Compartimos las palabras de Pablo, joven trabajador de Zona Sur y militante del PTS.
Viernes 13 de marzo de 2015
Con el profundo dolor de que perdimos a un compañero tan valioso como Leo quería escribir unas líneas.
En el homenaje al compañero Paco de La Plata a principios de febrero, el camarada Emilio Albamonte en su intervención habla del traspaso generacional de nuestro trabajo en el movimiento obrero desde la fundación del PTS dándole un valor a los compañeros obreros de la camada fundadora; pensando esa reflexión hoy, el lugar que le corresponde a compañeros como Leo es realmente muy valioso; compañeros que se metieron en un momento difícil, en un lugar difícil, a pelear por lo que parecía imposible… por empezar, a que los explotados puedan tener voz con lo que eso implica (en un momento leí que respondiendo a la intelectualidad burguesa reaccionaria un comité de huelga del Mayo Francés planteaba que producto de los ritmos embrutecedores el obrero es de “pocas palabras” y que producto del ascenso se rompió el silencio “siempre nos negaron la palabra, pero ahora la hemos tomado, aprendimos a hablar y esto es irreversible”.)
Compañeros como Leo en su juventud pasaron por el 2001, donde la izquierda centrista no solamente era escéptica de la organización del movimiento obrero, sino que maltrataba a los obreros acarreándolos por ser desocupados con un clientelismo hostil; la generación de Leo peleó para plantear una alternativa revolucionaria, participando de medidas del movimiento desocupado, a veces con enfrentamientos con las columnas de seguridad de las corrientes populistas para ganarnos el derecho a movilizarnos junto a los más parias planteando un programa de unidad con el movimiento obrero ocupado con Zanón como bandera. Sin desmoralizarse por el reflujo del 2001 compañeros como Leo tomaron la tarea pionera de ir y entrar a las fábricas para organizarlas, pelear por los contratados, contra las persecuciones, contra los despidos, contra la burocracia, contra una multinacional enorme, cosas que resultaban inéditas para un movimiento obrero que venía con derrotas tan duras desde el golpe militar que instalo sus conquistas a lo largo de los 90; compañeros como Leo fueron parte de la enorme tarea que se dio nuestro partido para que reemerjan con moral y se reorganice una vanguardia de una clase obrera que fue derrotada durante décadas.
Como muchos compañeros, yo soy de una camada que viene del movimiento estudiantil e ingresamos a un partido que ya era parte de centros de estudiantes, con batallas, trincheras y posiciones conquistadas en el movimiento obrero. Batallas de resistencia y luchas que cargaban de mística nuestro paso hacia una militancia en un partido que se propone con sus ideas y batallas hacer la revolución; las anécdotas de Zanon, anécdotas casi de milicia, de un ejército de obreros que defendió la fábrica para arrebatársela a los explotadores, las anécdotas de los trabajadores del subte defendiéndose contra los matones de la UTA, la enorme resistencia (casi setentista) en el Astillero Rio Santiago, entre muchas otras el trabajo obrero de Zona Norte en el cual militaba Leo tuvo un gran lugar. Con ese ánimo radiante de querer conocerlo todo uno se empapa en el PTS; pero que en la rutina de la táctica uno puede perder cosas muy valiosas, generaciones militantes como la nuestra (por la juventud) comenzamos a militar donde algunas cosas pueden ser más “fáciles”, por contar “desde que llegamos” con una prensa periódica, La Izquierda Diario, diputados parlamentarios, decenas de comisiones internas, cuerpos de delegados, figuras públicas, peso superestructural; nuestra generación dio pasos revolucionarios y hemos tenido “nuestras” batallas pero aun en una década reformista como lo fueron estos años de kirchnerismo de conjunto; y a veces nos damos de forma pedante el lujo de no contemplar las batallas de las cuales está hecha nuestro partido, conformado por hombres y mujeres que realmente dieron y dan mucho. Es en estos momentos donde a uno se le impone poner en la balanza el peso y la calidad de las batallas dadas, y qué legado nos deja el compañero Leo Norniella que el mejor homenaje que podemos brindarle es poder continuar su lucha.
Leonardo Norniella PRESENTE!