Tras distintas declaraciones, Onyx Lorenzoni pasa de reivindicar el antidemocrático golpe institucional contra Dilma Rousseff a afirmar que Chile será uno de los primeros países en ser visitados por el ultraderechista Bolsonaro.
Lunes 22 de octubre de 2018
Sin dudas hay muchas similitudes entre Piñera y Bolsonaro.
Partiendo del hecho que el eje de su programa de gobierno reside en cómo fortalecer y hacer crecer la economía aplicando ajustes a la clase trabajadora y dejando intactas las ganancias de los empresarios y las grandes transnacionales brasileñas.
Entre las distintas declaraciones que dio el jefe de gabinete de Bolsonaro, Onyx Lorenzoni, para el diario La Tercera declaró la reivindicación el golpe institucional hecho a Dilma Rousseff -tras los distintos casos de corrupción del PT que salieron a la luz el año pasado-.
Lo anterior, Lorenzoni lo mostró haciéndolo pasar como una acción democrática y una conquista de la ciudadanía que salió a las calles.
Lo que no dice es que el impeachment no es sinónimo de democrático, ya que -después de lograr sacar a Dilma- asumió el gobierno derechista de Temer que no pasó por las urnas, impuesto anti democráticamente al pueblo brasileño.
El gobierno de Jair Bolsonaro vendría siendo la reafirmación del golpe institucional, la continuidad de los ajustes y la avanzada de una ideología conservadora que roza lo fascista, incentivando un sentido común homofóbico y racista.
¿A cuál Chile se refiere Onyx Lorenzoni cuando afirma tomarlo como ejemplo para Brasil?
Este año ha sido un año duro para el pueblo trabajador chileno. Con lo que va del año, ya van más de 3000 despidos a trabajadores y más de ocho empresas cerradas.
Lo anterior, de la mano de un plan criminalizador del pueblo mapuche y el fortalecimiento de la ley antiterrorista que permitió militarizar aún más la Araucanía. También se impulso de la ley “Aula Segura” con un discurso que criminaliza estudiantes y fortalece la represión dentro de los establecimientos educacionales.
A la vez que esto sucede, existe un gobierno que se opone, abiertamente, a las demandas de las mujeres como lo es el derecho a decidir, y se niegan a legislar sobre el derecho al aborto libre, legal, seguro y gratuito.
La salida está en la autoorganización de la clase trabajadora.
En un contexto ad portas de la segunda vuelta o ballotage donde se decidirá quien presidirá en Brasil. Así es como el factor de las urnas cobra una especial importancia en el sentido común del pueblo brasileño y quienes se oponen a Bolsonaro están llamando a votar por Haddad, del partido de Lula Da Silva y Dilma Rousseff, un hecho completamente válido.
Sin embargo, el terreno de las urnas es favorable para la derecha y los empresarios, por lo tanto el lugar más concreto que le queda a la clase trabajadora brasileña para oponerse a Bolsonaro son las calles.
Es preciso que las grandes centrales sindicales llamen a movilizaciones y paros activos en fábricas, colegios, universidades y lugares de trabajo para frenar los ajustes y oponer una gran fuerza en contra al gobierno homofóbico y racista de Bolsonaro. Lo mismo para nosotros y nosotras en Chile.