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Red Internacional
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Entrevista. El negocio de las ART desde adentro

La Izquierda Diario entrevistó a un encargado de trasladar a médicos y a pacientes atendidos en las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART). Esta vez desde otro lugar, reflejamos la desidia y el negocio de quienes lucran con la salud y la vida de los trabajadores.

Jueves 16 de octubre de 2014

Foto: Comunicación Popular

¿Qué trabajo realiza? ¿Qué situaciones pudo vivenciar?

Me dedico a trasladar a los pacientes atendidos en las ART. Continuamente, en el diálogo que tengo con los pasajeros, puedo advertir que existen numerosos casos de mala praxis, del servicio médico de planta que no escuchan a los pacientes, acosados por la cantidad de pacientes que tienen que atender y por cierta desidia en su labor profesional. Recuerdo un caso particular que es todo un testimonio. En una ocasión trasladé a un médico traumatólogo perteneciente a la Superintendencia de ART que se dedica a supervisar la calidad de la atención. Cada vez que regresaba luego de hacer su labor en cada centro de atención, regresaba indignado, planteando que todo era un desastre, que las ART ponían a atender casos traumatológicos a médicos no aptos para esa función porque eran médicos clínicos, laboralistas o generalistas y cometían muchos errores de diagnóstico y de tratamiento.

¿Cómo proceden las ART para tratar de desvincularse de las enfermedades de los trabajadores (“enfermedades profesionales”)?

Los casos más alarmantes son los que les ocurren a aquellos trabajadores que sufrieron traumatismos en la espalda o en las extremidades; Las ART los atienden por el golpe recibido pero en cuanto a las dolencias que manifiestan los pacientes, les plantean que sufren de una enfermedad preexistente, que puede ser hernia de disco, problemas de cervicales, y que como supuestamente es una afección que estaba anteriormente deben continuar el tratamiento en la obra social. De esa manera, pierden todo tipo de cobertura de la que obligadamente debe brindar la ART. Sin tomar en cuenta que la persona antes de sufrir el accidente estaba en perfectas condiciones, sin ningún tipo de dolencia y desempeñándose sin inconvenientes.

¿Qué respuesta hay de parte del sindicato ante esta desidia?

Lo llamativo es que ni la Obra social ni el sindicato actúan para proteger al trabajador y consienten la arbitrariedad. Una vez trasladé a un trabajador que tenía un tratamiento prolongado, para hacerse kinesiología. Esta persona caminaba con dificultad pero podía desenvolverse en forma autónoma. Cuando lo vuelvo a trasladar, un par de meses después, veo que ya no puede caminar, que anda con muletas y que debe ser acompañado por un familiar. Cuando le pregunto sobre la causa de la involución, me cuenta que la ART le niega la atención médica, los medicamentos y la kinesiología porque lo está presionando para que acepte el alta y comenzar con el trámite de jubilación por discapacidad.

¿Qué sucede con los trabajadores con años de fábrica y las enfermedades que afectan día a día más allá de la existencia o no de algún accidente laboral?

Las empresas no se interesan mucho por cumplir con muchas normas de seguridad elementales, porque en caso de que se accidente algún trabajador se lo derivan a la ART y se lavan las manos de sus consecuencias. Eso le resulta más económico que instrumentar las condiciones básicas de protección del trabajador.

Según el Estado, a través de la SRT (Superintendencia de Riesgos de Trabajo) se garantiza que las ART cumplan sus funciones, como por ejemplo denunciar los incumplimientos de los empleadores a la SRT. ¿Usted cree que las ART protegen la salud de los trabajadores?

Creo que las ART son una maquinaria constituida para liberar a los patrones de sus responsabilidades en la protección del trabajador y amasar inmensas ganancias. Las ART tienen una inmensa caja de ingreso de dinero que son los aportes que cosechan sobre todos los trabajadores del país, incluso ahora incorporando al personal de casas de familia; y, por otro lado, una cajita miserable dedicada a cubrir los gastos de la atención del puñado de trabajadores accidentados. Así, amasan incalculables fortunas a costa de la salud de los trabajadores.