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Red Internacional
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SUPLEMENTO EL HILO ROJO. El movimiento estudiantil y el Cordobazo

La explosión de un aliado esencial del movimiento obrero en el ascenso de 1969-76. Grandes lecciones para pensar las luchas emergentes del movimiento estudiantil hoy en día.

Ivan Baigún

Ivan Baigún Trabajador judicial

Jueves 26 de mayo de 2016 16:55

Una juventud protagonista de un ascenso mundial

Para 1968, la dinámica mundial, enmarcada en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial y la estabilización político-económica, comenzaban a resquebrajarse en centros nodales del capitalismo mundial.

En los años anteriores, ya grandes procesos como la Revolución Cubana y la lucha por la liberación nacional en Argelia, y otros países africanos mostraron un despertar del tercer mundo.

Para 1968 ese despertar también se desarrollará en levantamientos de masas en centros nodales del capitalismo avanzado y el resto del mundo.

El “Mayo Francés” en 1968 se transformó en una rebelión obrero-estudiantil de referencia, donde en el marco de las invasiones francesas a Argelia, Vietnam y el comienzo de estancamiento de la política económica de los años anteriores se abrirán grandes movilizaciones y huelgas que harán dimitir al presidente Charles De Gaulle.

En Estados Unidos, corazón del capitalismo contemporáneo, las revueltas juveniles contra la guerra de Vietnam y por los derechos de la comunidad negra tendrán gran expresión en la Universidad de Berkeley (California).

En Praga (Checoslovaquia) la juventud estudiantil y el movimiento obrero también desarrollarán movilizaciones masivas contra el stalinismo y la casta política proclamando la necesidad de un “socialismo con rostro humano” y resistiendo con palos y piedras la invasión de los tanques soviéticos.

Es en ese marco que en América Latina comienza también una fase de levantamientos, entre los cuales, los más importantes fueron la rebelión estudiantil mexicana que culminó con la Masacre de Tlatelolco y en Argentina, el Cordobazo.

Cuando obreros y estudiantes hicieron historia

El Mayo del 69 argentino había irrumpido en la escena. En el Correntinazo y el Rosariazo (ver apartado) la juventud estudiantil había desarrollado un rol protagónico.

El movimiento estudiantil, con la asunción de Onganía y la “Revolución Argentina”, se colocó desde un primer momento como un actor de resistencia ante la represión (como en la “Noche de los Bastones Largos”), la intervención universitaria y el decreto 16.912 que prohibía el cogobierno y la actividad política en las facultades.

La actividad política se vuelve clandestina. Justamente, es a partir de esta clandestinidad que el movimiento estudiantil comienza a estrechar lazos con el movimiento obrero cordobés, principalmente con el sector de la CGT de los Argentinos. Los espacios de asambleas y reuniones se dan, entre otros, en la sede del sindicato gráfico. De esta manera comienza a desarrollarse el embrión de una unidad obrero-estudiantil donde lo que prevalecía era el acompañamiento mutuo en relación a sus luchas y sus demandas.

Frente a la convocatoria al paro de la CGT cordobesa para el día 29, la mayoría de los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba y la Universidad Católica darán adhesión al mismo. Ese día, desde la Ciudad Universitaria, miles de estudiantes engrosarán las ya inmensas columnas obreras, como por ejemplo la de IKARenault.

De ahí continuarán marchando hasta que, luego del asesinato de Máximo Menna, levanten barricadas junto con los trabajadores y derroten militarmente a las fuerzas policiales, que tienen que replegarse en los cuarteles, dando lugar a la semiinsurrección cordobesa.

Página 12, en una nota en conmemoración al Cordobazo relata: “A las primeras horas de la tarde, la policía sólo controla la Plaza San Martín, donde se encuentra la Jefatura. A las 17 ingresa el Ejército. Hay barricadas con banderas argentinas y algunas rojas dispersas en toda la ciudad, desde el casco céntrico hasta los barrios obreros. El Barrio Clínicas es el bastión principal de la rebelión. En las barricadas se hacen asambleas con oradores espontáneos que atacan la dictadura.”

La entrada del Ejército a la ciudad se produce, en un marco enorme de resistencia. Los estudiantes, cuando había sido el asesinato de Santiago Pampillón años atrás ya habían ocupado el barrio Clínicas. Sin embargo esta expresión de unidad obrero- estudiantil en las calles logró mantener el control de la capital cordobesa hasta la intervención de las FF.AA.

El Cordobazo expresará también a un movimiento estudiantil, no solo protagonista de levantamiento semi insurreccional junto al movimiento obrero, sino también un aliado incondicional de éste en un período de ascenso en la Argentina inaugurado en el Mayo de los “Azos” y que comprenderá hasta 1976.cuando tenga que ser aplastado a sangre y fuego por el gobierno militar genocida.

Lecciones de una gran gesta

Pensar al movimiento estudiantil es pensar un sujeto heterogéneo socialmente, sobre todo proveniente de distintos sectores medios y no de una clase social como tal.

En Argentina, jugó roles antagónicos en diferentes momentos. A partir de los ataques del peronismo a la autonomía universitaria, y cuando las clases medias rompen con éste, fue esencialmente gorila y partícipe en las calles de la Revolución Libertadora en 1955; y fue también parte de una alianza social revolucionaria en el ascenso obrero de 1969-76.

El Cordobazo y el rol del movimiento estudiantil son esenciales para pensar en función de la construcción de una fuerza social que cuestione al régimen capitalista de raíz.

Hoy, los estudiantes vuelven a las calles, como lo mostró en la inmensa marcha del 12 de mayo en defensa de la educación pública junto a los trabajadores de la educación. Profundizar ese camino, gestando una unidad con los distintos sectores en lucha, es parte de una tradición viva que los jóvenes revolucionarios queremos tomar en nuestras manos.