×
×
Red Internacional
lid bot

OPINIÓN. El mundo donde el sexo no es tabú

Reflexiones de una estudiante secundaria sobre género, sexualidad y violencia, de cara al XXXIº Encuentro Nacional de Mujeres.

Jueves 29 de septiembre de 2016 15:33

Existe un mundo hecho para mí, para nosotres, para gente como nosotres. Un mundo donde no es estricta la identidad de género ni definirse a partir del sexo biológico. Las personas ejercen su poder sobre sí mismas libremente. Nadie sufre por acoso ni por manipulación psicológica o emocional; nadie siente la necesidad de acosar ni manipular.

Las personas empiezan a aprender sobre sí mismas ni bien empiezan a tener conciencia. Se les enseñan la forma de sus cuerpos, cómo funcionan y cómo manejarlos saludable y conscientemente. Pero no se les enseñan derechos/cualidades psicológicas a partir de su piel, sexo biológico, cualidades físicas, color de pelo y ojos, fuerza física, destreza metal, posesiones materiales, color de piel, apariencia física ni clase social.

A medida que une crece, empieza a aprender sobre libertad: libertad de identidad de género, libertad de expresión de género, sexo y amor.

A nadie le da vergüenza hablar sobre menstruación, enfermedades, métodos anticonceptivos o, si fuera necesario, aborto. A nadie le da vergüenza mostrar su cuerpo, usar un pantalón corto, un escote o traje de baño. A nadie le importa una mujer amamantando en público y nadie corre peligro de violación. Más aún, de que la víctima sea culpabilizada por la ropa que usa.

No existe la hipersexualización de les niñes ni la pedofilia, sino el reconocimiento de les niñes como seres humanos y la enseñanza de sus cuerpos como organismos vivos y naturales, pero sin reprimir violentamente su natural curiosidad por sus cuerpos.

Las personas no encuentran la masturbación como objeto de burla. Todo el mundo es libre de elegir sobre sí misme. Nadie es dueñe de nadie. La mujer no es propiedad del hombre. La equidad no es necesaria; la desigualdad ni siquiera es una forma de pensar para nadie.

La moral no existe, las iglesias están destruidas. A nadie le interesa la apariencia física, sin necesidad de que esto sea una forma de asexualizar el cuerpo humano.
Ni siquiera existe el mandato social que manda a las mujeres a depilarse o que sientan vergüenza de comer. A los hombres no les interesa ser musculosos “para impresionar”. Ni siquiera los colores, los juguetes, los deportes, la ropa, los trabajos o incluso los baños tienen género.

¿Existe un mundo para mí, para nosotres, para gente como nosotres? Mientras tanto, seguiremos buscando el mundo, el mundo donde el sexo no es tabú.

Como trabajo práctico de Lengua y literatura, “El mundo donde el sexo no es tabú” es un texto escrito con el propósito de poner en palabras la llegada al final de la lucha, el objetivo logrado en un mundo donde conseguimos empezar de nuevo para hacer las cosas mejor; siempre se puede hacer las cosas un poco mejor. Está escrito únicamente a partir de mis conocimientos sobre represión y maltrato, y con mis ideas sobre cómo las personas pueden empezar el cambio desde sí mismas para poder lograr finalmente un cambio colectivo en la sociedad. Es por esto, que hago una invitación a reflexionar sobre las imposiciones dentro de la sociedad a lo largo de la historia y hasta hoy en día.

De cara al Encuentro Nacional de Mujeres, quiero concientizar sobre algunos temas vistos en la sociedad, como la identidad de género, la expresión de género, la libertad sexual y otros temas por los que se ha luchado en lo últimos años y seguimos luchando, ya que éstos, a lo largo de la historia, han sido motivo de represión, castigo, maltrato y hostigamiento psicológico, físico y emocional hacia personas de cualquier género y edad.

Antes incluso de nacer, lxs padres y madres nos ponen género, comprándonos ropa de diferentes colores, comprándonos diferentes juguetes o pensando qué es lo que nos va a gustar a partir de nuestro sexo biológico. Cuando crecemos, nos dicen qué es lo que nos tiene que gustar, qué ropa tenemos que usar o qué personas nos tienen que gustar. Crecemos pensando que hay actitudes que están bien en hombres y mal en mujeres o viceversa. Crecemos creyendo que no podemos pensar algo diferente a lo que nos dicen, que no podemos actuar como no actúan lxs demás y que cuando lleguemos a la adultez tendremos que adoptar actitudes predeterminadas. Desde muy pequeñxs, nos enseñan que tenemos partes “íntimas” que son objeto de risa o burla; no sabemos cómo funcionamos y toda curiosidad se reduce a la represión. Es por esto que llegamos a la adolescencia sin conocer del todo nuestro organismo, tratándonos de forma violenta física y emocionalmente y dejándonos maltratar porque nos enseñaron que están mal cosas que son completamente naturales, y llegamos a auto-reprimirnos por pensar y/o hacer cosas propias de un ser humano. Jamás encontramos una identidad propia porque nos mantienen ocupadxs con la identidad que nos implantaron y perdemos la capacidad de elegir por nosotrxs mismxs.

Todas estas diferencias en el género y represiones en la sexualidad, como muchísimas otras, hacen la violencia. Y la violencia, como hemos visto en los últimos años, se combate con organización y lucha, con trabajo individual y colectivo e incentivando a cambiar el pensamiento. Por este objetivo, por la pelea en pie que no va a detenerse ahora y por todas las víctimas y futuras víctimas de opresión, intentamos hacer el encuentro de mujeres cada vez más viral, para que el feminismo siga avanzando y sea una lucha cada vez más impetuosa e influyente.

Desde mi lugar de estudiante secundaria y habiendo vivido violencia de género en la escuela primaria, mi última palabra es que no me voy a callar; no me van a callar ni el gobierno, ni la Iglesia, ni el machismo que la sociedad intenta ocultar y no voy a dejar de gritarlo hasta que se escuche. No me van a callar ni van a parar la lucha que comenzó con un pensamiento, que hoy en día es una idea plantada, como una poderosa semilla latente que no para de desarrollarse y crecer a medida que nos manifestamos por estos ideales.