Luego del receso escolar, casi un millón de maestros y maestras de educación básica reanudamos labores en todo el país con el taller de capacitación sobre la “Nueva Escuela Mexicana” (NEM), el proyecto educativo de la “4a transformación”.
Jueves 22 de agosto de 2019
Como ya es costumbre, la primera jornada inició con un mensaje videograbado del Secretario de Educación del gobierno federal, Esteban Moctezuma Barragán, en el que anunció que “la educación pública en México ya se está transformando” y que la SEP tiene “una disposición totalmente abierta” a conocer de las maestras y maestros “su experiencia, sus saberes y todo lo que han vivido, porque son la fuerza del sistema educativo”.
Del dicho al hecho...
Este nuevo discurso oficial, que pretende “revalorar” y se dice dispuesto a escuchar al magisterio, evidentemente contrasta con la actitud autoritaria y la campaña para desprestigiarnos que acompañaron los ataques del gobierno anterior a la educación pública y a nuestros derechos laborales.
Sin embargo, contrario a lo que afirma alegremente el secretario, es necesario reconocer que la gran mayoría de las maestras y maestros del país no fuimos consultados ni tomados en cuenta para definir el proyecto de la “Nueva Escuela Mexicana” que las autoridades ahora nos presentan y que poco se diferencia en realidad del “Nuevo Modelo Educativo” impuesto con la reforma del sexenio anterior.
Como en su momento denunciamos desde la Agrupación Magisterial y Normalista Nuestra Clase, los foros estatales promovidos desde el año pasado por el gobierno de transición de Andrés Manuel López Obrador, ahora en funciones, ni siquiera llegaron a la Ciudad de México.
Donde sí se realizaron, fueron copados por los líderes del SNTE, funcionarios, políticos y empresarios, quienes nos impusieron su “agenda educativa”, soslayando las verdaderas propuestas y demandas de las maestras y maestros de base.
Simulación que culminó con la nueva reforma al artículo 3° constitucional, promulgada por los legisladores del MORENA y de la mayoría de los partidos en el Congreso de la Unión el 15 de mayo pasado -luego de haber sido aprobada previamente por el Senado, la Cámara de Diputados y la mayoría de los congresos estatales-, ignorando las protestas del magisterio disidente encabezado por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE).
Sólo después de esta imposición es que el presidente se dispuso a dialogar en Palacio Nacional con los representantes de la CNTE, al mismo tiempo que pactaba con los charros del SNTE -quienes se declararon el "ejército ideológico"; de la "4a transformación";- cómo avanzar con la implementación de la nueva reforma.
Parlamento cerrado a los maestros
En lo que respecta al “parlamento abierto” que mencionó el secretario en su video, las audiencias de los legisladores para escuchar las propuestas de la “sociedad civil” sobre las leyes secundarias -que nos presentaron aún sin aprobar pero prácticamente acabadas-, fueron realizadas a finales del ciclo escolar pasado, en horario de trabajo y muy lejos de las escuelas donde laboramos las maestras y maestros de base.
Esto hizo prácticamente imposible nuestra participación real y colectiva en la discusión y elaboración de dichas leyes, por lo que en éstas nuevamente primaron opiniones e intereses ajenos a los nuestros.
Ni siquiera las maestras y maestros que simpatizan con el MORENA, a pesar de su respaldo a AMLO, fueron tomados en cuenta. Como tampoco los representantes de la CNTE, quienes confiaron en la promesa que les hizo el presidente de que las leyes secundarias se iban a discutir con ellos, alimentando las expectativas de las maestras y maestros de base en la SEP, el gobierno y el antidemocrático Congreso de la Unión.
Los tres días de"audiencias"; fueron copados por los charros del SNTE, los "Maestros por México"; -afines a Elba Esther Gordillo- y los empresarios de Mexicanos Primero, quienes estuvieron de acuerdo en la propuestas que presentaron en este “parlamento -no tan- abierto”, ya que el 90% de los lugares en el mismo parecían estar exclusivamente reservados para estos aliados del Secretario de Educación. Así, las propuestas que se vertieron en dicho espacio provinieron casi en su totalidad de estas organizaciones enemigas del magisterio y de la educación pública.
Más honesto fue Esteban Moctezuma al decir que recientemente en Acapulco se reunieron las autoridades educativas con 1,300 supervisores escolares -quienes les representan comúnmente a la mayoría de las maestras y maestros una figura autoritaria y represiva-, “para ir construyendo la Nueva Escuela Mexicana”.
Así que empezamos mal si se pretende que la NEM tenga un "espíritu abierto" y sea "algo que se irá construyendo con el consenso de todos”, como afirmó el secretario. Porque al igual que en el sexenio anterior, las maestras y maestros de base seguimos siendo ignorados por las autoridades educativas.
¿Qué significa la "revalorización" del magisterio?
Llama la atención en el discurso del secretario y de los directivos de nuestras escuelas el tiempo que dedicaron para hacernos sentir "reconocidos". Más aún, entre las modificaciones que se hicieron con la nueva reforma al artículo 3o constitucional, está el reconocimiento del magisterio nacional como "agente de transformación social".
Si se piensa bien, ya no sólo seremos responsables (y responsabilizados) de impartir una educación de "excelencia" -término que sustituyó al de "calidad" de la reforma anterior, manteniendo su mismo contenido empresarial-, sino también de contribuir a atenuar mediante la educación las desigualdades, la violencia y demás padecimientos sociales.
No se toma en cuenta que las maestras y maestros no definimos la política educativa oficial (que implica un insuficiente presupuesto para el sector; planes y programas de estudio degradados; escuelas deterioradas y con población hacinada, etc.); y menos las condiciones sociales precarias y adversas que siguen padeciendo la mayoría de nuestras alumnas y alumnos, las cuales condicionan en buena medida las posibilidades del "logro educativo".
No obstante, igual que en sexenios anteriores, aunque con otras formas, las autoridades educativas siguen atribuyéndonos a las maestras y maestros prácticamente toda la responsabilidad por la mejora (o no) de la educación, mientras ésta se sigue deteriorando y poniéndose al servicio de los empresarios, por dictado de la OCDE. Cabe preguntarse, ¿a quién culparán si esto no cambia?
Carrera Magisterial 2.0
Pero entonces ¿en qué consiste en realidad la tan cacareada "revalorización" de nuestra profesión? El secretario de educación anunció que para mejorar nuestros salarios y "nivel" (¿?) se establecerá "algo mejor" que la extinta carrera magisterial "pero inspirado en ella".
No es casual que haya olvidado mencionar el miserable aumento salarial que recibimos las trabajadoras y trabajadores de la educación este año -similar al de años anteriores-, como resultado de las negociaciones de los charros del SNTE con la SEP.
Porque precisamente, en su momento, la "carrera magisterial" fue el mecanismo que permitió justificar y legitimar el rezago salarial de la mayoría de las maestras y maestros. Ya que sólo una minoría podían acceder, escalar y beneficiarse económicamente de ella, siempre y cuando cumplieran con los exámenes, cursos y demás requisitos que ésta les exigía. Lo que no todxs podían hacer por tener plaza interina, doble jornada laboral, hijos que cuidar u otras responsabilidades que no les permitían "actualizarse" fuera de su jornada laboral.
Este sistema, profundamente inequitativo y "meritocrático", pervirtió la actualización y capacitación docente al obligar a los maestros y maestras a preocuparse más por conseguir constancias y diplomas que en lograr un verdadero desarrrollo profesional.
Además, sirvió para dividir al magisterio entre maestrxs "de primera" y "de segunda", estableciendo notables diferencias salariales entre ellxs por el mismo trabajo.
Un sistema de reconocimiento salarial y de desarrollo profesional verdaderamente justo y equitativo no debería restablecer mecanismos neoliberales para la precarización laboral del magisterio, sino garantizarnos un salario base que nos alcance como mínimo para satisfacer todas las necesidades de nuestras familias, lo que hoy está lejos de cumplirse para la mayoría. Un salario actualizable automáticamente de acuerdo al aumento real en el costo de la vida, para evitar la constante pérdida de nuestro poder adquisitivo. Acompañado de tiempo, dentro de nuestro horario de trabajo (por jornada, semana, mes o año) y con remuneración, que podamos dedicar a nuestra formación continua.
Asumirnos realmente como "sujeto de transformación social" implica ir más allá de nuestras aulas; organizarnos con nuestras compañeras y compañeros en nuestras escuelas; coordinarnos con los de otras, de otras zonas, secciones y a nivel nacional; unirnos con las madres y padres de familia; así como con otras organizaciones obreras y populares, para defender nuestros derechos laborales y seguir la lucha contra la continuidad neoliberal en la educación pública que encubre el discurso de la Nueva Escuela Mexicana.