a Cuba, como la prohibición de entrada a Chile de la banda punk Josetxu Piperrak”. Lo trata, banalmente, como algo “absurdo”; lo reduce a un hecho noticioso, comparándolo con la prohibición de entrada de una banda punk en Chile; y así despolitizándolo, y abriendo más las puertas a la campaña burguesa de rechazo a “las dictaduras”. Tan es así, que un periodista del régimen como Matías del Río le criticó que “no es lo mismo, la prohibición a Mariana Aylwin busca impedir la acción política opositora de un grupo reprimido por una dictadura“, y Boric se limitó a responder: “En general, me parece un despropósito limitar el libre desplazamiento entre fronteras”. Cuando lo que hay no es esta discusión, sino una ofensiva reaccionaria, burguesa e imperialista.