El encuentro del presidente Fernández con Lula no derivó en un anuncio concreto para financiar exportaciones brasileñas sin usar divisas, las negociaciones con el FMI para anticipar desembolsos siguen. El problema de fondo es la “falta” de dólares, la corrida cambiaria se frenó, pero el fantasma de la devaluación aún recorre estas pampas.

Mónica Arancibia @monidi12
Domingo 7 de mayo de 2023 21:42

Foto: Prensa Ministerio de Economía.
Tras semanas de furia en el mercado cambiario, el dólar blue cedió y se mantiene una relativa calma de los dólares financieros luego de una nueva restricción en su operatoria. Sin embargo, el Banco Central continúa vendiendo reservas, y la liquidación de divisas en abril a pesar del dólar agro fue menor a sus versiones anteriores (dólar soja 1 y 2).
El Gobierno continúa las negociaciones con el Fondo, Massa pretende un adelantamiento de los desembolsos. En tanto, Alberto Fernández se reunió con el presidente de Brasil, Lula da Silva, para alcanzar un acuerdo para financiar exportaciones brasileñas sin usar dólares, pero se volvió sin pacto concreto.
Luego de la publicación del Indec de la inflación de abril, que anticipan será mayor a 7%, no se puede descartar que los “mercados” promuevan una nueva corrida cambiaria ante la sangría de reservas del Central, precios que no aflojan y un “plan aguantar”, que quizás no aguante a las elecciones.
Rascar la olla de reservas
El regalo del dólar agro para las patronales agrarias no impidió que la liquidación de divisas fuera en abril un 23% menor en relación al mismo mes de 2022. Según informaron las cámaras del sector agroexportador Ciara Cec el mes pasado liquidaron U$S 2.435 millones, un monto inferior a las versiones anteriores del dólar soja, en septiembre de 2022 desembolsaron U$S 8.120 millones y en diciembre U$S 3.707 millones. Según el comunicado de las cámaras la liquidación fue afectada por la “extrema sequía” que redujo las producciones de la cosecha fina, la producción de maíz y la soja. Sin embargo, también confiesan que “la inestabilidad del mercado cambiario condiciona el normal flujo de la oferta”. Los empresarios del campo reconocen que especularon con la corrida cambiaria, el dólar agro a $300 les quedó corto y aguardan por un tipo de cambio más alto. ¿Liquidarán en mayo o seguirán esperando un salto del dólar?
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El dólar agro tampoco significó aún un incremento considerable de la recaudación de derechos de exportación, en abril cayó un 48% interanual y en relación a marzo subió 4,6%, un porcentaje por detrás de la inflación esperada en abril.
En esta situación de faltante de dólares el Gobierno busca financiar las importaciones en otras monedas para evitar usar los billetes verdes. Por este motivo, se activó el swap con China para pagar en mayo con yuanes U$S 1.040 millones correspondientes a importaciones provenientes del país asiático.
El viaje de Fernández y Massa a Brasil tuvo el mismo objetivo, pero estaban flojos de papeles. El Gobierno pretendía retomar las líneas de crédito del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil para financiar las importaciones de productos brasileños por parte de Argentina. Luego de una reunión de cuatro horas como no estaban las garantías para dicha financiación la semana próxima se volverán a reunir Massa y su par Fernando Haddad.
Las garantías que se debatieron fueron ofrecer commodities como garantía argentina a líneas de financiación a los exportadores, según publicó el diario Valor, también se conversó que Brasil reciba del Nuevo Banco de Desarrollo garantías para respaldar la línea de crédito a los exportadores.
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Las importaciones de China en el primer trimestre del año representaron el 23% del total de las compras en el exterior, y las de Brasil el 18%. Los acuerdos con ambos países serían un leve alivio para las reservas, pero el drenaje de dólares continúa para financiar el resto de las importaciones, los pagos de la deuda (privados y pública), la remisión de utilidades de las grandes empresas extranjeras y las intervenciones en el mercado de cambios que decidió Massa para frenar la corrida cambiaria.
Esperando el milagro
Por otro lado, Sergio Massa sigue su cruzada en busca de dólares con el FMI. El ministro le ruega al Fondo que anticipe alrededor de U$S 10.000 millones que son los desembolsos pautados para este año y también los U$S 3.000 millones del 2024.
Según la agencia Bloomberg, Estados Unidos, mayor accionista del Fondo, apoyaría el pedido de Argentina de acelerar los desembolsos. Lo que se dice poco es a qué costo sería esta decisión del organismo en caso de acceder. El FMI pediría anticipar todas las fechas para que el Gobierno le pague el préstamo que tomó Mauricio Macri en 2018, según publicó Alejandro Rebossio en DiarioAr. De ser así, la incógnita es cuál sería el ingreso neto de dólares para este año, la exigencia del Fondo es para evitar que sus divisas sean usadas para financiar la fuga de capitales ante nuevas corridas como ya sucedió durante el gobierno anterior y se priorice el pago de la deuda.
El Gobierno de cara a la negociación con el organismo hace los deberes, así siguió con el ajuste fiscal (los gastos corrientes bajaron 4,1% en términos reales en el primer trimestre del año, según la Oficina de Presupuesto del Congreso), subió las tasas de interés, aceleró las minidevaluaciones para acercar el dólar oficial a los precios: en marzo el dólar oficial aumentó 6%, en abril 7% y en los pocos días de mayo ya subió 2%. También se publicó un decreto que autoriza los incrementos de las tarifas del gas en todo el país que rondará entre el 25% y el 30%. Las medidas van en sintonía con lo que “recomendó” el Fondo en su último staff report que pide más suba de tarifas, devaluación y reducir planes sociales. Un conjunto de medidas que empujan a la recesión y más inflación. El Estimador mensual de actividad económica (EMAE) en febrero tuvo un crecimiento de apenas 0,2% en comparación con el mismo mes del año pasado y registró una variación cercana a 0 respecto a enero en la medición desestacionalizada, según el Indec. En tanto, los analistas privados ya calculan una inflación para este año de 126,4%, según los resultados del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) elaborado por el Banco Central.
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La renegociación con el FMI solo significará postergar los problemas como suele hacer Massa, un nuevo conejo de la galera para ganar tiempo, pero el Fondo es el mismo de siempre y volverá a asfixiar al país. El exministro de Economía, Jorge Luis Remes Lenicov, y el arquitecto de la salida de la convertibilidad narra en su libro “115 días para desarmar la bomba” que en el año 2001 el respaldo financiero del organismo sirvió para prolongar la convertibilidad, pero cuando su caída era inminente el Fondo suspendió los desembolsos comprometidos para noviembre. Luego de aplicarse la devaluación de 2002 Remes Lenicov detalla las intenciones de retomar las negociaciones con el FMI, que le reprochó que ya habían implementado un programa económico “sin consultarles nada ni darles participación alguna”.
El Fondo exigía “liberación del tipo de cambio y libre movilidad de capitales sin intervención ni controles, no desdolarizar ni congelar las tarifas, abrir rápidamente el «corralito», crear un «hospital de empresas» (ndr.: la creación de un fondo estatal para absorber las deudas empresarias, capitalizar a los bancos y garantizar los depósitos de los ahorristas), no dar redescuentos a los bancos, ajuste fiscal con superávit primario durante el año, iniciar la renegociación de la deuda pública, no imponer retenciones, eliminación inmediata de las cuasimonedas provinciales y hacer las reformas estructurales comprometidas en anteriores acuerdos y nunca cumplidas (arancelamiento universitario, despedir a 500.000 empleados públicos, modificar el régimen de las obras sociales, reforma impositiva, laboral y de la de Coparticipación Federal)”. Hay recetas que se repiten en la actualidad: ajuste, devaluación y contrarreformas.
Remes señala que no pudieron acordar con el FMI y reconoce que aplicar ese planteo era “descabellado porque conducía al caos” ya que había un “malestar social imposible de manejar” en referencia a la situación social en el país tras las jornadas de diciembre de 2001 y la irrupción de las masas.
El exministro también recordó que “la Argentina fue el único caso en el mundo que no solo no recibió fondos frescos, sino que debió pagar al conjunto de los organismos internacionales U$S 4.098 millones en 2002 y U$S 2.414 millones en 2003; al FMI en el período 2002-03 se le pagaron U$S 2.174 millones”. Es decir, se destinaron millones de dólares para pagar la deuda incluso en una situación de fuerte crisis social con elevada pobreza y desocupación.
Las memorias del exministro relatan solo una parte de la historia (de terror) del Fondo con el país. ¿Por qué tenemos que repetir esta historia? No se trata de renegociar las condiciones de un acuerdo “descabellado” con el FMI, de lo que se trata es de rechazarlo.
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Mónica Arancibia
Nacida en Bs. As. en 1984. Es economista. Miembro del Partido de los Trabajadores Socialistas. Coedita la sección de Economía de La Izquierda Diario.