Sucedió este lunes en Monte Grande, cuando el oficial llegaba a su domicilio junto a su novia, también policía, y tres jóvenes lo amenazaron. Se profundiza la doctrina: disparar, disparar y disparar.
Martes 27 de febrero de 2018 11:31
Pasaron poco más de dos meses desde que Luis Chocobar asesinó por la espalda a Juan Pablo Kukoc, de 18 años, luego de que el joven asaltara a un turista en la Boca. El accionar del policía mereció las felicitaciones del presidente, la ministra de Seguridad y otros funcionarios del Gobierno cuando se conoció el procesamiento del policía. Ese hecho, sumado a los asesinatos de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, dejó en claro cuál es la política gubernamental respecto a las fuerzas de seguridad: vía libre para asesinar.
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La “doctrina Chocobar” ha resultado en un envalentonamiento de las fuerzas de seguridad, porque saben cuentan con el aval y si es necesario el encubrimiento del Gobierno y el Estado. Así la semana pasada en Wilde la policía disparó sin más a un automóvil en el cual viajaban cuatro trabajadores de Aysa, y este lunes el oficial subayudante de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) Matías Arrúa, de 25 años, fusiló a un adolescente de 16 años que portaba un arma de plástico.
Según la versión policial, el adolescente junto a otros dos jóvenes amenazó al oficial cuando éste llegaba a su domicilio junto a su novia también policía, hurtándole efectos personales y el auto, obligándolos a bajarse del mismo. Ante lo que Arrúa ingresó al garaje de su domicilio, buscó el arma de su compañera, salió y disparó a mansalva sobre el Volkswagen Gol de su propiedad en el que se encontraban los jóvenes.
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Ocho son los proyectiles que recibió el vehículo, cuatro el cuerpo del adolescente que murió en el instante. Según determinaron los médicos, el joven presentaba cuatro heridas de arma de fuego, con orificios de entrada y salida en la costilla dorsal izquierda, brazo izquierdo, oreja izquierda y hombro derecho, los otros dos jóvenes lograron escapar de la balacera. Ni Arrúa ni su novia, ambos miembros de las fuerzas de seguridad, presentan heridas ni lesiones.
Lo sucedido es investigado por la comisaría 1ª de Esteban Echeverría, que funciona bajo las órdenes de la Unidad Funcional de Instrucción 4 descentralizada de Esteban Echeverría, a cargo del fiscal Fernando Semisa. “Escuché que gritaban ‘matá al rati! matá al rati’. Me asusté y tiré”, declaró Arrúa para justificar el fusilamiento. El caso quedó inicialmente calificado como “homicidio cometido en exceso de legítima defensa”. El titular de la UFI 2 descentralizada de Esteban Echeverría, Juan Manuel Baloira, pidió detener a Arrúa por “homicidio en exceso de legítima defensa”, aunque a última hora recuperó la libertad tras ser indagado.
Impunidad y vía libre para asesinar, es la doctrina de Cambiemos.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario